Uno solo

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Creo recordar que cuando era pequeña tenía miedo hasta de mi propia sombra, claro que tenía motivos para estar en alertar las veinticuatro horas del día. Tenía que ser cuidadosa a la hora de hablar o actuar con mi abuelo, asegurándome de que nadie me escuchara o se notara algo fuera de lo normal.

Hoy me observaba en el espejo y no me reconocía. Esa niña miedosa había desaparecido por completo, para sustituirla por una mujer segura de sí misma que no se dejaba atormentar por cualquiera. Por primera vez, no tenía miedo a morir ni a enfrentarme a lo que fuese que se pusiera en mi camino, pero había algo que aún me atormentaba; la muerte de un ser querido.

No quería volver a presenciar algo así de nuevo...

- Estás sangrando mucho - Dijo Calix arrodillándose a mi lado mientras observaba el corte de mi frente.

- Estoy bien - Hice una mueca de dolor al incorporarme del suelo - Al menos, nos hemos deshecho de otras tres - Observé la pared de ladrillo dónde me había lanzado una de las sombras antes de desaparecer.

- Faltan otras cincuenta y el líder - Dijo limpiándose la sangre de sus manos en su pantalón negro. Tenía un corte profundo en el pómulo y la ceja, pero no parecía haberlo notado hasta que palpó con los dedos el hilo de sangre que recorría el perfil de su rostro.

Estaba pálido, cada poco, hacia muecas de dolor y se llevaba la mano al pecho, y su equilibrio le jugaba malas pasadas. Le había preguntado en varias ocasiones si necesitaba algo o simplemente sentarse, pero me ignoraba y continuaba con el trabajo.

Dio un par de pasos, en dirección a las sombras, para seguir con nuestro propósito, pero se detuvo de golpe, quedando justo a mi lado. De pronto, posó una mano en su pecho, tomando con fuerza su camiseta e inclinándose un poco, y con su otra mano libre se la llevó a la boca; tosió en repetidas ocasiones con fuerza, hasta que la retiró, percibiendo la sangre que había expulsado. Un hilo resbaló por la comisura de sus labios hasta su mentón, antes de tambalearse y caer de rodillas.

- ¡ Calix ! - Intenté sostenerlo, pero se desplomó en el suelo - ¡ Calix ! - Lo volví a llamar, pero parecía haber perdido el conocimiento.

¿¡ Qué le estaba pasando !?

Por el pliegue de su camiseta noté como sus venas se tornaban aun más negras y se extendían hasta su rostro. Subí las mangas de su cazadora, viendo sus brazos en el mismo estado, igual que en el pecho, pero había una zona completamente negra, donde se encontraba su corazón. Tomé su rostro, notado como su piel ardía bajo mi tacto.

- No, no, no... - Me arrodillé a su lado con las manos temblorosas sin saber qué hacer.

Escuché un gruñido a mi espalda, Brock estaba a la defensiva, evitando que una sombra se acercara. Me incorporé y me apresuré a purificarla, antes de volver rápidamente hacia Calix; lo tomé de los brazos, con intención de sacarlo de allí, pero no podía con él. Al dejarlo con cuidado, se movió hacia un lado, tosiendo más sangre.

- Llévate mi colgante... - Dijo volviéndose a tumbar boca arriba con los ojos cerrados - ...,no podré protegerlo.

- Dime cómo ayudarte - Me arrodillé a su lado tomando su mano manchada de sangre.

- Solo... - Hizo una pausa - ...llévate mi colgante y protégete - Su voz sonó entrecortada. Tomé su colgante con cuidado y me lo colgué al cuello, junto al mio.

- Por favor, dime cómo puedo ayudarte - Supliqué con la voz entrecortada, pero no recibí respuesta; se había vuelto a desmayar.

Observé a las sombras sin saber qué hacer, no podía enfrentarme a ellas mientras Calix estaba indefenso en el suelo.

Sin Palabras ||En Físico||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora