Honey Pie

#23

Dicho y hecho para el jueves de esa semana, todos nos encontramos en la casa de Paul (la que hace tiempo no visitaba) él me saludó gustoso y yo lo abracé con tanto gusto y entusiasmo, besé sus mejillas y las apreté.

-¡Enano del demonio, te extrañé tanto!- él comenzó a reírse

-La única enana aquí eres tú Alison. También te extrañé- él me despeinó aprovechando la ventaja de su estatura.

-Me alegra mucho volver a salir con ustedes y especialmente, que ustedes salgan con mis amigas, me hace feliz que hagas feliz a Sofi.

-Es lo menos que puedo hacer por una mujer tan linda y tierna como ella, Alison. Tiene la sonrisa y las ocurrencias más hermosas, me gusta que me haga reír tanto y que ella parezca satisfecha con mi compañía... me gusta sentirme así- dijo lleno, regocijante y no podía sentirme más feliz por él, siendo un chico tan encantador, merecía eso y más. Pronto saludé a Sofía quien se veía bastante contenta, después se acercó a Paul quien le dio un tierno beso y una delicada caricia en el mentón, se tomaron de la mano y esperaron junto con Oliver y conmigo a los demás. Pronto Llegó Stuart junto con John, nos saludaron a todos y acomodaron sus abrigos en la cajuela junto con las cosas de los demás; al final llegaría, casi corriendo un Harrison un poco agotado, hizo lo mismo que los dos antes mencionados y después subimos a la camioneta de Paul para pasar por Michelle y tomar camino...

Ya todos bien acomodados en esa amplia camioneta, visitamos Blackpool porque no podía faltar en un día con los amigos y las cosas yendo bastante bien. Oliver pidió conducir y yo iba sentada a un lado en el lugar del copiloto, John y Michelle iban en los asientos individuales de la parte media y en el asiento completo de la parte de hasta atrás iban Paul, Sofía, Stuart y George. Música, bebidas, bromas pesadas y muchas risas fueron el coctel de aquel camino rumbo al lugar que tenía los mejores recuerdos de aquella amistad.

Una vez ahí, desayunamos y John seguía robando los alimentos de todos, planeábamos qué hacer durante el día y al terminar pagamos; saliendo casi corrimos hacia la bahía y digo casi porque íbamos con los estómagos tan repletos de comida que era imposible moverse con destreza. Llevábamos botas altas de plástico y Lennon decía que éramos surtidores de marisquerías cuando la gente nos miraba divertida por el calzado poco convencional, pero no planeábamos ir mojados y estar así todo el día, aunque ellos al entrar un poco en la orilla del mar comenzaron a aventarse agua y John cargó a Michelle amenazando con lanzarla al agua y en cierto modo terminamos medio salpicados; posteriormente y con el estómago más repuesto, hicimos carreras en la arena y nos veíamos bastante torpes intentando correr en ese suelo pesado, George y Stuart fueron los primeros en caerse y rodar por intentar ganar, Michelle, Sofía y yo nos tomamos de las manos para aguantar lo que más pudiéramos y conseguimos así un primer, segundo y tercer lugar. Nos reíamos de ellos, llenos de arena y humillados por nuestras piernas.

Hicimos dibujos de distintos tamaños y Stuart era quien creaba las cosas más bonitas, George las más inentendibles y John las más obscenas; como mi primo llevaba su cámara se dedicó a tomarnos fotos espontáneas y también con poses muy estúpidas, otras dignas de un retrato grupal; tomó fotos al paisaje y después fue a la camioneta para guardarla, además se vería ahí con Chloë que también se nos unió.

Después de todo el escándalo y la actividad en la arena nos cambiamos el calzado, nos sacudimos la arena y optamos por ir a la feria, subimos a todos los juegos y en ningún momento nos dispersamos, John esperaba ansioso que Paul se mareara como de costumbre y quedara en vergüenza frente a Sofi, pero éste hizo un esfuerzo sobrehumano por hacer fuerte a su estómago. Luego fuimos al túnel del terror que era una viaje en lanchas y al túnel del amor, yo por maldad subí en una lancha a Stuart y a Harrison juntos y todos comenzaron a hacer burla con gritos y chiflidos "beso, beso", todos ahí pedían; Yo tuve que viajar con Oliver y Chloë incómoda de su situación idílica, y aquellas lanchas en forma de cisne se iluminaban con las tenues luces rosas de aquel breve túnel con simulación al cielo con nubes de cartón; todos se besaban, salvo Stuart y Harrison, obviamente, y yo sólo miraba hacia un costado. Al salir fuimos a comer algo de nuevo para volver a casa, apretados en esa camioneta donde todo era alegre...