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Respiré hondo y abrí bien aquella puerta entreabierta para descubrir a Stuart del otro lado, recargado en uno de los postes que sostenían el porche, con los pies cruzados y fumando un cigarrillo. Me quedé pasmada. Vestía un traje de doble botón y el saco era holgado como esos de finales de los '20, era color pardo y su camisa en perla hacía juego con su moño color ocre rojo, pude vislumbrar unos tirantes debajo de ese hermoso saco del mismo color del moño y llevaba los infaltables Oxford, completamente cafés (de la punta el café parecía más quemado); al igual que yo, intentó en su peinado de lado un Marcel Wave, sólo que él no lo marcó tanto.

Sus facciones lucían un poco más marcadas y deduje que también recurrió al maquillaje, en él natural obviamente; usó un poco de sombra ocre (bajo) y le dio un ligero polvoreo a su cara ahora más pálida con el propósito de dramatizar su expresión tal y como lo hacían los actores.

Cerré y me acerqué tímidamente, si lucía demasiado bien, su aroma era aún mejor; al verme sonrió y noté cierto asombro en su expresión, me miró casi fugazmente de arriba hacia abajo y viceversa.

-Déjame adivinar... Clara Bow- dijo riendo

-Tú tendrás que ayudarme...- dije riendo ya que no sabía si realmente había ido disfrazado de algún actor o músico de la época.

-Gary Cooper- Yo me reí fuertemente y él sólo soltó unas risitas

-En la vida lo habría pensado...

-No seas cruel, obviamente no me parezco a él pero quise copiarle el estilo, ¿qué piensas?

-Pienso que él era un hombre asombrosamente guapo... tú en cambio eres bonito, muy bonito- contesté aún riendo

-¿Cómo debo tomar eso?

-Olvídalo. Pero fue una buena idea copiar el estilo de Cooper, no hay nadie mejor.

-Rodolfo Valentino...

-Jamás

-Eso dices porque amas a Cooper

-Exacto- volví a reír, realmente el amor de mis amores en el cine mudo era ese hombre, Gary Cooper. – ¿Has notado ya lo gracioso de esto? Me refiero a quienes elegimos.

-Ilumíname...

-¿Estás bromeando? ¡Actuaron juntos! ¿"Children of divorce"? ¿No te suena?

-Cierto, cierto.- contestó divertido

-Además salieron, aunque él fuera un terrible infiel.

-Qué imperfectos los humanos ante ti

-Ja-ja

-Olvida eso, tengo una sorpresa para ti, no tendremos que ir en bus- decía mientras tomaba mi mano y me hacía caminar hacia la salida del patio.

-¿Cómo?

-Sorpresa- dijo mirando hacia enfrente y estacionado frente a la casa se encontraba un hermoso Trabant p50 en color crema, con asientos blancos al igual que el enorme volante; el clásico Trabant cuadrado y compacto de asientos continuos, tan defectuoso en motor y bomba de gasolina.

-¡Wow! Stuart no sabía que poseías un Trabant- me acerqué sorprendida y emocionada, pese a que fue un fiasco para sus creadores y en cierta fecha dejó de fabricarse, yo amaba ese auto.

-Es de mi abuelo, lo consiguió hace poco, trabajó mucho en él e invirtió mucho dinero también. Le cambió el motor, la bomba del combustible, los indicadores... sólo así funciona adecuadamente y ha viajado en él largas distancias, lo que sería imposible con sus piezas originales- comentó riendo y fue lo mejor que pudieron haberle hecho al auto. Él me abrió la puerta para que subiera, después subió él y condujo hasta el lugar de la fiesta...

Honey PieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora