Capítulo 27.

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La sonrisa volvió al rostro de Iván. Ignorando la mirada furiosa y amenazadora de Violetta, asintió con un movimiento de cabeza.
— Iván. —  Lo regañó la chica intentando no alzar demasiado la voz.
Él no hizo ningún esfuerzo en disimular la risa. — ¿Si amor? — Preguntó inocentemente.
— Ya basta, no es divertido. — Dijo Violetta con seriedad.
— ¿Es o no tu… — Odiaba tener que pronunciar aquella palabra refiriéndose a otro. — tu novio? — Aún más odiaba sentir como los celos crecían en él. Jamás habían sido más que amigos. Sí, la había besado pero eso no significaba nada, al menos parecía que así era para ella.
Violetta e Iván respondieron al unísono.
— No.
— Si.
Si bien todos habían sido testigos de su intercambio de bromas como muestra de la complicidad y confianza que compartían entre ellos, resultaba difícil saber a quién debían creerle.
— No somos novios. — Violetta habló con total seguridad. Vio la duda en el grupo frente a ella. — Iván, diles la verdad. — Ordenó impaciente.
Él hizo rodar sus ojos. — Eres una aguafiestas ¿sabías? — Dijo sin rastro alguno de enfado. Volvió su mirada al frente. — Ella dice la verdad, no es mi novia. — Admitió.
León sintió como sus músculo se relajaban y su pulso acelerado volvía a su ritmo habitual.
— Iván solo es un gran amigo, uno al que le gusta demasiado hacer bromas. — Lo acusó ya sin enojo. Le era difícil permanecer mucho tiempo enfadada con aquel chico. Todos asintieron sin saber bien que más decir. — A todo esto ¿para qué me buscabas? — Miró hacia arriba para encontrarse con su mirada.
— Cierto que además de aguafiestas eres demasiado olvidadiza. — Bromeó. — En dos días tenemos el examen y quedaste de estudiar con nosotros. — Le recordó.
— Me olvidé por completo, perdón. — Dijo apenada.
— Me di cuenta. Están esperándonos en casa de Lucas.
— ¿De qué es el examen? — Quiso saber Broduey.
Violetta vaciló antes de contestar consciente de lo que su respuesta desataría. — Antropología General. — Se limitó a contestar.
— Y como tú eres la mejor en eso, Marco necesita que le expliques varias cosas. — Le avisó.
Ludmila ignoró el comentario del chico. — ¿Porque tienes examen de antropología general?
— Básicamente porque necesitamos acreditar la materia. — Explicó Iván con obviedad.
— ¿Los hacen estudiar antropología en la academia de música? — Andrés preguntó confuso.
Violetta suspiró. — No voy a una academia de música, estudio arqueología.
— ¿Arqueología? ¿Qué pasó con la música, el canto? — Francesca la miró sin dar crédito a lo que estaba escuchando.
— Lo dejé todo. — Dijo simplemente. — Ahora debo irme, los chicos nos esperan.
— Antes debemos pasar por el supermercado. — Le anunció Iván. — David quiere tus pizzas. — Explicó al ver la confusión en el rostro de su amiga.
Camila abrió los ojos sorprendida. — ¿Tú les cocinas?
— No me digan que jamás han probado una pizza hecha por Violetta. — Habló Iván como si se trataste de un sacrilegio.
— A Olga no le gustaba que nadie se metiera en la cocina. Y deja de hacer un mundo por todo. — Le pidió.
— Disculpen que interrumpa su charla sobre las habilidades culinarias de Violetta. — Intervino Maxi. — Hasta el momento solo he escuchado nombres de chicos ¿No hay ninguna chica en su grupo? — Los cuestionó Maxi adoptando su rol de hermano sobreprotector.
— Claro porque las chicas de aquí se mueren por estar en una excavación. — Dijo Iván empleado su tono irónico. — En nuestro curso hay un total de cuatro chicas, Vilu incluida. — Explicó.
– Y algo me dice que no son de su agrado ¿no? — Dedujo Maxi.
— Digamos que si le echas accidentalmente un café a la líder del grupito no les caerás muy bien. — Explicó Violetta.
— ¿Accidentalmente? ¿Lo dices en serio? — Iván le lanzó una mirada acusadora. — Todos sabemos que nada de eso fue por accidente.
— No creo a Violetta capaz de hacer algo así. — Dijo Natalia.
Una pequeña sonrisa culposa asomó en la acusada. — En todo caso fue su culpa, nunca debió empezar algo si no estaba dispuesta a enfrentar las consecuencias. — Se excusó Violetta. — Además no puedes decirme que no era chistoso escucharla quejarse sobre lo cara y delicada que era su blusa. — Una sonrisa divertida se formó en sus labios al recordar aquel acontecimiento.
Todos los ojos se centraron en ella sin poder creer aquella anécdota. La Violetta de poco más de tres meses atrás, su amiga, la chica que ellos conocían jamás hubiera sido capaz de hacer una cosa como esa.
Cualquier duda que hubieran tenido, en ese momento se disipó. Era evidente que su amiga y la chica sentada frente a ellos no eran las mismas, no se parecían ni el modo de vestir.
— Dejando tus actos rebeldes de un lado. ¿Me estás diciendo que vas a estudiar tú sola rodeada de cuatro chicos? — El tono sobreprotector seguía presente en Maxi.
— Técnicamente no. — La respuesta de Iván hizo suspirar de alivio a Maxi. — Somos seis chicos. — La inquietud volvió al rostro del antes mencionado.
León sintió cómo su sangre comenzaba a hervir pero no dijo nada, no le encontraba sentido a hacerlo.
— No tienes de qué preocuparte, se portan muy bien conmigo. — Violetta calmó a su hermano de la vida.
— Ahora sí, debemos irnos ante que se haga más tarde y terminen por matarnos. — Violetta asintió a las palabras de su amigo.
El par de jóvenes se despidió de todos. Iván tomó la silla por detrás y comenzó a dirigirla hacia la salida.
— Recuérdame no pedirle más favores a David, de lo contrario pasaré mi vida cocinándole. — Violetta le habló a su amigo mientas se alejaban del resto.
— Maxi ¿Podríais explicarnos qué es todo esto? ¿Desde cuándo Violetta prefiere la arqueología a la música? — Lo cuestionó Natalia.
El chico se rascó la nunca, algo que solía hacer cuando estaba nervioso o incómodo. — A mí también me tomó por sorpresa, me enteré pocos minutos antes que ustedes.
— Es evidente que hace tiempo que hablas con ella ¿Y nos dices que no sabías que estudia arqueología? — León le preguntó de forma acusadora.
— Es la verdad. Me dijo que abandonó la música por completo y que ahora estudia eso. — Les contó saltándose algunos detalles.
— ¿También nos dirás que no sabías sobre sus amigos y el accidente no tan accidental con sus únicas compañeras? — Preguntó Ludmila aún sin terminar de creerlo.
— La verdad es que si, hasta hoy no tenía ni idea que su grupo consistía en puros chicos. — Aceptó.
— Ni me lo recuerdes. — Masculló León.
Maxi se forzó a no sonreír. — Tranquilo amigo, no creo que ni ninguno de ellos le interese de esa forma. — Aseguró. Aunque luego de decirlo se percató de que no tenía manera de saberlo, después de todo había mucho que su amiga le había ocultado.
Una leve sensación de desilusión oprimió el corazón de Maxi. Hasta ese momento había creído que entre él y su amiga no había mentiras, mucho menos secretos.
Si le ocultó lo de su carrera y lo sucedido con la otra chica, pensó Maxi, ¿Qué otro secreto tendría? ¿Acaso ya no confiaba lo suficiente en él? ¿La distancia finalmente había afectado su amistad?

Violetta, una historia no tan feliz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora