Afloja El Hoyo [TERMINADA]

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Miedo y enojo era lo que sus ojos reflejaban.

Estaba preocupado. Si, obviamente. Pero, ¿Era realmente necesario hacer aquello? No cambiaba nada con hacerse daño y mucho menos expiaba "su pecado" con esa acción, si es eso a lo quería llegar; muy al contrario, solo lo empeoraba más.

Había leído en algún enlace de facebook algo sobre las personas que se cortan. Según el artículo, decía que lo hacen para pensar en su dolor carnal y no en su dolor mental, además esto liberaba hormonas u endorfinas provocando "placer".

Pero vamos, Ash había recibido balazos y cortes más profundos que unos simples cortes superficiales.

¿Entonces porque tanto drama? Si quería lastimarse de verdad hubiera llevado algo más que un cúter, un cuchillo carnicero por ejemplo.

Estaban pasando por una situación innecesaria a los ojos de Eiji, pero había algo que el nipón pasaba por alto y es que Ash AUN ES UN ADOLESCENTE.

Puede que tenga experiencia cuando de matones y drogas sacadas del culo se tratase. Pero aún hay cosas que Ash no a experimentado. El rubio es solo una persona herida y lastimada que empezó a vivir del lado contrario de la moneda. Pasando, aprendiendo y experimentando con todo lo difícil primero y quedando con todo lo fácil al último. En pocas palabras lo difícil se hizo fácil y lo fácil difícil.

Como un tipo de autismo mal diagnosticado.

"¿Porque lo haces?"

Una pregunta que se repetía en forma de bucle en su cabeza.

¿No era obvio? Ese era su castigo por lastimar a la persona a la que más amaba. No lo merecía, no merecía nada, merecía estar muerto, merecía estar solo.

Pero una calidez recorrió su espalda y pecho.

— Si te lastimas a ti, me lastimas a mi

Ni siquiera se dió cuenta cuando paso, pero se aferraba al cuerpo de Eiji y hundía su cabeza en el pecho de este.

El nipón trataba de consolarlo lo mejor posible pero no sabía muy bien como, puesto que nunca había tratado con una situación igual, incluso por un momento cruzo por su mente un "creo que lidiar con un secuestro sería mucho más fácil que ésto".

Así que hizo lo único que a su escasa imaginación se le ocurrió. Besarlo.

Su rostro estaba envuelto en lágrimas y sus ojos irritados no dejaban apreciar la intensidad que esas esmeraldas le ofrecían, que lo devoraban sin pudor alguno.

El rubio estaba tan sumiso y el pelinegro pudo sentirlo por la forma tan cohibida en la que la lengua del americano pasaba por sus labios.

Ash temblaba en lo brazos de Eiji y se sentía aún más vulnerable y pequeño por ese echo. Era el quien debía cuidar a Ei-chan no al revés.

Se separaron, se vieron un momento y por necesidad volvieron a unirse.

Esta vez el beso era un poco más rápido, sus lenguas se tocaban con confianza reconociendo el terreno ya establecido y sus cuerpos se unieron un poco más de lo que ya estaban.

El calor era agradable. Eiji tenía ganas de bajar al infierno.