— No es nada, ya no importa. — Respondió Violetta.
Ludmila se cruzó de brazos. — Nadie se encierra a llorar por nada.
— Vilu, tú sabes que somos tus amigos y siempre podrás confiar en nosotros. — Intervino Broduey con un tono de voz más comprensivo.
— De acuerdo, les diré. — Hizo silenció buscando una excusa creíble. — Lo que sucede es que estando en la plaza vi una niña jugando con su madre y me recordó a la mía. — El nudo que se formó en su garganta al utilizar a su madre para mentir le agregó credibilidad.
— Amiga… no estés mal por eso, yo sé que tu madre, donde sea que esté, te ama y cuida de ti. — Francesca intentó animarla.
— Fran tiene razón, no debes estar mal por eso. — Agregó Natalia.
Violetta les sonrió apenada. — Gracias, perdón por preocuparlos así.
— No te disculpes, para eso están los amigos para apoyarnos no solo en los buenos momentos. — Le recordó Andrés.
— En serio gracias, los quiero mucho.
— Y nosotros a ti. — Camila la abrazó.
— ¿Saben algo?
— ¿Qué? — León la miró preocupado.
— Son los mejores amigos que alguien pudiera tener, pase lo que pase quiero que sepan que nunca podría olvidarlos y siempre los querré. Nunca olviden eso ¿si? — Las palabras de Violetta podrían ser las más conmovedoras si no hubiesen estado empañadas por su melancolía.
— ¿Por qué dices eso? ¿Sucede algo? — La preocupación volvió a aparecer en Ludmila.
— Tranquila, no pasa nada.
— Entonces por qué… — Camila comenzó a hablar pero fue interrumpida por Violetta.
— Solo prometan que nunca lo olvidarán.
— Lo prometemos. — Dijeron al unísono aún sin comprender qué le sucedía a su amiga.
— ¿Puedo pedirle un favor más? — Cuestionó con timidez.
— Cero que debemos dejar de venir cuando estás sentimental, te la pasas pidiendo favores. — Broduey bromeó para aliviar la tensión que se había formado.
— Eh, no seas malo. Es un mini favor, nada más. — Violetta se defendió con una sonrisa.
— Era un chiste, puedes pedirnos los favores que necesites.
— ¿Qué me dices de un abrazo grupal? — Dijo mientas abría los brazos.
— Abrazo grupal. — Gritaron entre risas y se abalanzaron a sus brazos abiertos.
Luego de separarse, Violetta se despidió de sus amigos y se preparó para dormir, el llanto y todas las emociones del día la habían agotado mental y físicamente.El grupo de amigos iba entrando al S.U.M envuelto en las risas cuando se encuentran con su triste director.
— ¿Le sucede algo? — Camila se acercó preocupada.
— ¿Qué hacen aquí? Hoy no hay clases ¿se olvidaron? — Su voz y ojos estaban llenos de tristeza y melancolía.
— ¿Por qué no hay clases? — Quiso saber Andrés confundido.
Pablo los miró incrédulo. — ¿De verdad no recuerdan qué fecha es hoy?
— Veintisiete de julio de dos mil veintiuno — Respondió Natalia dudosa.
— ¿Y eso qué tiene? — León miró a su director.
Pablo suspiró antes de responder. — No puedo creer que lo hayan olvidado, ni siquiera Gregorio olvidó esta fecha y ustedes, entran riéndose como si nada. La verdad me sorprende de ustedes. — Dejando aún más confundido a sus alumnos, salió de aquel lugar dejándolos solos.— ¿Te sucede algo? Pareces enojado. — Le preguntó Angie a Pablo una vez se reunió con todos. Todos los profesores y el dueño del Studio, Antonio, se habían reunido en el resto band. Sus rostros, en mayor o menor medida, reflejaban la pena que sentían, la misma que los había reunido a todos allí.
— No es enojo, es decepción. — Le confesó. — Me encontré con los chicos en el S.U.M y no recuerdan qué fecha es hoy.
— No tenéis por qué estar así, son unos chavales nada más, les cuesta asimilarlo. — Antonio intervino.
— Antonio tiene razón, a mí más que a nadie me costó aceptarlo. — Admitió Angie.
Beto, el profesor de música, le dio la razón. — Es cierto, es difícil de creer que ya haya pasado un año.
— Ya se darán cuenta, solo sales tiempo. — Gregorio terminó por aconsejarlo.
— Tal vez. — Dudó Pablo. — ¿Todos irán?
Angie asintió. — Por supuesto, solo esperemos un poco más por si los chicos vienen.Luego de varios minutos en silencio Francesca volvió a preguntar. — ¿Qué fecha dijeron que es?
— Veintisiete de julio de dos mil veintiuno. — Le recordó Broduey.
— No puede ser. — Camila ahogó un quejido.
Ludmila negó. — No es posible, no tan rápido.
León miró las expresiones angustiadas de sus amigas. — ¿Qué tienen?
— ¿Cómo pudimos olvidarnos? — La tristeza comenzó a apoderarse poco a poco de Francesca.
— Pasó muy pronto. — Confesó Natalia.
— Chicas ¿pueden explicarnos qué les sucede? — Maxi miró a sus amigas en busca de una respuesta.
— Lo que sucede es que hoy… hoy se cumple un año. — Le informó Camila invadida por el dolor.
— No puede ser que lo olvidara. — Broduey se reprochó.
León vio cómo la tristeza se iba apoderando poco a poco de cada uno de sus amigos. — ¿Alguien puede decirme qué está pasando?
— León… — Andrés apoyó su mano sobre el hombro de su amigo. — Yo te lo diré. — Se acercó al oído para susurrarle la verdad que tanto dolor les causaba.
La confusión se desvaneció de su rostro. — No, no puede ser. — Sus palabras estaban cargadas de dolor.
— Busquemos a Pablo, quizás quiera acompañarnos. — Propuso Maxi.— Creo que ya es hora. — La tristeza no abandonaba la voz de Angie ni por un segundo. Todos se pusieron de pie y comenzaron a caminar hacia la salida.
— Pablo… — Lo llamó Francesca al encontrarse con ellos fuera del reto band.
— Tranquilo chicos, a todos nos cuesta. — Se apresuró a decir al ver el pesar en sus alumnos. — Estábamos por ir ¿quieren acompañarnos? — Ninguno dijo nada, las palabras no querían salir de modo que se limitaron a asentir.Al llegar a aquel verde lugar, repleto de lápidas acompañadas por flores se encontraron con el resto de personas que habían ido para conmemorar a aquella persona tan querida por todos y caminaron en silencio hasta la tumba correspondiente.
— Aún no lo puedo creer. — Confesó Francesca mientras derramaba unas lágrimas.
Germán se arrodilló frente aquel gris y frío pedazo de mármol, recostó un ramo de rosas blancas juntó a él y prosiguió a leer su inscripción.
— Violetta Castillo, amada hija, sobrina y amiga. 2002 - 2020.
ESTÁS LEYENDO
Violetta, una historia no tan feliz.
FanfikceCómo se hace para seguir cuando tu vida cambia inesperadamente en un instante, cuando te dicen que quizás nunca llegues a cumplir aquello que soñaste y por lo que luchaste tanto tiempo. ¿Cómo se puede aceptar eso y continuar como si nada? Aquellas e...