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-Hija, no es un desfile por favor apresúrate o no llegaremos a tiempo - Kagome hablaba desde el otro lado de la carpa pequeña

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-Hija, no es un desfile por favor apresúrate o no llegaremos a tiempo - Kagome hablaba desde el otro lado de la carpa pequeña.

Tal y como Inuyasha dijo la primera noche, vacío la carpa pequeña para Moroha para que tuviera ella comodidad y que no molestará al resto, desafortunadamente Moroha había heredado el miedo de su madre al acampar de noche por lo que Kagome tuvo que dormir con ella soportando otra noche de cachetadas y patadas de parte de su hija.

-¡Apura tonta, quiero ver como queman a ese hombre llamado Judas! - grito exasperado Daichi.

-Eh, hijo...dudo mucho que quemen a una persona de carne y hueso - Inuyasha rompió la burbuja fantasiosa de su hijo menor.

-Aguafiestas- masculló Daichi cruzándose de brazos.

-¡Listo! ¿Cómo me veo? - Moroha salió del interior de la carpa.

-Cómo si te hubiera vomitado un unicornio- Daichi le saco la lengua.

-¡Los unicornios no existen!

-¡Ya paren, nos vamos! - Kagome los separo y guió a cada uno para que se subieran a la camioneta - ¡No quiero escucharlos pelear!

-Sí mamá - murmuraron ambos sentados en el asiento trasero.

-Ah...-suspiro Kagome sentándose en el asiento de copiloto con Inuyasha a su lado de chófer.

-Tranquila mamá- susurro divertido Inuyasha encendiendo la camioneta y empezando a salir del sesto.

-Siempre tengo que ser yo la que los regañe y tú eres el papá bueno que nunca les dice nada - bufó Kagome.

-Sí los regaño, no tanto como tú...pero lo hago - se encogió de hombros.

-Y después de hacerlo le compras lo que quieren para que no sigan enojados.

-Es mi manera, tú tienes la tuya...

-Pero no es correcto, así nunca aprenderán a comportarse.

-Saben comportarse y saben respetarse y respetar. Tu eres la dura que los castigas por...

-¿¡Pueden dejar de discutir!? - desde atrás Moroha los interrumpió- Que yo recuerde nunca lo hicieron...¿Por qué ahora?

-Es cierto...-murmuro Daichi - no recuerdo escucharlos o verlos discutir...- entrecerró sus ojos dorados escaneando a sus progenitores.

-El viaje ya los está confundiendo Daichi- se burlo Moroha codeando a su hermano.

-¿Será?

Inuyasha y Kagome se callaron y solo se vieron de reojo.

No discutían desde que habían sido esposos, cuando se divorciaron no cuestionaban como cada uno seguía criando a sus hijos. Inuyasha siempre le daba regalos a los niños a pesar de que varias veces tenían mal comportamiento y en cambio Kagome los castigada quitándole sus cosas personales con las que se entretenian.

Ahora sí, Para Siempre (TAM#3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora