Capítulo 18

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-...Entonces ella- señaló a Nico mientras hablaba con lentitud-Era amiga de la familia de Hana.

-Así es- Umi asintió intentando mantener su seriedad y no levantarse a patear a Nico por la historia tan ridícula que acababa de inventarse.

-Y...los padres de Hana fueron a un viaje en crucero y... ¿el barco nunca volvió?

-Ah...sí, sí.

-En la investigación se sospecha que hubo un accidente y se hundió- Umi respiró hondo y cerro sus ojos intentando calmar las ganas de callar a golpes a la pelinegra.

-Oh por dios- la castaña se llevó las manos a la boca con horror.

-Si...- Umi hablo entre dientes -El caso es que al no haber ningún otro familiar y Nico al ser la persona más cercana a sus padres decidido hacerse cargo de ella para que no se la llevaran a un orfanato, pero ahora está teniendo ciertos...problemas, así que no tiene donde quedarse y me llamó por ayuda.

-Pero entendemos totalmente si no estas cómoda al respecto y si no estás de acuerdo solo te pido un día y me iré inmediatamente.

-¡Tonterías! - Ena exclamó y se levantó de su asiento para acercarse a la pelinegra y tomarla de las manos -Eres amiga de Umi-chan y te preocupaste por mi antes, quédense todo el tiempo que necesiten- sonrió -es un lugar pequeño, pero estoy segura de que sabremos acoplarnos muy bien. Además, entre más compañía mejor ¿no?

Nico suspiro aliviada- Muchas gracias, Tanaka-san, prometo que no seremos una molestia.

-Dime Ena- rio -¿Y cómo por todos los dioses dos personas tan adorables como ustedes podrían ser una molestia? - tanto la pelinegra mayor como la menor (que había sido vilmente engañada por Nico para que les siguiera el juego con la patética historia del barco) desviaron la mirada sonrojadas.

-¡N-no soy adolable! - Hana quien había estado completamente callada, comenzó a patalear y gritar que no era tierna mientras Nico hacia un berrinche cruzada de brazos ante los halagos de Ena.

-Está bien, está bien, no son adorables- Ena suspiró con fingida tristeza -Es una lástima ¿ahora que haré con todas las galletas que había comprado?

Nico y Hana levantaron ridículamente rápido la cabeza.

-¿Gall-galletas? - preguntó la menor.

-Oh sí, pero ustedes son tan maduras ¿cómo podría ofrecerles tontos dulces? Supongo que Umi y yo tendremos que comerlas solas.

La peliazul rio por lo bajo, ese truco era estaba bastante viejo, estaba segura de que ninguna caer-

-¡NO! - ambas pelinegras gritaron y prácticamente se arrastraron hasta Ena.

-¡Esta bien, somos adorables! -Nico gritó -¡Por favor ten piedad!

-¡PIEDEDAD! - Hana intento gritar lo mismo, aunque no salió muy bien.

-Perfecto- Ena se carcajeo y acaricio maternalmente la cabeza de ambas chicas -Muy bien entonces, ¿quién tiene hambre? - Hana y Nico se levantaron del suelo y siguieron a la castaña hasta la cocina como un par de perritos.

Y Umi...bueno, Umi estaba boquiabierta. Ni siquiera llevaban un día y ya se habían ganado a su compañera de cuarto con sus estúpidos gestos adorables y ahora estaban siendo mimadas con galletas y leche caliente mientras ella estaba sola en la fría sala con un estúpido vaso de té y...

-¡Espérenme!

Luego de todos los acontecimientos pasados y de alguna manera ya libres de tanta tensión la semana paso más rápido de lo que todos se esperaban y tal como Ena lo predijo pudieron encontrar la manera de convivir y subsistir en casa. La presencia de Nico y Hana ocasiono que Umi pasara mucho más tiempo en el apartamento de lo que tenía planeado en un principio y a Ena le ofreció una agradable y divertida distracción de su ruptura, ver a Nico y Umi pelear encarnizadamente por tonterías y cuidar de Hana junto a la ojicarmin eran solo unas de las cosas que le regresaron un poco de su estabilidad emocional, además de que el tiempo que compartía con la pelinegra se había convertido en su parte favorita del día y con tan poco tiempo de conocerse ya casi la consideraba su mejor amiga y confidente número uno. Tal vez ella era fácil de leer o Nico resultaba ser muy buena en eso, pero a final de cuentas era la única que notaba cuando algo iba mal para la castaña. Entre ellas se había formado una complicidad especial y todo comenzó la madrugada del día después a su llegada, cuando Ena se había escabullido en medio de la oscuridad al pequeño balcón que había al pasar la sala. Esa noche no había podido pegar el ojo ni un momento, las palabras de su ahora ex novio resonaban una y otra vez en su cabeza y poco a poco el nudo en su garganta se volvió insoportable.

¡Confía en mi! -Remastered-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora