Cautivadora

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5 de julio, dos años atrás

Los sentimientos de culpabilidad volvieron a invadir a Irene tras salir, una vez más, de la cama de Javier. No conocía a la nueva novia de su ex, pero la pobre no se enteraba de nada. Después de días prometiéndose a sí misma que no volvería a caer en el juego de ese manipulador, tropezó de nuevo con la misma piedra. Estaban hechos tal para cual.

Aquel chico siempre había sido la debilidad de la joven, el único en su vida que jugaba el papel de titiritero en vez de el de títere y eso, evidentemente, no le gustaba a la chica. Desde su ruptura hacía ya unos meses, Irene perjuró que jamás dejaría que la volviesen a utilizar y, tras cada encuentro con Javier, se arrepentía de no poder mantener sus propias promesas.

El joven fumaba tranquilo, tumbado en su cama, mientras Irene se vestía a toda prisa, maldiciéndole para sus adentros. Jamás había entendido cómo su padre le permitía fumar allí dentro a todas horas, a pesar de que, por extraño que pudiese parecer, la habitación no tenía impregnado el olor a tabaco. Tal vez fuese porque él mismo también era fumador, quizás no sería así si su madre viviese.

Javier observaba a Irene con una expresión calmada, casi burlona.

-¿Ya te estás arrepintiendo otra vez?-preguntó entre risas.

-Esta fue la última vez. Se acabó.

-Por supuesto- contestó el chico con un notable sarcasmo que le valió una mirada asesina por parte de la joven- ¿A dónde vas con tanta prisa?

-He quedado- respondió Irene mientras se abrochaba su gabardina negra.

-¿Con Fer?- interrogó Javier enarcando una ceja. Extrañamente, sentía unos celos terribles cada vez que los veía juntos.

-Creo que no le volveré a ver en un tiempo- suspiró la chica ante el ademán de sorpresa del joven- No sé de qué te extrañas, si tanto tú como yo sabemos que ha sido culpa tuya.

-No te quejes, elegí denunciarlo por vender y no por acostarse contigo, no quería implicarte mucho- explicó Javier.

-Sabes que no es justo, apenas tiene 18 recién cumplidos, los mismos que tendrás tú dentro de unos meses. ¿Te podré denunciar yo a ti entonces?

-No lo harás, al fin y al cabo, ¿no es esta la última vez que pasa esto?- dijo el joven mientras estallaba en carcajadas solo.

-Me voy- le cortó Irene

-¿No me vas a decir con quién has quedado?

-Con quien no te importa-le espetó la chica antes de abandonar el piso apresuradamente, pues no quería hacer esperar a Emilio.

El sentido de no tener sentidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora