Al concluir las fiestas de Juana de Arco, era momento de que las graduandas del internado Jeanne d'Arc presentaran todo tipo de proyectos y actuaciones que reflejaban lo aprendido en los últimos años. Sakura había tenido varios momentos para demostrar sus habilidades: como miembro del equipo de atletismo participó en una carrera de resistencia, hicieron un experimento en el club de ciencia, tuvieron un juego de trivia entre las señoritas del cuadro de honor y, para cerrar con broche de oro el cuarto día, formó parte de la presentación estelar del club de danza. Por supuesto, todos los días hubo eventos de todo tipo, el tipo de cosas que convertían a esta semana en una producción para toda la institución. Cada día demostraban algo que la escuela ofrecía de forma particular, como la cabalgata en el uniforme de equitación en la cual todas participaban, un coro maravilloso que anunciaba el inicio del día con el himno de la institución, juegos y concursos para que participaran los visitantes, pues era una semana "open house" en la que el château se convertía en el hotel de los familiares y amigos cercanos. Así, se había previsto que todas tuvieran un papel destacado cada uno de los días, pero la muchacha de cabellera anormalmente rosa natural de origen japonés solía ser el tipo de chica que se destacaba en desempeño y belleza. Esta semana, llamada Feria de Graduación, consistía en cuatro días de presentaciones y un quinto día para la ceremonia de graduación. La familia Haruno, acompañada por los cuatro miembros principales del clan Uchiha, habían estado ahí desde el primer día. El único al que no había visto era él.
—¡Sakura! —la voz de una chica irlandesa, con su cabello cobrizo y su sonrisa amplia, llamó a su compañera mientras todo el grupo de bailarinas entraba a los vestidores—. ¡Trajeron esto para ti!
—¿Para mí? —repitió, alzando la cabeza y haciendo una pausa. Se estaba quitando los zapatos cuando un arreglo floral de docena y media de rosas color lavanda fue puesto frente a su cara, con un jarrón transparente que llevaba un listón plateado adornándolo.
—¡Qué bonitas! —exclamó otra de las chicas, mientras todas se acercaban a ver el regalo.
—Una de las maestras lo trajo —explicó, entonces, la primera chica—. Tiene una tarjeta, date prisa y dinos de quién es —pidió, entusiasmada. Ante aquello, la aludida tomó la tarjeta blanca para leerla en voz alta.
—"Dejaste a todos sin aliento" —dijo, un poco confundida, Sakura. Aquello, por supuesto, arrancó una exclamación de emoción por sus compañeras.
—¿Un admirador secreto?
—¡Claro que no, tonta! —contestó otra de ellas—. Sakura tiene un novio, ¿cierto?
—Pudo ser cualquiera —comenzaron a cuchichear, poco a poco.
—Dejen de hablar de mí —se quejó, aunque no pudo evitar prestar especial atención a la perfecta caligrafía con la que había sido escrito.
—Haruno —entonces, interrumpiendo las voces y los pensamientos, la voz de la directora llamó a la popular chica—. Tu familia pregunta por ti, ¿vas a cambiarte? Pidieron permiso para llevarte a la ciudad por un rato, así que creo que el vestido que usas es apropiado.
—Oh, ya voy —dijo, deteniéndose para ponerse unos zapatos de piso.
Capítulo Tres: Resurrección
Así, con algo de prisa, ella caminó hacia el exterior. Para su presentación habían usado un vestido de patinaje color negro, excepto que tenía una falda que llegaba a la mitad del muslo, lleno de piedras brillantes plateadas en los costados, además de medias negras. Su cabello estaba recogido por dos trenzas que se convertían en un moño desordenado, y su maquillaje era sutil, por lo que parecía un atuendo de fiesta. Como fuera, ella tomó su bolso deportivo y se lo echó al hombro antes de salir del auditorio, buscando con la mirada a sus padres, lo que llevó a que identificara al grupo de cinco personas que charlaban cerca de la fuente del patio principal. Aparentemente, la señora Mikoto Uchiha había estado acosando a Mebuki con los preparativos de tal forma que terminaron entendiéndose, así que para la madre de Sakura ya no resultaba tan incómodo convivir con su persona, independientemente de las circunstancias. Kizashi Haruno, por otro lado, había mantenido una actitud un poco prudente, pero su buen humor le permitía tratarse bien con los Uchiha. Junto a ellos estaba la esposa de Itachi, una respetuosa mujer de cabellera oscura que intentaba tratar a Sakura como si se tratara de una hermana menor y, finalmente, los acompañaba también el estoico señor Fugaku Uchiha, un hombre de pocas expresiones que de algún modo parecía llevarse bien con su padre. Le parecía un cuadro un poco extraño, pero sabía que tenía que acostumbrarse y, con eso en mente, se acercó a ellos.
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1600 Primaveras para Hades
FanfictionLos Dioses del Olimpo emprendieron una aventura saltando entre cuerpos humanos para aparecer en la tierra, al azar, como seres comunes y corrientes que traen grandes fortunas a las familias donde nacen. El único problema es que dejaron a alguien atr...