Me desperté a mitad de noche al sentir el ardor de mi mano, viendo como las venas de mi brazo se habían tornado negras hasta el antebrazo. Me incorporé, quedándome sentada en mi parte de la cama, Miré a Calix, que se encontraba tumbado boca abajo al otro lado de la cama, tenía una camiseta negra de manga corta, y el edredón le cubría hasta la cintura, ocultando sus pantalones deportivos cortos. Me levanté con sumo cuidado y me adentré al baño, encendiendo la luz. Observé con miedo mi brazo; me dolía. Abrí el grifo e intenté refrescarlo, pero el ardor se intensificó.
Mi mirada dio con mi reflejo en el espejo, viendo como la oscuridad de mi brazo, se extendía por mis venas hasta mi hombro y subían por mi cuello. El miedo empezó a invadirme, hasta tal punto de que se me formó un nudo en la garganta y mis ojos me ardían por las lágrimas que evitaba derramar. A mi espalda, apareció Calix; mirándome con seriedad. Nuestros ojos se encontraron a través del reflejo, y no pude evitar que dos lágrimas recorrieran mis mejillas, haciendo que la preocupación se reflejara en sus ojos azules. Me giré, quedando frente a él.
- Vístete, saldremos en 5 minutos hacia Egeskov - Dijo antes de salir del baño.
Tomé algo de ropa de mi maleta, antes de volver a encerrarme. Me quité la camiseta del pijama, viendo que la parte superior derecha de mi cuerpo se estaba tornando negra; se extendía con mucha rapidez. Tragué con algo de dificultad, antes de vestirme y salir, viendo a Calix guardando su móvil y la tarjeta en su cazadora de cuero. Me hizo un gesto con la cabeza después de tomar las llaves del coche. Ni si quiera sabía que hora era, pero no había casi nadie por la calle y lo único que iluminaba la ciudad eran las farolas y el brillo de la luna. Hicimos medio recorrido en completo silencio, no podía parar de juguetear con mis manos.
¿ Y si ahora no había nadie ? ¿ Y si me la habían jugado ? ¿ Simplemente moriría ?
Miles de preguntas inundaban mi mente, mientras que el miedo se mezclaba con el ardor de mis venas. El sol empezaba a salir a lo lejos, haciendo que las farolas se apagaran y la luz se sustituyera por la del amanecer. Miré a Calix de reojo. Sus rasgos estaban serios, como si no pasara nada, pero en cambio, sus manos se aferraban con fuerza al volante, hasta tal punto, que sus nudillos estaban blancos y sus venas se marcaban.
Menos de media hora después, tuvimos que bajar del coche y comenzar a andar, ya que era una zona protegida. El palacio estaba rodeado por un antiguo parque, que tiene una superficie de 200.000 metros cuadrados, o al menos, es lo que me iba contando Calix de camino. Se encontraba dividido de un elevado número de jardines, lo que me sorprendió bastante; uno de ellos era el jardín de fuchsias - el más grande de Europa-, tenía numerosas especies diferentes. También, habían cuatro con laberintos de distintos tipos.
- Y ahí es donde tenemos que ir - Apuntó a lo lejos, al cabo de unos minutos, haciendo que mis ojos se dirigieran en esa dirección.
El castillo de Egeskov...
Había dos edificios distintos alargados y conectados entre sí por una pared, y al ser del siglo XV, estaba diseñado de modo que los defensores podían atacar por ambos flancos a los asaltantes desde las dos torres redondas de las esquinas. Según nos acercábamos, más me fijaba en su arquitectura. Los ladrillos eran de grandes dimensiones, comunes en los castillos medievales. Sus ventanas eran de arco rebajado o arco de medio punto, pero lo que más me sorprendió es que estaba construido sobre un pequeño lago, por lo que tuvimos que recorrer un puente de metal para acceder a la puerta principal, pero estaba cerrada.
- ¿ Llegamos tarde ? - Pregunté con miedo, pero antes de que Calix me respondiera se abrieron las puertas.
- No te separes de mí, ¿ entendido ? - Dijo antes de que atravesáramos la puerta, haciendo que se cerrara a nuestras espaldas; no nos sorprendió.
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Sin Palabras ||En Físico||
Teen FictionAgnes es una joven aparentemente común, pero se hace pasar por muda por miedo a su Don: la capacidad de ver espíritus y comunicarse con ellos, al igual que su querido abuelo. Pero esta habilidad no es un don simple, sino una responsabilidad que invo...