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Picaba furiosa las verduras, la semana había pasado volando

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Picaba furiosa las verduras, la semana había pasado volando. No había vuelto a tocar el tema sobre decirle a sus hijos que salía con Bankotsu. Y él moreno era otro problema, insistía tanto en que les dijera que ella solo ahora lo ignoraba y evitaba en el trabajo o al menos nunca estar a solas con él. 

También pensó en lo que sus hijos decían y que daban por hecho que sus padres aún se amaban. No sabía sí eso era verdad...estaba tan confundida.

Sus hijos estaban reacios a que ella estuviera en una relación, con otro hombre que no fuera su padre. Bankotsu era un niño más que por el momento ignoraba fingiendo estar molesta por su presión.
E Inuyasha...se comportaba más atento con sus hijos y hasta con ella, era más considerado y en la semana lo había visto 4 veces, demasiado considerando que antes ni lograba verlo en casi dos meses.

-¡A comer! - grito Kagome, a continuación los pasos de sus hijos apresurados se escucharon. Se sentaron frente a la mesa del comedor,  era domingo y tenía su día libre de trabajo a menos que alguien llamará del hospital en emergencia.

-¡Está tan rico! - exclamo Moroha con la boca llena - ¡Voy yo! - se puso de pie inmediatamente al escuchar el timbre de la puerta.

-Mamá...Moroha invitó a papá-  Daichi le contó en cuanto su hermana se había ido.

-¿Qué hizo qué? - jadeo indignada.

-¡Papi!  - se escucho alto desde la entrada.

-Esta niña...- masculló Kagome poniéndose de pie y ubicando otro plato en la mesa.

-Ten ¿Era tan importante que te trajera tu blusa roja? - la voz de Inuyasha se escucho desde la entrada.

-Muy importante. Ya que estás aquí entra, mamá hizo lasaña.

-¿Lasaña? - y los pasos acercándose no se hicieron de esperar - Hola.

-Hola - saludo Kagome, cinco, lo vio cinco veces en una semana- Siéntate y sírvete - señaló el plato vacio al lado de su hija.

- Hola campeón-  choco puños con su hijo tomando asiento al lado de Moroha.

El almuerzo entre ellos fue tan tranquilo y ameno, bromeaban con sus hijos y entre ellos. Reían y se ahogaban con la comida cuando lo hacían.

El timbre de la casa sonó y nadie se puso de pie, todos se miraban entre ellos.

-¿No irás?  - preguntó Kagome a su hija.

-¿No?

-Claro, si no es tu padre ni la puerta abres-  bufo Kagome levantándose mientras caminaba hacía la puerta de entrada escuchando las risas de sus hijos y su ex esposo.

-Hola preciosa.

-¿Qué haces aquí Bankotsu? -murmuro empujándolo hacía afuera y saliendo ella también cerrando un poco la puerta.

Ahora sí, Para Siempre (TAM#3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora