Sabía que las cosas tenían que cambiar, que ella debía hacerlo pero nunca pensó que sería tan complicado... A quién quería engañar, en el fondo sabía perfectamente que le costaría pero de qué serviría admitirlo. Las cosas no cambiarían, solo sería más consiente del dolor y ya tenía suficiente de eso.
No sabía cuanto tiempo más podría seguir así, los conocía tan bien como ellos a ella, lo que complicaba aún más las cosas, ya que eso significaba que no le creerían por mucho más tiempo su teatro y seguir huyendo tampoco era una opción. Mientras más escapara, más insistirían ellos y más le costaría a ella seguir forzando su sonrisa y pretender que todo estaba bien cuando era claro para todos, aunque no supieran exactamente qué, no lo estaba.
Sacudió su cabeza en un intento por alejar esos pensamientos, volvió a posicionar sus manos sobre el piano y comenzó desde cero. Cuando su cuerpo estaba cansado por tantas horas de clase y su mente por estar constantemente ocupada pensando excusas o intentando mantener una sonrisa, iba al *SUM cuando estaba vacío para tocar el hermoso piano que allí descansaba. Últimamente era lo único que realmente disfrutaba, la soledad y tocar el piano.
— Vilu — Violetta detuvo sus dedos sobre las teclas al escuchar su voz, conocía ese tono y era la primera vez desde que lo conocía que realmente lo odió. Sin mirarlo o decir una palabra, se deslizó sobre el banco para hacerle un lugar junto a ella. Luego de unos segundos en total silencio, volvió a hablar. — Vilu ¿tú… tú me… me consideras tu amigo?
Violetta lo miró sorprendida, en su cabeza ya tenía la respuesta a la pregunta que se había hecho tan rutinaria, casi obligatoria. Aquel cuestionamiento a su amistad no era lo que esperaba. —Claro que sí, eres mi mejor amigo. — Por primera vez en semanas pudo responder y sonreír con sinceridad. Su respuesta provocó una pequeña sonrisa en los labios del chico, hacía mucho tiempo que no compartían una sonrisa. — ¿Por qué preguntas?
La miró detenidamente antes de hablar, usualmente era más directo pero sabía que era necesario que fuese cauteloso. — Entonces… ¿Te puedo preguntar algo?
Ella lo miró dudosa, temía a donde se dirigía la conversación pero su pregunta inicial la seguía confundiendo. — Claro Maxi ¿qué pasa? — Tal vez era demasiado paranoica, tal vez él ya se había dado por vencido o aburrido de insistir con aquel tema.
— Dime la verdad ¿por qué estas tan rara? — Después de todo, no se había cansado y mucho menos dado por vencido con aquello. E, instintivamente, Violetta no pudo evitar tensarse ante la pregunta. No solo era que ella se negara a hablar de eso, parecía que hasta su cuerpo respondía de forma negativa ante ello.
— ¿Qué? Yo… yo no estoy rara. — Odiaba que su voz la traicionara, no importaba cuantas veces lo dijera, cuanto lo ensayara, su voz siempre temblaba.
Maxi soltó un pesado suspiro, estaba cansado. Amaba mucho a su amiga y por respeto a eso muchas veces se había detenido de insistir pero era ese mismo amor por el cual no podía seguir fingiendo que le creía y hacer de cuenta que nada ocurría cuando era evidente que algo no andaba bien. — Vamos Vilu, cuéntame. Sabes que puedes contarme cualquier cosa que te esté pasando, confía en mí. — Ella podía ver la mezcla de preocupación y suplica en los ojos de su amigo. Confiaba en él, desde el momento en que se conocieron estuvieron el uno para el otro. Amaba y confiaba en sus mejores amigas, Francesca y Camila, pero con Maxi siempre había sido diferente y le dolía ver lo que le estaba causando por su falta de confianza. Si tan solo supiera que no era por él, que aquello iba más allá de la confianza, pero no podía decirle eso, no sin decir la verdad y eso… eso sería aún peor. — ¿Vilu?
Violetta parpadeó confundida, se había vuelto a perder en sus pensamientos, algo le sucedía a menudo últimamente. — Maxi, yo… — Le costaba y dolía tanto tener que mentirle, tenía que encontrar la forma de dejar de hacerlo y solo conocía una manera. — Claro que confío en ti.
— Entonces no entiendo porque no me hablas, porque no me dices qué es lo que te sucede. — Nunca lo había escuchado ni visto así, cada parte de su cuerpo delataba su desesperación, provocando que el corazón de Violetta doliera aún más. Él solo la miraba, expectante, decidido a averiguar qué era aquello que le sucedía a su amiga — Violetta…
Pero antes de que pudiese decir algo más, ella habló. — Está bien, te voy a contar. — Las palabras salieron antes de que se diera cuenta, tomándolos a ambos por sorpresa. Nunca creyó poder contarle la verdad a alguien más, ni siquiera en ese momento estaba segura si podría hacerlo pero qué más haría, ya había hablado. Quisiera o no, aceptó que algo sucedía y ahora tenía que decir algo. — Pero debes prometerme que no lo dirás a nadie.
— Sabes que nunca lo haría. — Lo conocía, sabía que así sería pero necesitaba escucharlo de él y ganar todo el tiempo extra que fuera posible. Luego de un minuto en completo silencio, Maxi volvió a hablar. — ¿Y? ¿Qué es eso que no puedo decirle a nadie? — Violetta no habló, simplemente se limitó a mover sus ojos de un sitio a otro. La escena era tan familiar para ambos, ella tenía que contarle algo pero sus nervios no la dejaban y él intentaba relajarla con algún comentario absurdo. — No creo que vayas a revelarme un homicidio… ¿o si? — Maxi le dio un empujón juguetón. No sabía en que momento las cosas habían cambiado tanto pero al contario que las veces anteriores, Violetta no rio o devolvió el gesto, simplemente cambió su semblante a uno mucho más duro.
— Esto es serio. — No quiso sonar tan cortante pero era la única forma, sabía que si perdía el momento de valentía nunca podría contárselo. Solo tenía dos opciones; decirle la verdad o inventar algo corriendo el riesgo de perder su amistad y eso último no era una opción, podría sonar egoísta pero no quería ni podía perderlo.
— Lo siento, yo solo… no quise… — Aunque no entendía que había sucedido, se sentía estúpido por haberla molestado. Si bien él sabía que sus intenciones habían sido buenas, no se enojó por la reacción de Violetta. La conocía y por eso, si en algún momento tuvo dudas, ahora sabía que algo realmente malo estaba ocurriendo. — Solo... solo dime que sucede, comienzas a asustarme.
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Violetta, una historia no tan feliz.
Fiksi PenggemarCómo se hace para seguir cuando tu vida cambia inesperadamente en un instante, cuando te dicen que quizás nunca llegues a cumplir aquello que soñaste y por lo que luchaste tanto tiempo. ¿Cómo se puede aceptar eso y continuar como si nada? Aquellas e...