10 de junio, año actual
Lía cerró cuidadosamente la puerta del café en el que, desde hace unas semanas, ella y Mía se reunían para avanzar en su investigación. Con la mirada distraída, avanzó hasta la mesa situada en el fondo en la que Mía esperaba tomando sorbos de un café humeante.
-Llegas tarde- le espetó su amiga mientras posaba la taza en la mesa.
-Se alargaron las negociaciones...-dejó caer Lía, ante la incrédula mirada de Mía, que ahora enarcaba una ceja.
-¿Te lo has tirado, verdad?- preguntó, tan directa como acostumbraba ser siempre- Déjalo, no hace falta ni que respondas.
-Sigue negándose a darnos la información sobre el caso- explicó Lía, esquivando la mirada de su amiga- Tiene sus razones, podrían despedirlo.
-Qué ingenua pareces a veces, ese tal Víctor lo único que quiere son más polvos...
El reproche de Mía se vio interrumpido por la presencia de una camarera, que venía a tomar nota a Lía. Tras apuntar un té negro y una muffin de chocolate, se retiró intentando disimular que había captado las palabras de la chica. Minutos más tarde, volvió para dejar sobre la mesa el pedido, acompañado de la factura.
-Ya no sé qué hacer para convencerle. ¿Estás segura de que es imprescindible que tengamos el informe de la policía?- inquirió Lía mientras daba un pequeño mordisco a su magdalena.
-Es una paso importante, Lía, seguramente contenga datos a los que no podemos acceder...
-O tal vez no, quién sabe. Cada vez son más inútiles.
-Lo necesitamos, ya hemos hablado sobre esto. Nuestro mayor sospechoso era Emilio, pero dudó mucho que vaya a colaborar.
-Convéncelo...
La mirada de Lía sugería algo que no gustaba nada a su amiga.
-Estoy con Daniel, no voy a hacer eso. Encárgate tú.
-Yo ya me encargué de lo de Víctor.
-¡He dicho que no!
-Es que me sentiría demasiado incómoda, se acostaba con Irene...
-No sé ni qué hacemos discutiendo sobre esto, sabemos de sobra que Emilio no va a confesar ni una palabra...
***
Lía volvía camino de su casa cuando su móvil sonó. Era él, pidiendo que se viesen una vez más. La presión a la que se estaba viendo sometida desde que comenzó la investigación aumentaba por momentos, si bien ahora existía un problema mucho más grave. Se había enamorado de Víctor.
Aunque era incapaz de reconocérselo a sí misma, en el fondo de su ser sabía que así era y que intentar cambiar aquello iba a resultar muy duro. Ella y el jefe de la policía local se conocieron en el interrogatorio que el hombre llevo a cabo sobre Irene. Si bien en ese momento ya despertó una innegable atracción en Lía, la chica no pudo creerse lo que Mía le pidió que hiciese días de después para conseguir aquel informe.
Al principio, vio aquello como una oportunidad de oro para acercarse a él, pero, ahora que lo único que necesitaba era alejarse de aquel hombre para enfriar sus sentimientos, las exigencias de la investigación le estaban resultando complicadas. Las preguntas llegaron entonces a su mente. ¿Realmente estaban consiguiendo algo?¿Llegarían a saber que le sucedió a su amiga con todo aquello? Pero, sobre todo, el interrogante que dominaba la mente de Lía en esos momentos no era que otro que: "¿Podré tener futuro con alguien 15 años mayor que yo?"
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El sentido de no tener sentido
Teen Fiction"Nadie nos conoce realmente, cada persona tiene una imagen de nosotros y no somos sino la suma de todas ellas" Irene Peñalver era un puzle del cual cada persona tenía una pieza, pero la chica había guardado las más importantes para sí, de forma que...