AARON ANDERSON
Despierto al escuchar mi celular sonar, abro uno de mis ojos lentamente que dan con el techo blanco de la habitación y el celular sigue sonando, pero lo ignoro al ver a la chica que se encuentra abrazándome y especialmente desnuda.
Mía.
Su cabeza está descansando encima de mi pecho, mientras que mi brazo rodea su espalda desnuda. Su pelo se encuentra desordenado, su respiración es calmada y sus labios entre abiertos donde deja escapar su respiración.
Recuerdo perfectamente anoche, como ella estaba tan decidida y segura, su inocencia y a la vez su picardía hizo el momento más especial para mí.
En resumen, Mia McQueen si cayó entre mis garras.
¿O yo caí entre la de ellas? ¿O ambos?
Al final y al cabo era algo que pasaría tarde o temprano. No fue algo que tenía planeado, pero si ella no me hubiera dicho que se encontraba mojada, quizás no la hubiera besado y me hubiera controlado.
Sin embargo, no me arrepiento, nunca ha sido secreto que Mía me encanta y me gusta tanto que nunca se lo he dicho. No por vergüenza ni nada, pero es extraño que yo admita cuando una chica me gusta, ya que no me gusta dar falsas ilusiones, pero con ella es todo tan complicado y enredado.
Presentí como Mía empezó a moverse, cerré mis ojos con el temor que me pillara observándola. Sentí como levanto la cabeza y luego movió el brazo, al parecer se había sentado en la cama, puesto que mi brazo que rodeaba su espalda se sentía vacío.
Quería abrir los ojos, pero preferí que ella me despertara. Sin embargo, eso no ocurrió. Sentí como se levantó de la cama e hizo un sonido de dolor, abrí y cerré uno de mis ojos de manera rápida para poder verla, estaba desnuda dándome la espalda.
—Mierda —murmuro.
Realmente se estaba quejando y una parte de mí se sentía mal, sabía que era virgen y realidad me encantaba más que lo haya sido. Trate de tener el control y no ser muy brusco para que hoy no le doliera o ardiera tanto.
Soy medio ignorante al tipo de dolor que tienen las mujeres.
Finalmente, abrí los ojos, ya no me resistía, se había puesto una camisa mía del instituto que le cubrí un poco el su trasero desnudo, iba caminando hacia la puerta dando de la espalda de una manera lenta. No sabía si era por la incomodidad abajo o para no meter ruido y poder irse de mi habitación.
— ¿Arrancando? —decidí preguntar.
No quería que se fuera aún, quería que habláramos –quizás hacer más cosas– o tal vez que me grite, soy capaz de soportar sus gritos o que golpee, pero necesito que se quede. La necesito cerca.
Su cuerpo se detuvo, su espalda se enderezó mientras yo me senté en la cama aún desnudo. Creí que Mía se daría vuelta y me enfrentaría, en cambio, volvió a avanzar a la puerta. Rápidamente, me levanté de la cama y cerré la puerta antes que ella pudiera pegando mi pecho a su espalda y otras partes.
—Aarón —murmuro soltando la manilla de la puerta.
— ¿Por qué arrancas? —pregunto sacando con mi otra mano el pelo de su hombro para enterrar mi nariz ahí.
—Quiero ir a mi habitación —dice.
Ignorando sus palabras pongo ambas manos en su cintura y la doy vuelta, sus ojos van directo a mi pecho mientras los mis tratan de buscar los suyos. Pongo una de mis en su mentón obligándola a mirarme y cuando veo sus ojos lagrimosos me asusto.
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Tenías que ser tú© [BT#1] ✓
Teen Fiction(TERMINADA) #1 Bilogia Tú Ella es Mía, una chica pelinegra de ojos como polca negra. Es sarcástica, egocéntrica, fría e ingeniosa, además de ser muy terca. Todos en esta vida tenemos un enemigo, o mejor dicho una persona con la cual no nos llevamos...