Sin querer despedirse de aquel recuerdo, Violetta abrió los ojos lista para darle finalmente la respuesta a su madre, pero en cambio fue recibida por un par de ojos verdes. — ¿León?
Él le sonrió de inmediato. — Me alegra saber que todavía recuerdas ese día, y que fue igual de especial para ti como para ti.
— ¿Qué… qué haces aquí? — Preguntó sin lograr comprender lo que sucedía.
León tomó las manos de ella. — Ese día te pedí que no me olvidaras, ahora vengo a pedirte que no me dejes. Si me amas como me dijiste una vez, por favor prométeme que no me vas a dejar otra vez.
— Te lo prometo, León. — Dijo sin dudar. Sintió como el agarre del chico perdía fuerza y observó sus manos unidas, vio como las manos entre las suyas se desvanecían lentamente. Alzó rápidamente la cabeza para ver el rostro de León pero una intensa luz blanca la cegó.
— Despertó. — Escuchó decir a una voz femenina pero al instante supo que no se trataba de su madre.
— Vaya por el doctor. — Ordenó otra mujer.
Violetta giró lentamente la cabeza de un lado hacia otro, intentando descifrar lo que estaba ocurriendo. Vio cables conectados a sus brazos, paredes de un blanco impoluto, pudo ver la oscuridad de la noche a través de la ventana, escuchaba el pitar de una máquina. <<Un hospital>> Dedujo.
Escuchó el suave sonido de la puerta al abrir y cerrarse, y dirigió su mirada hacia ella. — Hola Violetta, soy el doctor Navarro. ¿Cómo te sientes?
Violetta le dedicó una sonrisa a modo de saludo. — Bien. — Respondió no muy convencida. — ¿Qué me pasó? — Preguntó temerosa a la respuesta.
— Los medicamentos que estás tomando te causaron una bradicardia, es decir que tu corazón latía más lento de lo normal. Me puse en contacto con tu médico en Argentina y te cambiaremos el medicamento, esto debería hacer que todo vuelva a la normalidad. — Le explicó. — De igual forma quiero que te hagas chequeos para controlarte ¿de acuerdo?
— Entonces ¿estoy bien? — Sintió como su estómago cosquilleaba.
— No tienes de qué preocuparte, digamos que solo fue un efecto secundario de las pastillas, nada que no tenga una solución. Mientras que sigas con tu tratamiento y te hagas los controles, no hay nada que te impida hacer una vida completamente normal.
Violetta se reunió de fuerzas para evitar llorar. — ¿Cuándo me puedo ir?
— Pasarás la noche en observación y si todo está bien, que es lo más seguro, mañana mismo te damos de alta. — El doctor la observó por unos segundos, conocía a la perfección la expresión en el rostro de la joven. — Hay un gran grupo allí fuera — Dijo mientras señalaba a sus espaldas. — que está muy preocupado por ti y no creo que se vayan a mover sin verte. No puedo dejar pasar a todos pero si quieres pueden pasar uno dos.
Lo pensó por un par de segundos. Realmente deseaba verlos a todos pero en especial a uno de ellos. — Me gustaría ver a Maxi y Diego. — Dijo finalmente.Cuando el hombre se acercó hacia donde ellos estaban esperando, sintieron como un escalofrío les recorrió todo el cuerpo. Había pasado mucho tiempo desde la última noticia y que él se acercara sin llamarlos como era costumbre, los hizo pensar lo peor.
— Tranquilos, Violetta está bien. — Les aseguró al ver el terror en sus rostros. — La joven acaba de despertar, se quedará en observación hasta mañana.
Todos dejaron escapar el aire que habían estado conteniendo.
— ¿Podemos verla? — Preguntó Natalia.
— Sí, pero aunque me gustaría no pueden pasar todos. Solamente pueden ingresar dos y Violetta pidió que fuesen Maxi y Diego. — Les informó. — Por favor síganme. — Dijo antes de comenzar a caminar seguido por los dos jóvenes. — Tienen un par de minutos ¿si? Debes descansar. — Le recordó a la muchacha una vez entraron en la habitación.
Después de que el hombre se retirara, Diego y Maxi se apresuraron a ir junto a su amiga y abrazarla.
— ¿Cómo estás? — Preguntó Maxi al separarse.
Violetta les dedicó una de sus mejores sonrisas. — Nunca estuve mejor. — Y no pudo evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas.
Diego tomó su mano derecha. — Eh, ¿qué te sucede? El doctor dijo que estás bien.
— Lo sé. — Dijo con la voz cargada de emoción. — Solo debo seguir con el tratamiento y controlarme. Hacía mucho tiempo que deseaba escuchar a un médico decirme que no debía preocuparme, que podía disfrutar tranquila de mi vida. — Tragó con fuerza para evitar llorar. — Hay algo que nunca le dije a nadie. Hace un tiempo que comencé a sentirme mal, tenía dolores de cabeza, mareos, me sentía cansada y muchas veces sentía como si perdiera fuerza. Sabía que algo no andaba bien pero no dije nada, tenía miedo de ir al médico y que me dijera lo que más temía. — No supo en qué momento las lágrimas habían comenzado a salir. — Y ahora… ahora me dicen que estoy bien, que todas mis pesadillas no son más que eso y siento como la presión en mi pecho desaparece. — Sin dudarlo, los dos chicos volvieron a abrazarla. — Pero no los llamé para que me vieran llorar. — Dijo secándose las lágrimas.
Maxi tomó la otra mano de Violetta y la acarició suavemente. — Tranquila, nos alegra que esas lágrimas sean de alegría.
— Los quise ver para decirles gracias. Maxi — Dirigió su mirada hacia él. — nunca dejaste de apoyarme, desde aquel día en S.U.M no hiciste más que estar a mi lado. No creo que hubiese podido afrontar todo esto sin ti. Y tú Die — Volvió la mirada hacia su amigo. — Apenas me conocías y me defendiste sin dudarlo, me ofreciste tu amistad sin dudarlo, hiciste que perdiera el miedo y volviera a caminar. Y desde el fondo de mi corazón me alegro de que volvieras con Fran, cometió un error pero sé que es una de las personas más fantásticas del mundo y ambos se aman.
Diego le sonrió. – Hablando de perdonar, Fran me dijo que las cosas entre ustedes están mejor. — Violetta asintió. — Es bueno que podamos dejar las cosas en el pasado ¿no? Como tú dijiste, todos cometemos errores.
— ¿A qué quieres llegar? — Lo observó entrecerrando los ojos.
— A León. — Dijo sin más.
— Vilu, nosotros solo queremos que tú seas feliz. — Agregó Maxi.
La joven dio un pequeño suspiro. — Lo sé, es que las cosas con él no siempre salen como espero. No importa cuánto piense o ensaye lo que le diré, por una razón u otra, todo termina sucediendo al revés.
Maxi acarició dulcemente la mano de su amigo. — ¿Entonces lo dejarás de intentar?
Violetta se encogió de hombros. — Tomé una decisión pero como les dije, las cosas nunca pasan como espero.
Luego de que sus amigos tuvieran que irse, Violetta pasó el resto de la noche pensando en la conversación que habían tenido. Quería pensar en cada palabra, en cómo las diría, intentaba imaginarse cada escenario posible y en cómo actuar en ellos. Antes de dormirse solo tuvo una idea clara, sin importar lo que sucediera ella diría lo que tenía para decir.
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Violetta, una historia no tan feliz.
Fiksi PenggemarCómo se hace para seguir cuando tu vida cambia inesperadamente en un instante, cuando te dicen que quizás nunca llegues a cumplir aquello que soñaste y por lo que luchaste tanto tiempo. ¿Cómo se puede aceptar eso y continuar como si nada? Aquellas e...