Capítulo 4

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KyungSoo no hubiese querido regresar a casa sin su tan ansiado tatuaje, pero nada en la vida era fácil, de hecho no pensaba regresar sin haber coloreado un poco su cuerpo, pero ahora gracias a su primo y su amigo ZiTao, estaba de regreso a su casa con ese muchacho que no dejaba de hablar sobre sus juguetes, y que de vez en cuando se distraía viendo a las mariposas pasar a su lado.

Su amigo y su primo habían resultado ser los peores traidores del mundo mundial, se habían metido en algo que no les incumbía, e incluso le rogaron y pusieron ojos de cachorro para que ayudase a ese chico que ahora iba junto a él, habían dejado toda la responsabilidad a él sólo.

Dado qué ellos vivían en una dirección diferente, habían dejado que KyungSoo  se encargará de llevar al chico de regreso a casa, lo más gracioso de eso, es que KyungSoo resultó ser el único en que vivía por el mismo vecindario que el muchacho.

Mientras caminaba se arrepentía de haber tenido la idea de revisar la cartera del chico para buscar su dirección.

Pero cuando pensó en eso, creyó en su inocencia que los que se harían cargo serían esos metiches que tenía como amigos, vaya traidores que habían resultado, además de ser maricas, traidores. Era lo que Kyungsoo pensaba a cada paso que daba.

El trayecto hacía casa, era por parte de KyungSoo muy silencioso, contrario al recorrido de JongIn. KyungSoo avanzaba en silencio y sin mirar atrás, paso tras paso con las manos metidas en los bolsillos de su sudadera negra. Después de unos minutos, dejó de escuchar los murmullos y risitas que provenían de JongIn. Extrañado por no escucharlo detuvo su andar de golpe, giró su vista por todos lados sin encontrar rastro del chico.

Buscó a JongIn por los alrededores y no hallaba por ningún lado rastro del chico.

Sus ojos se abrieron grandes buscando y buscando con su mirada, pero pareciese que a JongIn se lo había tragado la tierra. Sin más que pensar regreso sus pasos por donde había pasado momentos antes, encontrando al chico unos cuantos metros más atrás, sentado en cuclillas detrás de unos matorrales jugando con un camino de hormigas.

KyungSoo pudo haberse enojado, y gritado unas cuantas blasfemias, sin embargo extrañamente no lo hizo, lo único que sintió fue alivio al encontrar a JongIn. Tal parecía que no era tan malo ni rebelde como todos creían, por unos cuantos minutos sintió pánico y miedo por haber perdido a JongIn  cuando era su responsabilidad hacerse cargo de él.

Suspiró de alivio frotando su entre cejo al ver a JongIn tan feliz teniendo una charla muy cómoda con dichos insectos. Su humor paso de alivio a enojo y después a fastidio, no estaría pasando por esa situación si su Tao y SeHun no le hubiesen dejado a ese chico a su cargo.

Soltó un leve gruñido para que JongIn   lo escuchase.

- Te vez muy solita, debes regresar con tus compañeritas, te puedes perder como yo. -

JongIn seguía conversando con las pequeñas hormigas haciendo mohines sin escuchar los sonidos extraños de KyungSoo.

- Mamá dice que nunca debemos de separarnos de la família, y tú estas muy lejos de la tuya. Acércate un poquito más ...-

KyungSoo observó atento lo que JongIn   hacia, escuchando la absurda e inútil conversación con esos insectos que claramente no captaban la existencia ni presencia de JongIn.

Observó que el chico tomó la pequeñita hormiga en sus manos y la acercó al agujero donde las hormigas se metían.

Y sonrió de lado, no por que le causo ternura tal acción de JongIn, sino por que al acercarla recibió varias mordeduras de muchas hormigas en su mano, para KyungSoo eso fue gracioso.

Síndrome [KaiSoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora