En el momento que llegaron a ese lugar que parecía más un edificio abandonado, Tuvieron que sostener a Ryoken que inmediatamente salto del auto para poder ir tras la chica, era imposible el querer mandar sobre el corazón del joven que solo está preocupado por una sola mujer, ¡Ah! La hermosa juventud y el amor tan problemático que podía llegar a ser. Kengo solo soltó un pequeño suspiro mientras negaba ante el espectáculo que estaban dando a todos oficiales de seguridad que habían llegado detrás de ellos, este mismo se acomodaba unos lentes oscuros en sus ojos, miraba su celular y al final, volvió a ponerse uno de esos pequeños audífonos en sus oídos. Todo estaba sincronizado, al igual que el chaleco antibalas que en ese momento se le fue ofrecido y que no dudo en ponerse. Al mismo tiempo, le ofrecieron un par de armas que no dudo en tomar y guardarlas entre su ropa como los cartuchos en caso de emergencia. Siendo sinceros, no sabían contra quien se estaban enfrentando y era mejor estar prevenidos ante cualquier ataque sorpresa que pudieran encontrar al momento de entrar.
--Ya estamos aquí --Murmuro Kengo.-- Ahora necesito que acaricien la cabeza de Ai
--¿Y eso para qué? --Pregunto Kiyoshi un tanto curioso pero aun así, acercando su mano a la cabeza del can que lo recibió contento al igual que la mayoría de oficiales que se acercaban para escuchar el plan que ellos iban a tener.
--Porque al momento que le de permiso a Ai para buscar y atacar, es para que no les ataque a ustedes que son compañeros, el aroma y la presencia de ustedes, será lo que los salve de las feroces mordidas de él --Fue lo que menciono Kengo. Al mismo tiempo que acariciaba la cabeza del can.-- Ai sabe muy bien quienes es su amo, en este caso Yusa, así que se empeñara en buscar a su compañera y no dudara en atacar a todo aquel que se encuentra frente a él y que le quiera hacer daño
Tanto Ryoken como Takeru se quedaron mirando al escuchar aquello, aunque ambos no les gustara mucho Ai, escuchar que este pudiera atacarlos al verlos como enemigo, prefirieron acariciar su peluda cabeza para evitar algún accidente. En el momento que estos dos se acercaron acariciar su cabeza, el canino solo bufo, como si estuviera sonriendo victorioso al saber que esos dos no tenían de otra aunque Ai hubiera preferido atacarlos, si, realmente era más divertido que saber ahora que eran compañeros, volvió a bufar molesto, cosa que no paso por desapercibido en Ryoken que solo alzo una ceja. ¿Qué tanto podría pensar un perro? Era un completo misterio aunque viendo aquellos ojos, podría saber que tenía que seguir teniendo cuidado del mismo o en cualquier momento podía ser traicionado por un delicioso filete. Tuvo un pequeño escalofrió en ese momento y volteo a ver aquel edificio. Observo a su lado como de igual manera, a Takeru le pasaban un chaleco antibalas al saber que el joven iba a ser el infiltrado que se iba a mover por la oscuridad y poder anunciarles, cuando era el momento justo para que empezaran a moverse. Kiyoshi le dio unas palmadas al hombro de su hijo, lo miro y le sonrió para otorgarle tranquilidad.
--Tranquilo hijo, Yusa es demasiado fuerte y no por nada, planeo esto desde hace tiempo, solo hay que confiar en ella ¿No es así, Pandor?
--En efecto --Se escucho la voz de la IA en el teléfono de Ryoken, este inmediatamente alzo su celular para apreciar a Pandor que solo hizo una pequeña sonrisa mientras hacia una reverencia.-- Adentro planean ejecutar mi programa pero es una total desgracia que lo que están a punto de ejecutar, provocara que todo sea inverso
--¿A qué te refieres? ¿Existe un segundo programa Pandor además de ti? --Pregunto curioso Kiyoshi.-- ¿Acaso Yusa hizo una copia de tu programa?
--No --Respondió con sinceridad mientras la misma sonreía.-- Pero hizo otra cosa a cambio, me avisara cuando es el momento en que yo tengo que intervenir
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No volveré a perderte
FanfictionEl primer y único amor de la infancia nunca se olvida. Ellos eran dos niños muy unidos, cuando los ojos esmeraldas de ella y los ojos celestes de él se encontraban, era posible encontrar el gran amor que ellos dos sentían. O eso eran lo que creían...