Incumplimiento de {con}trato

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18 de junio, año actual

Miriam se disponía a pagar la cuenta cuando el atractivo camarero le anunció que ya lo habían hecho por ella. El chico señaló entonces a un joven que daba sorbos a un humeante capuccino sentado en una mesa del fondo, el cual comenzó a mirarla y le indicó con un gesto que se acercase. Rodrigo.

La chica, haciendo caso omiso, se apresuró hacia la salida del local. Aceleró el paso una vez fuera con la intención de alejarse del chico, pero este la alcanzó sin darle ni siquiera tiempo a cruzar la calle.

-Miriam, no huyas.

Fingiendo que no le escuchaba, prosiguió su marcha sin dirección fija, tratando de conseguir que el joven desistiese en su empeño, una estrategia que resultó ser totalmente inútil. La muchacha caminaba cada vez más deprisa, sin ver ni siquiera por dónde estaba yendo, intentando no escuchar las palabras de Rodrigo, que cada vez sonaban más rapido en su mente. Llegaron entonces a un callejón estrecho, desprovisto de persona alguna. El joven, cuya paciencia se había agotado ya, sacó una navaja de su bolsillo y la colocó en el cuello de la chica.

-Escúchame, zorra- amenazó- Llevas demasiado tiempo debiéndome favores, es hora de que cumplas con tu parte del trato.

-Es muy tarde para cumplir con eso, Irene desapareció, ¿recuerdas?- le espetó ella.

-He encontrado una nueva tarea para ti- susurró Rodrigo a su oído con una sonrisa maliciosa.

-Olvídame. Yo ya no te debo nada.

-¿Acaso olvidas que fui yo quién te sacó del centro, maldita puta?

-Te equivocas, yo convencí a Irene para que retirase la denuncia.

-Y yo te di la idea y te ayudé a escapar para que mantuvieses esa conversación. A cambio de algo que aún sigo esperando.

-Te repito que ya no puedo dártelo, ¿qué más quieres?

-Quiero que me devuelvas el favor que te hice.

-¿Cómo?

-Se trata de Marta, la amiga de Irene...

Rodrigo empleó en aquella frase el más ladino de sus tonos de voz. Miriam temió por lo que le pudiese pedir a continuación, pero ya era demasiado tarde para rectificar. Aquellas eran las consecuencias de incumplir su trato.

El sentido de no tener sentidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora