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(NA):

Esa tarde Oliver (sin darse cuenta que no había pasado la noche en casa) me había comentado que los chicos habían planeado salir esa tarde a bailar, querían pasar una tarde de cervezas y muchas música, yo estaba indecisa, quería ir porque tenía mucho tiempo ocultándome de ellos después de cagarla con Lennon y Harrison, pero también recordaba los días sin líos pasionales, además los extrañaba.

Olvier salió a las cinco en punto de la casa con rumbo a un pub muy concurrido; en las nuevas noticias: nosotros ya no seguíamos con la banda aunque los chicos sí, John, Paul y los demás habían decidido seguir con la banda, tenían tocadas por toda la ciudad y ellos comenzaban a buscar fuera de Liverpool, tenían tanto carisma y talento que no dudaba en que consiguieran algo fuera de ésta ciudad.

A final de cuentas y dadas las seis y media decidí salir con rumbo a aquel pub que me había mencionado mi primo, fue entonces que descubrí que la tal Emma de la que me había hablado John, en efecto, era la Emma Wilde que yo conocía.

-Hey chicos- saludé acercándome a su mesa, todos me vieron sorprendidos, más George quien estaba sentado al lado de Emma con uno de sus brazos por encima de los hombros de la rubia; nuestras miradas se encontraron, yo me sentía molesta con él pero pasó rápido al recordar que había pasado una placentera noche con Lennon. Cuando Emma y yo nos miramos, ella se puso seria y yo desvié la vista, intenté fingir que me importaba poco que estuviera ahí, además Sofía y Michelle, mis verdaderas amigas, también estaban ahí.

-¡Alison!, me da tanto gusto volver a verte, Sofía me dijo que estabas muy metida en tus asuntos y que era difícil encontrarte.

-Aquí me tienes, regálame un abrazo, es demasiado lindo verte de nuevo mi pequeña Mich.- ambas nos abrazamos, era extraño estar con mis amigas. Todos me invitaron a tomar asiento, me sorprendí al ver que Paul intentaba lo suyo con Sofía, quien juraba que no sentía nada por él, aunque yo ya supiera que sí; estaba de más mencionar a Emma.

John y yo nos miramos con complicidad y nos sonreímos, de pronto Stuart (a quien había olvidado por completo) apareció al lado de Oliver, mi primo se alegró de verme ahí de nuevo, con la banda, mientras que Stuart se puso nervioso, tomó asiento a un lado mío y me saludó amablemente.

-¿A caso no piensas tomar asiento?- pregunté a mi primo

-Espero a mi cita- contestó sonriente

-¿Cómo que tú cita?- preguntamos todos

-¡Oh, ahí está!- fue por ella hasta la entrada, se trataba de Chloë Green, una de las chicas más misteriosas, cultas y deseadas de la escuela, me sorprendí bastante al ver que Oliver había logrado una cita con ella.

-Alison, me da gusto saludarte, no esperaba verte rodeada de tanta gente- decía ella al conocerme bien, yo le sonreí y me levanté para saludarla, ella me agradaba.

-Tú sabes, hay días como estos- dije un tanto despreocupada

-No sabía que ya eran amigas tú y...- miró a Emma

-Oh, no, ella sólo es una invitada de los pequeños

-Ahora entiendo- dijo con una media sonrisa, ambas procedimos a sentarnos en nuestras respectivas mesas, ya que Oliver estaría a solas con ella. Pronto todos quisieron bailar así que yo me quedé sentada ya que Sofía bailaba con Paul, George con Emma y Michelle hizo lo propio con John; Stuart y yo fuimos los únicos en quedarnos sentados, envueltos en un silencio incómodo (o algo similar), bebíamos y nos mirábamos de vez en cuando, se notaba un poco raro hasta que.

-¿Quieres bailar?- me invitó sonrojado y sin mirarme, yo parpadee rápido y me quedé un breve instante en silencio hasta que me miró.

-Claro, parece ser lo más adecuado.-contesté al ver al resto en lo suyo. Ambos nos levantamos, caminamos cohibidos hasta la pista y al detenernos nos miramos, ambos bajamos la mirada al saber que lo siguiente era el contacto físico que sólo tuvimos la ocasión en que casi nos quedamos encerrados en la capilla del cementerio. Él se acercó con cierta duda, tomó mi mano derecha y rodeó mi cintura, todo muy lentamente y con mucha delicadeza, yo sentía mis mejillas ardiendo en un rojizo intenso y procedí a corresponder la invitación al tacto; comenzamos a movernos sintiéndonos un poco tiesos e inseguros, pronto todos estarían mirándonos pero intentamos ignorar aquellos incómodos fisgoneos.

Honey PieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora