Me desperté con el sol en la cara, ligeramente acalorada pese a que era febrero. No tenía ni idea de la hora que era, pero como había cogido la «hora» del viaje con Jace de dormir por la tarde y despertar por la noche, me asustó tanta claridad.
Me tuve que poner el mismo vestido y los horribles zapatos planos de la noche anterior. Al final no le había dicho a Jason que necesitaba comprar ropa. La verdad es que después de que Abril me enseñase la habitación en la que podía quedarme, le había pedido dormir ya, porque de pronto estaba agotada.
Además, me sentía ligeramente decepcionada porque Jason me hubiera presentado como la mujer de otro. No lo había pensado mucho, pero me parecía que cuando alguien te llevaba a conocer a su familia... Daba igual, supuse, no había mucho más que sacar de nuestra relación. Solo teníamos una semana más... Y la íbamos a pasar como amigos.
Salí de la habitación con cierta timidez. No estaba acostumbrada a despertarme sin sirvientes que me dijeran que ropa ponerme y me avisaran de que fuese a desayunar. Sin embargo, era algo que no compartiría con Jace, porque se burlaría de que tenía esclavos o algo parecido.
Bajé para encontrarme a Abril poniendo la mesa, con ayuda de Hannah que llevaba los tenedores canturreando algo en inglés. Jason no estaba por allí y tampoco el guepardo. Sin embargo, Nick, el marido de Abril, apareció con un plato enorme repleto de tortitas.
―¡Tortitas para desayunar! ―me informó Hannah con una sonrisa enorme.
―Buenos días, Amy ―me saludó Abril―. ¿Quieres unas tortitas?
―Claro, gracias. Cuanta energía mañanera ―bromeé, un poco incómoda.
―Voy a buscarte otro plato ―me ofreció Nick, mientras Abril me señalaba una silla.
―Jason ha salido a dar de comer al guepardo ―me explicó su hermana, porque debió pillarme buscándolo con la mirada de nuevo―. Y me alegro de que por una vez haya tenido la cabeza de no hacerlo aquí...
―No es tan malo... ―le defendí.
―¿El guepardo o él? ―se rio ella, mientras su marido me ponía un plato delante y me servía tortitas.
―¿Tengo que elegir? ―bromeé un poco―. Creo que anoche no me presenté muy educadamente ―le dije a Nick.
―No te preocupes, las visitas que nos hace Jason suelen ser así de confusas ―bromeó él, tendiéndome la mano―. Soy Nick.
―Amy.
Nick repartió tortitas entre todos, y me acercaron la nata y el chocolate. Aquello era algo que tampoco había comido nunca. Aunque a mi hermana se las ponían todos los domingos, mientras yo desayunaba una manzana.
Jason entró entonces y dejó al guepardo en el suelo. El animal corrió hasta mí y apoyó su pata sana en mi pierna. Le acaricié la cabeza con suavidad, mientras me metía un trozo de tortita en la boca.
―¡Esto está buenísimo! ―les dije, sin darme cuenta apenas de mi gemidito de satisfacción.
Jason me miró un momento, luego sonrió y se fue a la cocina. El guepardo corrió tras él a la pata coja. Debía estar contento si le había alimentado. Jace volvió con un plato y cubiertos y se sirvió café y tortitas.
―¿Qué planes tienes hoy, Jason? ―preguntó su hermana.
El guepardo volvió conmigo y se tumbó a mi lado en el suelo, muy tranquilito otra vez. Jason se había zampado una tortita entera, y tragó antes de hablar.
―He visto al tío Charly, y me ha amenazado para que vayamos a comer a su casa. Por lo que he entendido van Hebe, papá y mamá. Supongo que una pajarita cotilla le has chivado que estaba por aquí ―bromeó.
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Las consecuencias de tus mentiras -PSM 3- *COMPLETA* ☑️
RomansaTodo lo que Jason ha querido siempre es cuidar de animales salvajes. Por eso cuando acabó la cerrera de veterinario silvestre cogió una mochila, llena de esperanzas e ilusiones, y se fue a África sin planes, pero con muchas ganas. Porque lo único qu...