Honey Pie

#11

(NG):

Oliver me dejó cerca de mi casa, a unas cuantas cuadras así que tuve tiempo de fumar un poco antes de llegar, me di el tiempo de pensar qué le habrían dicho Paul y John a Baby, seguramente se le habrían insinuado ¿qué más podíamos hacer?, yo en verdad quería que notara mi interés en ella, tal vez ella ya estaba cansada de dar el primer paso, pero supongo que estaba acostumbrada porque a ella le gusta ser quien conquiste; sin embargo no podía ocultar el deseo por ser yo quien la impresionara.

Entré a mi casa, me dirigí a mi cuarto y puse un poco de música, jamás me cansaría de eso ni de tocar la guitarra, seguía pensando en Alison, quería llamarla, pero mi único acto valiente fue decirle aquello y ahí estaba nuevamente hablando solo en mi habitación, fantaseando con la idea de salir con ella, llevarla a algún lugar lindo o divertido, hablarle de mis cosas y que me contara sus deseos y sus secretos... besarla, besarnos. Me levantaba de golpe y apagaba la música, daba vueltas en mi cuarto e intentaba dejar de pensarlo tanto, no tenía sentido estar soñando tanto cuando hacía tan poco, debía aprovechar el hecho de que ella ya no quería buscar a nadie para sorprenderla y buscarla, demostrarle que está bien si se da una oportunidad de ser conquistada, pero era tan difícil, ¿cómo le dices a una chica guapa y sensual que te mueres por ser su chico?, debía darme prisa porque Paul y John tenían sus planes con ella, esto se convertiría en una guerra declarada y abierta, aunque algo me decía que por quien más debía preocuparme era por Paul, John era un imbécil que arruinaba las cosas siempre, además es el tipo de chico del que Alison está harta, así que él no era un rival que me quitara el sueño, Alison no le diría que sí a alguien que sólo quería acostarse con ella.

Después pensé en Stuart, sé que era ilógico porque siempre discutían, pero era precisamente eso lo que no me gustaba, ella pensaba más en cómo lidiar con él y qué contestarle, siempre estaba su atención puesta en él por estar lista para responder, eso podía hacerla pensar más en él, debía hacer algo al respecto, además de romperle la cara para cuando quisiera volver a herirla, sin importar la situación, yo la quería como si fuese mi chica y me llenaba de cólera que alguien la quisiera lastimar. Tenía que hablar seriamente con Stuart aunque éste me tildara de idiota iluso, me diría que pierdo mi tiempo, que ella no vale la pena y que un día me arrepentiré, tal vez eso suceda o tal vez no, pero con ella eso da totalmente igual.

Ese día había estado lleno de tanto, sobre todo desilusión, en verdad quería estar con Ringo, debía dejar ya de buscar a las personas porque cada vez que lo hacía fracasaba en el intento, me daba a pensar que los chicos se quejaban de la falta de iniciativa en las chicas y cuando encontraban a una que la tuviera se sentían rebasados por la situación.

Me costaría tal vez años de soledad, pero prefería eso a ser algo que no soy y que me desagradaba impresionantemente. Yo era sensible a mi manera, sabía bien que quería para mí, podía tener iniciativa y mi propia torpeza con ciertas cosas eran mis ratos de niña tierna; mis amigos y las personas que he querido han sabido mi manera de querer y por algo no se olvidaron de mí, quizá por eso me negaba tanto a cambiar.

Llamé a la única persona a la cual podía recurrir en momentos como este: Sofía, mi mejor amiga.

Ahora con mi cambio de casa era difícil verla, pero podíamos mandarnos cartas y llamarnos cuando hubiera una situación que debía ser platicada.

-Hola tú- saludé en cuanto contestó

-¡Hola!, no puedo creer que seas tú, ¿cuántos años deben pasar para que te dignes a llamarme?

-No llevamos ni un minuto y ya comenzaron los lloriqueos- dije riendo y ella me siguió

-Te extraño