Asesino

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* Imagen de Egan

Los observé en completo silencio, pasando mi mirada de uno a otro; Calix tenía una mirada fría, mientras que Egan, o así había entendido que se llamaba, lo miraba con diversión. Analicé al Desconocido, reconociendo sus ojos negros, del mismo tono que su pelo. Era el mismo chico con el que había chocado días atrás y me pareció conocerlo de algún sitio; aún sentía que lo conocía de algún lado, aunque nunca antes había visto su cara. Sus ojos dieron conmigo, haciendo que una sonrisa amplia adornara sus labios.

- Y dime... - Dijo volviendo su atención a Calix - ¿ Qué has hecho ? 

- Vete a la mierda - Ese comentario hizo que el espíritu/sombra se acercara a nosotros, haciendo que inconscientemente me agarrara al brazo de Calix con fuerza - A este juego podemos jugar los dos - Noté como la comisura de sus labios se elevaba un poco, antes de que otros dos espíritus más grandes aparecieran a nuestros laterales, evitando que se acercara.

- Contradiciendo tus palabras - Chascó la lengua - Ahora no puedes reprocharme nada... 

- No lo estoy utilizando para mi propio beneficio - Dio un paso en falso, con intención de acercarse a él, pero se detuvo y volvió a mi lado, haciendo que la risa de Egan inundara el lugar; los bellos de mi nuca se erizaron.

- Creo que me he perdido algún capítulo en esta historia... - Dijo con una sonrisa siniestra - ¿ Tú protegiendo a alguien ? - Su mirada viajó de él a mí - Oh... - Su rostro cambió, pareció conectar algunas piezas en su cabeza - No puede ser... - Frunció levemente el ceño; extrañado - ¿ Cómo es posible que puedas tocarlo ? - Inclinó levemente la cabeza. Mis ojos viajaron a mi mano, entrelazada con la de Calix. 

¿ Cuándo nos habíamos tomado de la mano ?

- ¿ Cuál de las tres has incumplido ? - Preguntó con curiosidad.

- ¿ Qué tres ? - Pregunté confundida.

- Hay tres normas - Dijo con seriedad - Tres simples normas que tienes que cumplir si quieres seguir siendo el dueño del colgante - Caminó a nuestro alrededor, pero con una distancia segura - Número 1; no actuar de forma egoísta. Eso no creo que lo hayas hecho... todavía - Dijo a nuestras espaldas - Número 2; No aferrarte a nadie. En este no estoy muy seguro, pero... - Paró a mi lado durante un segundo, antes de pararse frente a Calix de nuevo, pero esta vez a un palmo de él. Noté la presión de su mano, aunque evitaba hacerme daño; se estaba aguantando - La regla número 3 te pega ahora mismo como anillo al dedo, lo que explicaría tu castigo - Mostró su dentadura blanca, haciendo que la presión de la mano de Calix aumentara, al igual que su mandíbula; se estaba conteniendo mucho - ¿ Cuánto tiempo te queda ? Porque no creo que hayas hecho un pacto con el colgante para mantenerte con vida a cambio de espíritus ¿ no ? - Inclinó levemente la cabeza sin borrar su sonrisa.

¿ Cuánto tiempo le quedaba ?

Calix me soltó y lo tomó del cuello de la túnica, haciendo que retrocediera sorprendido, pero enseguida se recompuso y se puso serio. Calix era más alto y robusto que él, pero no parecía asustado.

- Apuesto a que me creías muerto... - Lo está provocando.

- ¿ Qué pretendes sellando la puerta ? - Preguntó cambiando de tema.

- Quiero de vuelta lo que me pertenece desde hace años - Su rostro cambió a uno frío.

- Si no la hubieras cagado, tal vez, seguirías siendo el dueño - Lo soltó con brusquedad, haciendo que retrocediera un par de pasos.

Sin Palabras ||En Físico||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora