En cualquier otro momento le hubiera parecido que dos semanas libres de escuela era una cosa maravillosa. Se lo habría disfrutado de lo lindo, pero eso se tornaba un poco difícil cuando debía cargar con un cabestrillo para sostener su brazo izquierdo. Ya no estaba dislocado pero de igual manera debía mantenerlo inmóvil por precaución. Y si eso le sumaba toda una gama de dolores musculares gracias a la paliza que había recibido, ere definitivamente algo molesto.
Además de que Owen siempre había sido un chico inquieto y la idea de pasar encerrado en casa todo el día lo ponía de los nervios. Más aun cuando debía quedarse solo por las mañanas debido a que sus padres debían ir a trabajar. Se encargabna de volver a la hora del almuerzo para acompñarlo y por la tatde tenía a Pay, Parker e incluso a Shade y Rony para hacerle compañía. También había recibido la visita de algunos compañeros de escuela que quería saber como estaba, pero no era lo mismo que ser libre.
No era de extrañar que el rumor de que estaba lastimado se haya esparcido por la escuela como la polvora. Recibía varios mensajes de ánimo y saludos en cada una de sus redes sociales. Pero eso no era suficiente para hacerlo sentir mejor. Y jamás creyó que desearía algo como eso, pero se moría por volver a la escuela.
Quizá lo único que de verdad lo consolaba, era saber que los tipos que los atacaron a él y a Parker, tendrían su debido castigo.
El día después del ataque, rindió su declaración a la policía y fue ahí donde se enteraron del nombre de aquel bastardo...Terry Ellis. Quién tenía una larga lista e faltas con la autoridad y realmente a nadie le sorprendió que no fuera la primera vez que lo demandaban por acosar a un menor de edad. Lo sorprendente era que de las cuatro veces que había sido acusado de pederastía, los procesos no avanzaron demasiado debido a que los demandantes se retractaron y no quisieron seguir además de retiraran los cargos. Lo más probable era que sufrieran de algún tipo de amenaza para que olvidaran el asunto. Una pena que ellos no fueran a rendirse tan fácil.
Joseph y Morgan no iba a dejar que el asunto quedara así como así y el hecho de que Owen salieran tan malherido fue de cierto modo, suficiente para que el juez agilizara el proceso. No es que haya sido una condena extensa, porque todos creían que Terry Ellis y sus secuaces merecía pasar décadas refundidos en la cárcel. Pero cinco años en prisión eran mejor que nada ¿no? sobre todo porque al menos Terry Ellis no tuvo derecho a fianza ni a libertad condicional. Y quizá eso se logró no solo al juez, sino también al abogado de su padre, Howard Archer, de quien Owen supo poco después, era padre de uno de los amigos de Jason.
Así que podían estar tranquilos por esa parte. El maldito estaría trás las rejas, además de que tuvo que pagar una indemnización por la hospitalización del de cabello cobrizo.
Pero ya a mitad de la segunda semana, Owen estaba harto, cansado del encierro y quería retomar su vida. Por lo que aquel jueves se empeño por ir con Joseph a C&B. Aun no lo dejarían volver a la escuela, pero al menos podía distraerse yendo al trabajo con su padre como cuando era niño. Le encantaba la Agencia de publicidad. Era un lugar increible, divertido y tan activo y caótico que era imposible aburrirse. Era esa la razón por la que Owen había decidido estudiar publicidad y seguir los pasos de Joseph. Tampoco le hubiera importado seguir los pasos de Mess, de no ser porque era un cero absoluto en cuanto a las habilidades artísticas que se requerían para ser tatuador. Por lo que la publicidad era su mejor opción.
—Si fuera tú, me habría quedado en casa descansando— dijo Joe quien lo rodeaba con uno de sus brazos mientras subían al elevador.
—Estaba aburrido de eso— arrugó la nariz— además hace mucho que no venía aquí.
—Sigo pensando que aun deberías guardar reposo.
Sonrio porque Joe era un padre sobreprotector, pero lo entendía. Había visto tanto en él como en Messer la preocupación en sus miradas cada vez que le veían. No es como que pudiera culparlo porque los primeros días después de dejar el hospital, Owen lucía toda una gama de moretones en su cuerpo, pero especialmente en el rostro debido al puñetazo en la nariz y uno de sus ojos. Cosa que lo hacía lucir como un mapache e incluso su ojo lastimado tardo varios días en dejar de lucir enrojecido, ahí donde algunos vacitos sanguineos se había roto. El resto de moretones estaban en su espalda, porque los muy cobardes lo había agarrado a patadas cuando estuvo tirado contra el suelo. Y si, estuvo un par de días orinando sangre. La doctota había dicho que fue una suerte que no dañaran gravemente ninguno de sus organos internos; claro que eso no quitaba que doliera como la mierda.
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Un Amor Infinito (Suerte #8)
RomanceÚltima historia de la saga suerte. Las amistades verdaderas soportan hasta la prueba más grande. Y los amores infinitos son inquebrantables. NO Copias No adaptaciones Todos los derechos reservados