Estaban bien. Eran perfectos. Ella podía decirlo en voz alta y disfrutar su realidad, pues ahora estaban juntos. Después de aquello, el tímido cortejo que habían mantenido después de la impulsiva declaración de Sakura, cuando se desvistió ante él, se había convertido en una tierna relación que acababa de nacer de forma genuina. Seguían manteniendo cierta precaución en sus actos, despidiéndose y saludándose con esos besos nimios, excepto que ahora las cosas habían cambiado un poco. Él parecía haber perdido todo miedo a tocarla, besarla o abrazarla, al menos en privado. Seguía siendo un hombre de pocas palabras, y estaba claro que eso jamás cambiaría, pero lo miraba como si se hubiese liberado de sí mismo. De algún modo, desde aquella cena, todas las noches iban juntos a la cama, sin importar que lo único que sucediera fueran charlas hasta conciliar el sueño, y despertar con sus brazos enrollando su cintura. Ella había descubierto que él no despertaba de mal humor si lo convencía de abrir los ojos con mimos, pero ya tenía grabado en la memoria que él tenía un mal despertar, así que tomaba precauciones a futuro. Por otra parte, había descubierto lo considerado que resultaba ser al levantarse, cuidando no despertarla. Era atento, así que la cuidaba en todo momento, pero también era sumamente tierno. Se dejaba ayudar a arreglar por la mañana, para que ella le acomodara la corbata, y la miraba intensamente así que ella fingía que no lo notaba. No había seña de arrepentimiento en él cuando estaban juntos, tampoco escapaba ni parecía sentirse culpable por su esposa. Ahora, por más sorprendente que pareciera, él coqueteaba. Lo había descubierto mirándole el escote, fingir que no lo hacía, y sonreír ante su propia travesura. Era carismático naturalmente, pero esto... esto era de otro mundo, porque parecía que disfrutaba ponerla nerviosa con miradas que, ella sabía, no tenían ni un gramo de inocencia.
—¿Cómo va todo en la gran ciudad? —la voz de Ino, al otro lado de la línea, era algo que solía escuchar una vez a la semana—. ¿Alguna novedad?
—La ciudad siempre está en movimiento —respondió Sakura, de forma distraída—. ¿Qué es lo que quieres saber? Mis maestros dicen que estoy avanzando mis estudios de maravilla.
—¿Qué hay de los doctores?
—Ah, no quieren rendirse. Les dije que estaba bien, pero ellos dicen que Sasuke-kun no piensa dejar el tema en paz —se encogió de hombros—. Parece estar obsesionado con la idea de que yo recupere mis recuerdos, pero la verdad es que no sé si quiero hacerlo.
—Wow, ¿de qué hablas? Digo, van casi ocho meses de revisión, ¿no?
—Bueno, tú sabes... él dice que yo lo odiaré cuando recuerde —un suspiro brotó de los labios de Sakura, mientras se lanzaba de espaldas sobre su cama—. Ni siquiera puedo imaginarme odiándolo, Ino. En realidad, dudo que él sepa lo que yo sentía antes.
—... hablas como si lo supieras.
—Hay cosas que simplemente sé, cosas que siento —alzó la mirada al techo, tranquila—. Ino, tengo un amigo que dice que yo estaba preocupada por él, por entenderlo. Creo que él ya me gustaba desde entonces, así que este sentimiento no es algo nuevo.
—Ah, el sentimiento —dijo, con diversión, mientras cortaba algunos tallos—. ¿Ya le pusiste nombre al sentimiento?
—Amor.
—¡Ouch! —entre la sorpresa, la rubia cometió un descuido, pinchándose con una espina—. Rayos... parece que lo estás tomando a otro nivel.
—No es solo eso... es decir, no quería decirlo porque me siento en una hermosa burbuja rosa en este momento, pero se lo confesé, y él correspondió.
—Wooow, espera. ¿Es en serio? ¡No me digas mentiras! —exclamó la rubia—. ¿El señor Uchiha? ¿El de la esposa ausente? ¿El que no quiere asumir ningún riesgo y solo tiene corazón para su mujer?
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1600 Primaveras para Hades
FanfictionLos Dioses del Olimpo emprendieron una aventura saltando entre cuerpos humanos para aparecer en la tierra, al azar, como seres comunes y corrientes que traen grandes fortunas a las familias donde nacen. El único problema es que dejaron a alguien atr...