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Cuando Yusaku entró al salón, nunca creyó imaginar ver una pequeña cajita arriba de su escritorio, miro a su alrededor, sus compañeros no prestaban atención a lo que ahí se encontraba. Suspiro al imaginar de quien se trataba aquel regalo. Lo tomó y camino al bote de basura que estaba casi a la salida del salon, iba a tirarlo cuando la curiosidad le picó. ¿Qué tendría adentro? ¿Y si era algo importante e irremplazable? Suspiro para después sólo guardar la pequeña cajita en la bolsa de su chaqueta, ya tendría tiempo para regresarle aquel regalo. Ni siquiera lo miraría.

Agradecía que Takeru no vio aquello cuando este entró al salón unos minutos después. Espero a que este se sentará en su lugar y antes de que pudiera decir algo, Yusaku lo golpeó en su hombro. De alguna manera ya se lo había esperado en el momento que vio a la chica.

--Esto es porque no me dijiste que él estaba en la clase de informática

--¡Oh vamos! --Le miro Takeru con una sonrisa.-- Si te lo decía no ibas a querer entrar, fue mejor mentirte a ver como te aburres frente a tu equipo de trabajo --Alzó los hombros despreocupado.-- Me sorprende que pasarás el examen pero felicidades, ya tienes algo más que hacer por las tardes en lugar de quitarme a Kiku

Yusaku suspiro. De alguna manera tenía razón, no podia discutir con el cuando tenía razón, por primera vez, aunque nunca lo admitiría por la cara de superioridad que en ese momento mostraba Takeru. Rodo los ojos. Era mejor mantener su mente ocupada que estar pensando en otras cosas que por ahora no tendría importancia. Se sentó en su lugar cuando el maestro entró al salón. Prefirió mantenerse concentrada en las clases en lugar de jugar con la pequeña cajita que estaba en su bolsa.

Cuando el descanso llegó. Camino junto con Takeru y su almuerzo en sus manos. Platicaban sobre cosas diferentes, pasaban la cafetería hasta llegar a una de las mesas que estaban afuera. Muchos alumnos se encontraban ahí, había sido un tanto difícil encontrar una mesa vacía. Iba a tomar asiento cuando escucho que alguien la llamaba a sus espaldas.

Al voltear una gran sonrisa apareció en Yusaku. Esos ojos y cabello color violeta que siempre la miraban con cariño. Aunque ahora que podía recordar, su cabello estaba un tanto largo que le llegaba hasta los hombros. Pero esa sonrisa, era la que nunca cambiaría. Diez años pasarían y aquella amable sonrisa nunca se iría.

--Hola Jin --Yusaku le abrazo. No importaba las miradas de los demás a su alrededor.

--Había escuchado que alguien había regresado pero no me había imaginado que habías sido tú --Le devolvió el abrazo.-- Me alegro que regresaras, bienvenida a casa

--Lo se Jin --Se separaron con una sonrisa.-- Estoy en casa --Takeru, quien habia observado, se les había unido a la plática y los tres empezaban a reír.

A lo lejos, Spectre los observaba con atención. Takeru y Jin eran como esos hermanos mayores e inseparables de Yusaku. Incluso cuando eran niños, estos la protegían, aunque era mucho decir que Yusaku se sabía proteger demasiado bien y había veces en las que ella había sido quien los salvaba cuando los idiotas se metían en problemas. Suspiro.

Ryoken-sama había cumplido con su palabra y le había contado lo sucedido hace diez años, al igual que el estaba cumpliendo con su palabra y le estaba ayudando. Primero: Ryoken-sama era un idiota; Segundo: Fujiki-san era una idiota y Tercero: Ambos eran unos idiotas. La historia del porque se pelearon y con ello llevo a la gran distancia que ahora guardaban, había sido un tanto infantil pero siendo unos niños, era muy fácil dejarse influenciar por aquellas palabras.

Todo había sido culpa de Ryoken-sama por escuchar a esos niños, por hacerles caso, por dejarse llevar por los comentarios, por haberla lastimado y por decirle que solo era un estorbo más y que ella no era nada si no estaban ellos. Iba a ser realmente difícil convencer a Fujiki de que escuchará a Ryoken-sama y aclararan de una vez los problemas del pasado.

No volveré a perderteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora