X V I.

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Tuvo que sujetar el cabello de Yusa para evitar que el mismo se llenara de vomito, casi al mismo tiempo que ella se acercaba al inodoro para poder vaciar lo que hasta hace algunas horas, se encontraba en su estomago, ese había sido el almuerzo que su abuela le había preparado para ese día. Aquello le daba asco pero era inevitable, aquellas arcadas recorrerle por la espalda y vomitar todo. La garganta le quemaba por todo lo que había tenido que sacar de su organismo después de aquella desagradable visita. Una vez que aquellas lagrimas como el sentir que su estomago se había vaciado ya, se dejo caer contra el piso mientras jalaba la palanca del inodoro y escuchaba como todo eso se marchaba. En ese momento, no le importo que Ryoken le abrazara, rodeando su cintura, recargando su cabeza en la suya, otorgándole aquel confort que necesitaba, que realmente necesitaba. Por un momento, agradeció aquella calidez, agradeció aquellos brazos que la cobijaron con fuerza, que no la soltó.

Sintió como Ai acostaba su cabeza en su regazo. Era su manera para decirle que él iba a estar ahí con ella hasta que se sintiera bien. Bajo su mano un poco para acariciar aquella cabeza peluda. No pudo creer que soporto tanto tiempo en no vomitar en todo el transcurso hasta su casa. Corriendo al baño e inmediatamente vomitar. Incluso, no se había dado cuenta en el momento que había ido por un vaso de agua para ella. Tomaba a pequeños tragos para quitarse esa horrible sensación.

Cerró los ojos un instante. La desagradable visita de esa mujer había sido la causante. Al momento que aquella mujer apareció al lado de Kenshirou, no pudo evitar tomar con fuerza la mano de Ryoken. Este, inmediatamente se dio cuenta de su situación, estuvo a punto de preguntar cuando Ai empezaba a soltar gruñidos, ella se había encontrado en cualquier lado de su cabeza hasta que al final, le hizo caso a sus piernas. Corre, corre por tu vida como quisiste hacer en ese momento pero solo fingiste que estabas muerta cuando tus padres se encontraban así realmente. Sin importar que varias personas se les quedaran viendo como, sin importar que en ese momento Kenshirou les gritaba para detenerles. Pero ella no presto atención a todo ese llamado. Solo corrió sin voltear a sus espaldas.

Corrió como si en ese momento, su vida hubiera dependido de ello. Solo arrastrando a Ryoken detrás de él y Ai estando alerta en todo momento. Deteniendo su paso, alzando sus orejas y oliendo el aire. Como todo perro de protección que es. Kogami suspiro en el momento que escucho como la tormenta había empezado, solo miro un poco por la pequeña ventana que se encontraba en el baño. No sabía si había algo peor que eso, aunque ahora no era lo importante. Acaricio con suavidad su espalda.

--Tranquila Yusa, tranquila --Escuchaba los susurros de Ryoken en su oído. Como le seguía abrazando. Besando su cabeza. Tal vez era gracias a él que podía sentir como se tranquilizaba. Como volvía a regresar a la normalidad, como volvía a tocar tierra.-- Respira, cierra los ojos y respira, no me iré de tu lado hasta que te encuentres mejor ¿Me has escuchado? No me iré hasta que te encuentres mejor

--Ryoken --Susurro. Las lagrimas en ese momento, no se hicieron esperar. Bajaron como cascadas desde sus ojos.-- Ryoken

Abrazo más a su pecho a la chica que ahora lloraba como esa pequeña niña que nunca pudo disfrutar de su infancia. Aquellos gritos que ella soltaba mientras mencionaba una y otra vez, que había sido débil. Sintió como atrapaba su camisa en sus pequeñas manos, como prácticamente, había girado su cuerpo para poder abrazarlo y esconderse en su pecho.

--Por favor Yusa, deja de aparentar ser alguien fuerte a los ojos de las personas, a mis propios ojos, deja de lastimarte de esa manera --Le susurro al oído.-- Eres alguien fuerte a tu manera, enfrentándote a todo peligro pero ahora, no puedes volver a ser esa niña fuerte que siempre se metía en problemas, no cuando aun existe dolor y miedo en tu corazón --Acaricio su espalda, acariciaba esos largos cabellos azules, sintiendo como ella se pegaba más a él.-- Todo este tiempo que te busque, sentía que algo no estaba bien pero no quería creer, solo era un estúpido pensamiento que se hizo realidad, ahora que lo veo, se por cuanto dolor pasaste y realmente lamento no haber estado en ese entonces --Sonrió, beso su mejilla.-- No me había dado cuenta que fue todo ese dolor el que te ayudo a madurar mientras yo seguía siendo el mismo niño que lloraba por tu regreso, ambos cambiamos pero una vez más, se nos permitió el poder estar juntos aunque eso significara que fuera a costo de aquel día --La separo un poco de sí. Alzando su mentón, viendo como aquellos ojos esmeraldas, se inundaban de tristeza. Con su pulgar, le quito las lágrimas. Acariciaba aquellas frías mejillas hasta que pego sus frentes.-- Yo siempre estaré aquí Yusa, porque te quiero y porque te amo, porque nunca había sentido tanto dolor hasta que te fuiste y justo ahora, lo estoy sintiendo con solo verte llorar, extraño ver a la niña idiota que reía por tonterías y hacia sus travesuras aunque luego nos atrapaban pero nunca escuchábamos los castigos --Ambos soltaron risitas, se miraron a los ojos con atención.-- La niña de la que me enamore de esa primera vez que nos tomamos de las manos y que no quiero volver a soltarlas, la joven que ahora es, espero que un día vuelva a transformarse en esa niña de enorme sonrisa

No volveré a perderteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora