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Consejo de Ash para los lectores: nunca cojan en un hospital si tienen una maldició. NUNCA.

¿Porque? Porque gracias a eso ahora se encontraba en la comisaría esperando a que alguien llegara a pagar su fianza.

"Al menos está vez no sali lastimado", pensó.

Justo en ese momento, le cayó un puñetazo directo en la cara que logro reventar su labio. Resulta que dos cholos habían comenzado una pelea al lado de él y a uno de ellos se le fue el puño que se acaba de estrellar en la cara del americano.

Pensó muy rápido.

Flashback de lo que pasó en el hospital

El menor estaba encima del mayor.

El rubio besaba con pasión el hombro de Eiji y bajo lentamente sus manos hasta que logro colarlas por debajo de la bata.

Los muslos del nipón eran suaves pero firmes. Los tocaba con timidez para hacer desear más al mayor. Pasaba sus dedos de arriba hacia abajo, con sus pulgares hacía una ligera presión mientras los movía de un lado a otro o dibujaba pequeños garabatos con sus dedos. Todos estos patrones de caricias lograban ponerle la piel de gallina a Okumura.

Las manos de Eiji fueron a parar al cuellos del oji jade para sostenerse y tirar de sus rubios cabellos cuando los electrizantes escalofríos recorrían su cuerpo hasta llegar a su entrepierna.

Ahora había una tienda de acampara entre las piernas del mayor.

Ash lo noto y siguiendo con su juguetones besos en el pezón izquierda. Paso una de sus manos por los testículos, siguiendo por toda la extensión de su miembro, hasta llegar a la cima. Bajo la gelatinosa piel del prepucio para poder apreciar mejor la punta que ya estaba bañada con líquido preseminal. Con su dedo pulgar comenzó a ejercer presión a la vez que daba pequeños movimientos circulares.

— Ahhhmm — no pudo reprimir ese gemido.

Ahora Ash le estaba dando amor a su pezón derecho el cual mordía desde la base, deslizando sus dientes hasta la puntita y comenzar otra vez. Su pecho quedaría muy irritado y lleno de marcas después de esto.

Eiji comenzaba a sentir la desesperación fluir por su cuerpo, cosa que los llevo a comenzar a mover sus caderas de una manera casi desapercibida. Un movimiento suave pero visible.

No lo tuvo que pensar ni dos veces, el entendía perfectamente las indirectas.

Quito la mano que acariciaba los muslos del nipón para llevarla a la boca de este y que chupara dos de sus dedos. Levantó la cabeza de su labor bucal en los pezones de Eiji para poder ver la lujuriosa mirada de su pareja mientras le hacia un oral a sus dedos.

El pelinegro chupaba los dedo
s del rubio de una manera seductora. Trataba de llenarlos lo mas posible con su saliva.

Cuando ya estaban lo suficiente mojados los llevo hasta la entrada de Eiji.

Ese rosado y delicado lugar estaba a Merced de sus dedos.

El ano del nipón ya estaba palpitando de tanta excitación que sin pensarlo abrió las piernas y levantó un poco su pelvis para poder darle más espacio a la mano del oji jade.

A pesar de ser la primera vez que le harían "dedos", Eiji no tenía nervios como pensó que los tendría, al contrario de eso, sentía deseó. Su lado pervertido estaba saliendo a la luz.

— Relájate y no aprietes — le dijo Ash en un susurro al oido.

Tal como pensó. Su lindo angel nipón estaba muy cerrado, tanto que meter solo la punta de su dedo le había costado algo de trabajo y Eiji no cooperaba porque apretaba más.

Afloja El Hoyo [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora