El sol se encontraba en su punto aquella mañana, sabía que iba a ponerme un poco más morenita pero a Lauren Jauregui eso no parecía molestarle demasiado, la veía disfrutar dentro del agua del raudal mientras flotaba con sus brazos extendidos y su mirada de relajación me confirmaba lo que ya veía, lo mucho que disfrutaba del momento, del silencio. Me había quedado sentada afuera porque el agua estaba demasiado fría y aunque el sol estaba patético podía disfrutar mucho más el calor que el frío a diferencia de Lauren, ella viviría en la nieve, de hecho, venía de una de las ciudades más frías, Rochester Minnesota. Ya cuando la ves puedes fijarte en eso, disfrutaba de sus camisas de mangas largas entalladas al cuerpo, siempre llevaba el cabello suelto, tenía una variedad de botas y chaquetas además de que fumaba demasiado, definitivamente era una chica de Minnesota, no encajaba para nada por lo menos con la gente de mi pueblo y eso la hacía sumamente atractiva e interesante, ya conocemos a Lauren lo suficiente, quizás no tanto como me gustaría pero de a poco puedo llegar a hacerlo, me gusta sentarme solo a observarla y darme cuenta de todas las cosas que se de ella, me gusta sentarme solo a darme cuenta de lo irremediablemente enamorada que estoy de aquella ojiverde indescifrable.
—Por lo que puedo observar, parece más divertido acosarme que disfrutar del agua directamente conmigo. —Su rasposa voz me sacó de mis pensamientos y fue cuando levanté una ceja de manera suspicaz.
—Con lo fría que está esa agua tengo el presentimiento de que el raudal está confundido, porque el sol que hace en este momento no combina para nada con la temperatura del agua. —Fue lo que le contesté escuchando su risa al final.
—¿Quieres estudiar las ciencias de la tierra o algo parecido? —Bromeó con aquella sonrisa encantadora que tenía, aquella que sabía que era su "gancho", además de que por lo que había podido observar, era el gancho de todos los Jauregui, aunque definitivamente Lauren la lucía mucho mejor.
—De hecho, —dije antes de soltar el libro que tenía dejándolo a un lado para levantarme—hay otra ciencia que me gustaría estudiar y me encantaría hacerlo a fondo. —le dije con una suave sonrisa mientras me acercaba para entrar al agua, observé sus ojos, la forma en la que me miraba no cambiaba y mis reacciones internas tampoco lo hacían.
—Alto ahí, señorita. —Puso una mano en mi abdomen cuando intenté rodearla por el cuello —Primero, tendremos unas clases de natación. —Sonrió ante mi mirada insatisfecha y me cargó por debajo del agua.
Sabía que realmente lo haríamos porque aquello la ojiverde se lo había tomado en serio, realmente quería que aprendiera a nadar y venir al raudal era una especie de ritual que había entre las dos, aprender a nadar para Lauren no era una opción, era una prioridad. De cierta manera podía decir, que la ojiverde era seria en eso, no quería que le tuviese miedo a nada y eso había funcionado literalmente en todos los aspectos de mi vida, muchos de mis miedos se habían esfumado gracias a aquella teoría que tenía ella de enseñarme a vivir la vida, Lauren tenía sus técnicas para enseñarme, muchas veces lo hacía desde mi propio miedo, ella sabía el temor que me causaba observar la profundidad, tan solo, abrir los ojos debajo del agua y era precisamente eso lo que hacía que hiciera, me decía que era yo quien le daba a las cosas la capacidad para lastimarme, que no había nada que temer, que podía hacerlo y lograba muchas cosas, aunque todavía nadar no era lo mío realmente lo estaba aprendiendo y tenía que admitir que estar en el agua se estaba convirtiendo en algo que me gustaba.
—Un minuto con cincuenta y cinco segundos Camz, eso estuvo impresionante. —Ella me felicitó con una sonrisa cuando finalmente saqué mi cabeza debajo del agua. Le sonreí, mi récord había sido solo de sesenta segundos cuando el de ella era de tres minutos con trece segundos.
Aún no la alcanzaba pero estaba mejorando, ella me enseñaba a sentirme mucho más cómoda debajo del agua cada día.
Me apegué a su cuerpo enredando mis brazos y piernas a su alrededor y recoste mi barbilla de su hombro—Debes amarla Camz, amarla y respetarla como si fuese tu hogar convencerte de que tú la respetas tanto que estás totalmente segura de que no hay peligro para ti allí, de que es tu lugar seguro. —Ella me aconsejó y yo asentí suavemente—Lo estás haciendo maravilloso niña. —Le dí una amplia sonrisa que me correspondió antes de acercarme a robarle un suave beso de sus labios.
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Heavenly Desire (camren)
RomanceEn un lugar conocido como el Edén de los nuevos tiempos había nacido Camila, a quien su familia le había enseñado a amar a Dios sobre todas las cosas. ¿Que pasa cuando conozca a Lauren Jauregui?