Tenías que ser tú© [BT#1] ✓

•Capítulo 12•

MARATÓN 1/3

MIA MCQUEEN

Voltee para poder verlo. Tenía su típica sonrisa y esos ojos azules característicos me estaba mirando con anhelo. Joel.

—Hola —saludé llena de energía y nervios.

—Hola —depósito un beso cerca de mis labios para luego separarse —Entonces ¿Te puedo secuestrar?

Ladeo su cabeza.

—Tengo clases —respondí haciendo una mueca.

—Pero hoy es tu cumple —alego haciendo que su labio inferior sobresaliera —Por favor, ¿Vamos? Prometo no hacer nada que tú no quieras.

Me reí inclinando mi cabeza hacia atrás.

No sabía qué hacer, quería irme con Joel, sin embargo, si lo hacía tendría que avisarle a mi padre... Aunque ya tengo dieciocho y puedo hacer lo que quiera ¿No?

— ¿En dónde está tu auto? —cuestione y note como creció su sonrisa.

—Eres increíble —dejo un beso en mi mejilla —Vamos.

Sujeto mi mano y caminamos hasta su auto un Kia Sportage negro. Subimos y él emprendió el viaje de inmediato.

— ¿A dónde vamos? —pregunte.

— ¿A dónde te gustaría ir a ti? Es tu cumpleaños y yo seré tu chófer por hoy.

Me sonríe. Pienso en todas las partes que podemos ir, pero solo se me ocurre un lugar al que amo siempre.

—La playa —le pido con una sonrisilla —La de santa Mónica, por favor.

—Pero no tienes trajes de baño.

—No importa... Traemos ropa interior —digo alzando mis cejas de manera coqueta y él suspira.

—Esto será difícil.

Le sonrío y lamo mis labios.

— ¿Por qué?

—Hay más personas allí y puede haber tíos que te queden mirando el trasero —protesta.

Inconscientemente suelto una pequeña risita.

— ¿Acaso tú me lo miras? —le pregunto con las cejas alzadas riéndome aún más haciendo que él me mire por un momento para volver a mirar hacia el frente.

—Te confieso que tienes un culo de muerte que no solo he mirado —me da una sonrisa coqueta.

Percibo como mi sangre empieza a subir a mis mejillas al recordar algunos besos que hemos compartido, que se han subido un poco de tonos con un poco de manoseo.

—Te ves tierna sonrojada —confeso y me tapé la cara.

—Ay, no — murmuré desviando mi mirada hacia la ventana. Odiaba ponerme roja.

—En veinticinco minutos más llegaremos a la playa.

Luego de menos de veinticinco minutos conversando y bromeando, llegamos a una de las mejores playas de Los Ángeles. Se encontraba con pocas personas, ya que es día de semana y se suele llenar más los fines de semana.

Estaciono en auto cerca del muelle, saque mis cuadernos de la mochila dejando lo necesario en ella y bajamos del auto.

—Tengo unas mantas en el maletero que podemos usar como toallas —dice Joel y yo asiento.

Agarra las mantas y caminamos por la arena buscando un lugar cercano al agua. A pesar de que había pocas personas, mi uniforme logro captar la mirada de unas señoras de edad.