Capítulo 27.- De cenas elegantes y consultas médicas

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―Pensé que no volvería a verte en lo que queda de semana ―bromeó Jason, dejando la hamburguesa delante de mí.

Me reí un poco, pero no respondí a su indirecta.

La noche anterior me di mucha prisa en arreglarme y estuve charlando con Lindsay de ropa antes incluso de que Jason volviera. Hebe y Damián llegaron un rato después para cenar, y pasamos una tarde noche muy agradable charlando de ropa. Jason, su primo Kevin, Damián y Nick se aburrieron de la charla al cabo de un rato, así que, tras la cena, y después de que Jace acostase a Hannah, ellos se bajaron al garaje a «jugar a las cartas», aunque según Lindsay, estarían aprovechando para beber y darle a los porros. Yo nunca había visto a Jason fumar, pero no dudaba de que ellas los conocían mejor. En cualquier caso, fue un alivio alejarme de él un rato y no tener que resistirme todo el tiempo.

De pronto parecía que Jason era mi novio o algo parecido, no dejaba de pasarme el brazo sobre los hombros, mirarme embelesado o robarme besos. Y yo no podía resistirme a él. Era casi doloroso.

Cuando nos quedamos solas, Lindsay cotilleó sobre el motivo de estar con su primo cuando se suponía que estaba comprometida con otro. Yo le repetí la historia de mi vida, pasándome las manos por el pelo para calmar un poco los nervios. Lindsay se sumó a la cruzada de sus primas para conseguir... lo que fuera que pretendían. Que Jason se diera cuenta de lo que sentía, o algo parecido. Yo sabía que, en realidad, Jason tenía muy claro lo que quería. Así que mi plan era más ambicioso, aunque no lo compartí con ellas. No podía decirles que quería llevarme a su hermano/primo a Londres, lejos de ellos otra vez.

Así que, cuando les conté lo a punto que había estado de caer ante los encantos de Jason, entre las tres organizaron un día completo para pasar juntas para el día siguiente y resistir a la tentación. Abril había tenido que ir a trabajar y Hebe a clase, así que quedé para pasar la mañana con Lindsay y me fui antes de que Jason se despertase, dejándole una nota para que supiera lo que pasaba.

Y me llevó al paraíso en la tierra. Al parecer, estaba por Madrid para una sesión de fotos de la ropa de la nueva colección de la marca Anderson. Ella antes era modelo, por lo que me había contado, pero llevaba años aprendiendo todo de su abuela y esa colección perfecta era suya.

Incluso me regaló un vestido largo, que me puse allí mismo y no me quité en todo el día. Luego fuimos a buscar a Abril y a Hebe para comer, y pasamos el resto de la tarde juntas, tomando algo en el restaurante dónde también comimos y charlamos de cosas sin importancia.

Pero Lindsay tuvo que irse de vuelta a Nueva York antes de la cena, Abril quería volver con su hija y Hebe con su marido, así que regresamos a casa, y cuando Jason me invitó a cenar, ellas me abandonaron del todo.

Así que allí estaba, con un vestido de varios miles de euros, que ni había salido anunciado aún, cenando en una hamburguesería de una cadena de restaurantes de comida rápida. Según Jason, podía ir a uno caro cuando quisiera, pero mi madre no me dejaría ir a un lugar así. Y llevaba razón, así que no me quejé mientras trataba de que el pringue del kétchup no pasase de mis dedos.

―Pienso chivarme a tu prima de que es culpa tuya como me manche el vestido ―prometí, aunque no pude evitar comerme otra patata―. Esto está muy bueno.

―Muy vegano tampoco es, ¿eh? ―me picó.

―Esta semana he decidido ser flexible, lo compensaré liberando unas vacas de un matadero cuando vuelva a... casa.

―A eso me apunto ―aseguró divertido.

―¿Qué has hecho hoy? ―curioseé.

―Llorar tu ausencia ―bromeó―. Y visitar a la familia que me quedaba por ver. Son demasiados. Le he dicho mil veces a mi padre que debería hacer unos Juegos del hambre con ellos y quedarse con los más válidos...

Las consecuencias de tus mentiras -PSM 3- *COMPLETA* ☑️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora