Un Amor Infinito (Suerte #8)

48| Sorpresa...

Capítulo dedicado a: AaronDiggory21  Espero lo disfrutes 😉.

Cap (1/4)

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Salió del gimnasio al que asistía ahora, en donde para su suerte también impartían clases personalizadas de kickboxing. Era su segunada semana asistiendo luego  del trabajo.

Giró los hombros tratando de aliviar un poco la tensión, pero no era algo desagradable, después de todo había tenido una buena sesión con su instructor. Emile Ronson era un hombre de treinta y nueve años que dominaba muchas disciplinas de lucha, por lo que impartía clases de MMA en el gimnasio, Stronger. Sin embargo su mayor fuerte era el kickboxing y Parker lo había comprobado ya en varias ocasiones.

Joder, lo dejaba molido después de cada sesión. Pero no es que fuera a quejarse, lo disfrutaba mucho, no porque le atrajera pelear en si, sino la concentración que requería.

Así que se colgó en el hombro su bolsa de deporte y se dispuso a ir hasta su auto. En realidad al rubio le gustaba más usar la motocicleta, pero aquel día había tenido que llevar algunas cosas al trabajo y se le dificultaba cargarlas todas yendo en la motocicleta, por eso pidió prestado el auto de Ángel. Quizá era hora de comprarse su propio auto. No importaba si era de segunda mano, la verdad nunca le llamó la atención poseer un auto último modelo como a muchos otros chicos. Le bastaba con que fuera funcional.

Al nada más entrar conectó el teléfono al reproductor y seleccionó la lista de reproducción que Owen le había hecho hace poco. La amaba, no solo porque su novio se tomó el tiempo de hacer algo como eso, sino porque estaba armada tan minusiosamente, con todas las canciones que amaba. Y sip, eran casi solo clásicos de esos que tanto disfrutaba. Aunque había una que quizá no era tan antigua, pero era su favorita de todos los tiempos.

Love illumination de Franz Ferninand.

Salió del estacionamiento moviendo la cabeza al ritmo de la música y condujo por las calles de la ciudad buscando la manera de evadir el tráfico que siempre era presente por la tarde-noche, ya que todos volvían a casa del trabajo y al ser viernes, muchos rodaban por la ciudad buscando algo para divertirse.

Cruzó por el centro buscando unos cuantos atajos que funcionaban bien la mayoría de las veces. Estaba por cruzar un vecindario que lo conectaría de vuelta a la vía principal. Se supone que era un lugar tranquilo y a esa hora la mayoría de las familias en esa zona ya estaban en sus casas, alrededor de la mesa para disfrutar de la cena. Por eso fue grande el susto y la sorpresa que se llevó cuando un perro salió corriendo por el costado de una casa y se atravesó la calle provocando que Parker tuviera que pisar el freno a fondo.

Maldijo por lo bajo con el corazón en la garaganta y agradeció mentalmente a Morgan por acostumbrarlo a llevar el cinturon de seguridad, siempre. Se quedó por un momento con las manos firmemente aferradas al volante, aun tratando de procesar la situación.

Cuando logró reaccionar, se deshizo del cinturon y bajó corriendo, rogando por no haber golpeado al bendito perro. Su cuerpo se llenó de alivio cuando al llegar al frente del vehículo se topó con que el perro estaba encogido, pero sano. El auto había quedado a centímetros del can.

—Oh rayos— murmuró — que susto me metiste ¿estás bien?

El perro alzó la cabeza ante el sonido de su voz. Era un golden retriever. Por su tamaño dedujo que aun era cachorro, quizá unos seis o siete meses y llevaba las patas delanteras cubiertas de tierra, como si hubiera estado cavando.