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Esta vez el doctor no les dijo mucho, solo les dió la información necesaria sobre el estado de Eiji, incluso fue amable y salió a toda prisa de la habitación dejando solos a ambos.

Inmediatamente el rubio se sentó a la orilla de la cama junto al nipón y le dió una mirada de "tenemos que hablar". El pelinegro pensó que iba a regañarlo por andar aceptando "dulces" de las maliciosas garras de Yut-lung.

— Ash... Perdón, es que Yut-lung uso su labia para convencerme de aceptar su... Estampa rara de colores. ¡Te juro que no sabía que era! — su tono estaba a la defensiva.

Pero fue todo lo contrario, el rubio lo atrapó en un sofocante abrazó.

— No importa quien te dió esa mierda, me importa que estés bien

La expresión del nipón se suavizó y correspondió el abrazo que no mucho duro porque el americano lo rompió para darle un cursi poquito en los labios.

— Necesito contarte algo — el rostro del oji jade era serio.

— Adelanté, te escucho

Aslan se acomodo mejor en su lugar y tomo una de las manos de su pareja para jugar con sus dedos para aliviar un poco los nervios.

— Verás, cuando yo era joven, tu sabes que sufría muchos tipos de "abusos" y ya estaba arto de sufrir un tipo de abuso en específico porque me hacía sentir asco de mi mismo. — le estaba dando demasiada vuelta al asunto — Entonces una vez llegó una supuesta bruja a la mansión y le pedí un hechizo de protección. Una noche realicé el ritual que ella me dió y te juro que un bulto negro se me abalanzó y no supe que más paso. A la mañana siguiente blanca me encontró y... — se estaba exasperando de solo recordar todo, porque ni siquiera el terminaba de asimilar todo — El punto es que tengo una maldición que me impide tener sexo con cualquiera y para romperla necesitamos llegar al final y ya podremos ser como conejos en celo — dijo imaginando las miles de cosas que intentaría con Eiji pero al ver su cara de susto se sintió un poco avergonzado de sus hormonas adolescentes — claro, si tú quieres corazón — eso lo hacía sonar menos pervertido, según el.

Un silencio incómodo reino unos segundos.

— Pffffff jajajajajaja — eran raras las veces que el nipón reía a carcajadas — jajajajaja ¿También t-t-te jaja drogaste? Jajaja — pero al ver la cara dura del rubio supo que no era ningún chiste. Rápidamente seco una de las lágrimas que se le había salido por tanto reír y trato de recuperar la compostura — ¿Es encerio? ¿Pero como es eso posible? —

— Ni yo lo sé...

Era algo demasiado surrealista pero si hubo una droga que podía controlar las mentes todo es posible en este mundo.

— Al menos hay una manera de romper la maldición

— Si... — en eso una idea surco por su cabeza — ¿Quieres tratar de romperla? — dijo con picardía.

Eiji siguiéndole el juego bajo un poco el hombro para que la floja bata del hospital dejara al desnudo uno de sus hombro, ladeando la cabeza y con un tono igual de pícaro dijo "intentemoslo".

Después de todo, ¿Que podría salir mal? De todos maneras ya estaban en el hospital.

Afloja El Hoyo [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora