31. Nada Que Temer

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Atención⚠️: Capítulo +18

- ¿Qué pasa? - dice y yo me quedo sin saber muy bien que decir

- Estás herido, podrías hacerte daño - digo

- Estaré bien - dice e intenta volver a su labor, pero yo lo detengo

- No, espera

- ¿Estas bien? - dice y yo asiento

- Si, es solo que... - empiezo, pero no sé cómo decirlo, no soy nada abierta en estos temas.

- ¿Qué?

- Pues que yo nunca...- digo él frunce el ceño, pero enseguida parece comprender lo que quiero decir

- ¿Eres Virgen? - dice y yo asiento con un poco de vergüenza, aunque no entiendo por qué - Oye, si no estás preparada podemos dejarlo para más adelante.

- No, no es eso

- ¿Entonces?

- No se Eric, quiero hacerlo, pero me da algo de miedo - Él me sonríe y me besa.

- Te aseguro que no tienes nada que temer - dice, yo lo pienso un poco y al final asiento.

El vuelve a dejar besos humedos por mi cuello, devolviéndome esa sensación de placer, y esta vez también algo de excitation.

Eric pasa una de sus manos por debajo de mi camiseta y comienza a acariciar mi abdomen mientras me besa.

Coge el filo de mi camiseta y tira de ella hacia arriba, yo le ayudo a sacarla levantando mis brazos, Eric la lanza en cualquier dirección y sigue con lo suyo, dejando besos en mi mandíbula y cuello.

Sigue su línea de besos hasta el valle de mis senos, los cuales aún están cubiertos por mi brasier

Ay Dios, menos mal que me ha dado por ponerme esta mierda tan bonita.

Yo llevo mis manos a sus increíbles y musculosos brazos y los acarició de arriba abajo, subo mis manos hasta llegar a la parte de arriba de su espalda y en lugar de descender por sus brazos lo hago por su marcado abdomen.

El sigue dejando caricias por mi abdomen, haciendo que poco a poco el miedo y las inseguridades desaparezcan, dejando en su lugar el placer y la excitation como únicas sensaciones.

Cada una de las caricias y besos que Eric deja sobre mí cuerpo me hacen sentirme más y más excitada, hasta tal punto que aparece la necesidad de tenerlo dentro de mi cuanto antes.

Eric sube su mano desde mi abdomen hasta uno de mis senos, el cual masajea, causando en mi un placer inexplicable y deseando que acabe con esta tortura de roces placenteros y vaya al lío de una vez.

Él vuelve a besarme con desesperación y al separarse sigue dejando besos, recorre el mismo camino de antes, hasta mis pechos, pero esta vez no se detiene ahí y avanza dejando besos por mi abdomen, hasta llegar a la parte baja de mi vientre.

Lleva las manos a la cremallera de mi pantalón y la baja suavemente, para luego hacer lo mismo con el pantalón, hasta que cae al suelo.

Me sorprende el cariño y la delicadeza con la que lo hace, ya que esas dos palabras no encajan para nada con él.

Me quedo en ropa interior y él acaricia mis muslos para después recorrer mi cuerpo con una sonrisa pícara.

Siento el calor subir y extenderse por todo mi cuerpo, solo por la forma en la que me mira.

Su mirada desprende placer, amor y... ¿Admiración?

Eso me incita a cogerlo del cuello y acercarlo a mi para besarlo con todo.

¿Crees que te tengo miedo?©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora