Capítulo Veintidós: Amar como Endimión

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Endimión, rey de Élide, se enamoró de Selene y su etérea belleza, así que esperaba por ella cada noche para poder admirarla. Como el primero en notar el comportamiento de semejante satélite natural, quedó perdido en un amor tan fuerte que le aterró una sola cosa: la mortalidad. Ella era una diosa que se presentaba tan solo cuando la noche caía, así que el tiempo que tenían para estar juntos era reducido, casi siempre interrumpido por Hipnos, quien casualmente estaba enamorado de Endimión. El regente, desesperado por su mala fortuna, pidió dormir eternamente con los ojos abiertos para poder admirar al amor de su vida, aunque todos sabemos lo que eso significa. Así, cada noche ella visitaría su tumba, donde él descansa a su espera, para amarse mientras puedan sin hacer más que existir el uno por el otro. Chronos se detuvo por el amor que tenían, pero juntos tuvieron unas cincuenta hijas, a pesar de que él jamás despertaría. Incluso con las responsabilidades de un título, todo había quedado en el olvido, un pasado irrelevante, porque su único interés era pasar la eternidad en el abrazo de ella, blanca y hermosa, como la luna.

—Lo lamento, pero tú me abandonaste porque no podías seguir estando a mi lado. Esa es la única verdad, Sakura.

—Pero —rápidamente, las lágrimas se apoderaron de su rostro, mientras ella apretaba con fuerza sus manos—. Pero, Sasuke-kun... yo te amo.

—Si pudieras recordarlo, lo sabrías —explicó, soltando cuidadosamente su agarre—. Yo te rapté del cuidado de tus padres, te aparté de una vida normal, te forcé a casarte, pero nunca tuvimos un matrimonio, ¿lo entiendes? Aquello que vivimos fue tan solo... una dolorosa farsa. Sin importar lo que sientas ahora, lo verdaderamente importante es la decisión que tomaste aquél día.

—Pero yo no lo recuerdo.

—Eso no significa que no haya pasado —se estaban mirando el uno al otro, ajenos del mundo entero y, a pesar de que decía la verdad, ella no era capaz de comprenderlo—. Tú lo sabes, por eso insistías en que me divorciara: esto no es un matrimonio.

—No me estás entendiendo —masculló, frustrada—. No me interesa lo que sucedió antes, porque esa mujer no es la misma a la que tienes frente a ti.

—Sakura...

—El día de hoy no te amo de la forma en la que lo hice, o no lo hice, en ese tiempo —aseveró, dejando que su voz se mostrara alterada—. En este preciso momento decido que te amo de la forma más clara, honesta y genuina de mi ser —dijo, firme, aunque con lágrimas—. Yo soy la que está de pie ante ti para pedirte que dejes el pasado atrás.

—No puedo hacerlo...

—¡Tienes que hacerlo! —exclamó—. Tienes que superarlo, porque me amas... y no puedes, no vamos a rendirnos por algo que ni siquiera puedo recordar que sucedió.

—Es por eso que yo estoy aquí —en ese momento, Tsunade decidió que se estaba yendo de las manos de Sasuke. Ella se puso de pie, mostrándose firme ante Sakura—. Tú viniste a mí, y me pediste que te hiciera olvidar. Pero ahora puedo ver que fue un error. No voy a descansar hasta que puedas recordar lo que él te hizo —una furia que yacía dormida se reflejó en su voz.

—Si eso es lo que quieren, que lo odie, entonces me temo que yo paso —respondió, necia. Sasuke había apartado su mirada, agotado—. Yo no quiero recordar algo que solo me hará sufrir, y que te lastimará más a ti. ¿Lo entiendes?

—Me temo que eso no es una opción —anunció, la rubia, dejando a un lado su trago—. Vas a agradecerme cuando todo esto termine.

—¡Me rehúso! —espetó.

—Sakura, no puedo quedarme tranquilo contigo de esta forma —murmuró, él—. No puedo vivir así, pensando que en cualquier momento vas a mirarme de otra manera. Si ha de pasar, prefiero que sea ahora y no tener que pasar por otro suplicio.

1600 Primaveras para HadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora