•Capítulo 3•

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MARATÓN INICIAL 3/3

MIA MCQUEEN

Pongo mi mano en su pecho empujándolo. Sus manos se posan en mis muslos apretándolos despacio ¡Boom! Le pego una bofetada que le voltea la cara y le abre los ojos, pero ríe. El imbécil ríe.

—Joder, qué guantazo, princesa.

—No te vuelvas a acercar.

Se relame los labios.

— ¿Otro guantazo si me acerco?

—Una patada en las bolas también.

Se afirma del sofá acercándose y con descaro divino me mira los senos por encima de la ropa. Y una corriente me recorre de pies a cabeza, y una vocecilla me dice que me acerque.

— ¿Pondrás en riesgo a nuestros futuros hijos? —vuelve a mirarme.

La puerta de la casa suena.

—Ni hijos, ni nada, imbécil —murmuro bajito.

Observo hacia la entrada viendo a mi papá y a Natt entrar. Aarón se levanta y ordena las cosas haciéndose el idiota como si nada hubiera sucedido.

—Dios, hija ¿Qué te paso? —pregunta papá acercándose con rapidez.

—Solo me torcí el pie al bajar del auto de Aarón y caí rasmillándome la rodilla —explico.

— ¿Pero te encuentras bien? —pregunta Natt sentándose a mi lado.

Asentí.

Me hicieron algunas preguntas y Natt me ayudo a poner el pie en alto. Me puso un poco de mantequilla en tobillo para que no me pusiera morado y me puso toallitas húmedas cambiándomelas cada algún minuto.

Después de unas horas ellos ya habían ordenado las cajas y yo estaba acá en el salón con el pie en alto, Natt y Aarón se fueron más tarde.

Mi papá me ayudo a incorporarme y me llevo a mi habitación. Mi pie ya estaba mejor por lo que me despedí de mi papá y luego me fui al baño.

Me despojé la ropa e ingresé a la ducha dejando que el agua fría me relajara. Después me lavé los dientes y cuando me sequé, me senté en mi cama viendo mi habitación casi vacía porque todo estaba en las cajas listas para mudarnos.

Suspiro. Tomo mi celular y veo que tengo un mensaje de Harry.

Papá pitufo: ¿Mañana te mudas, cierto?

Yo: Síí.

Yo: Qué triste.

Me acomodo y me recuesto en mi cama.

Papá pitufo: Si quieres mañana puedo ir a ayudarte.

Yo: ¿En serio?

Papá pitufo: Sí, dime a qué hora debo estar en tu casa.

Sonreí y salí de mi habitación yendo a la de mi papá.

—Papá —golpeé la puerta.

—Dime.

— ¿Puede venir Harry mañana para ayudarnos, por favor?

—Sí.

— ¿A qué hora?

—Como a las nueve y media.

—Ya, gracias.

Yo: A las 9.00 está bien, gracias.

Papá pitufo: Anotado.

Tenías que ser tú© [BT#1] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora