T1.18

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PERSPECTIVA DE ______________

¡ PERO MIERDA, HIJA DE PUTA COMO PUDO DECIRLE ESO A JACK, MALDITA GILIPOLLAS, LA HABRÍA MATADO, LA HABRÍA PUTO MATADO, YO PERSONALMENTE IBA A IR MAÑANA A COMISARÍA A HACERLE LA VIDA IMPOSIBLE A ESA IMÉCIL EN EL CALABOZO, ME MEARÍA EN SU PUTA COMIDA, LE CORTARÍA LAS PUTAS EXTENSIONES ¡

- Ehhh ... _______ ¿estás bien? – La voz de Conway me movió de mis pensamientos.

- ESTOY DE PUTA MADRE –

- Vale, vale, yo entiendo que est-

- NO NO ENTIENDES, ESA IMÉCIL LLEGA AQUÍ COMO SI NADA, A INSULTARTE, A DECIRTE COSAS QUE NO DEBE DECIRTE ABSOLUTAMENTE NADIE, AQUÍ EN TU PUTA CASA, ¿QUÉ COJONES LE SUCEDE? DIOS, DEBÍ MATARLA -

- ________, tranquilízate, sé como es Isabel, sabe donde darme cuando está enfadada, anda ven –

Conway me acercó a el y me abrazó muy fuerte.

- Te juro que, si llega alguien más que se sienta así de chunga para hacerte algo, la mato, los mato, podría matar a todos por ti, ¿me escuchas?, a todos – le dije sin despegarme de el.

Conway tomó mi barbilla y me besó.

- ¿Te digo algo, ___________? Te ves jodidamente sexy enojada –

Sonreí.

- Si no supiera que estás aún adolorida, te follaría durísimo –

Ahora que lo mencionaba, sí que me dolía el cuerpo, no sé como en ese momento de furia tuve tanta fuerza.

- Es una lástima, ya nos desquitaremos – le dije, dándole otro beso.

Yo quería ir a comisaría solo para joder a Isabel, pero Conway no me dejó, decía que necesitaba descansar, me cago en la puta.

Pasaron un par de días, que estuve en casa de Conway, la verdad es que ya me sentía muchísimo mejor, y él lo sabía, pero era solo el querer estar juntos más tiempo.

Fueron días maravillosos, en los que Conway me trataba muy bien, nos conocimos un poco más, platicábamos hasta muy tarde.

Aprendí un poquito sobre sus hábitos, era muy pulcro, muy limpio. Cada que terminaba un cigarrillo limpiaba el cenicero, su ropa se lavaba diario, no podía haber ni un solo plato sucio, plato que usaba, plato que lavaba, le gustaba abrir las ventanas en cuanto despertaba. Aprendí que le gustaría tener un perro, también que es alérgico a los gatos, que se peina con cera, que solo utiliza máquina para rasurarse, que se baña dos veces al día, no le gusta la cerveza, tiene dos lunares debajo de su oreja izquierda. ¿Cuánto puedes aprender de una persona, viviendo un par de días con ella?

El solo salía a comisaría un par de horas y volvía de inmediato.

Ya era hora de irme a casa, no éramos esposos, él tenía que arreglar ese asunto primero, en realidad ... creo que ni siquiera éramos novios ¿o si? No es como que se me hubiera declarado en algún momento.

Llegaron Horacio y Gustabo por mí, justo cuando Conway y yo salíamos de los departamentos.

- Yo la iba a llevar a casa par de anormales –

- Cálmate abuelo, no quiero ni imaginarme como haz de tener la pija de tanto follar estos días – dijo Horacio.

- Como un sable de estos de Star Wars... y el rojo – dijo Gustabo.

Los dos se reían, conforme el otro soltaba algún otro chiste. Yo también me reía por lo bajo, pero volteando a ver al super intendente, el solo los veía con frustración.

- Bien, llevádla con cuidado a casa, gilipollas que si no os mato –

Abracé a Conway una última vez, antes de subirme a ese audi amarillo para al fin ir a casa. Quise darle un beso, pero no me lo respondió. ¿Qué cojones? En fin, me fui con mis amigos de allí, para ir a casa.

...

...

De vuelta en comisaría, lista para trabajar, me pasé por los calabozos junto con Gustabo y Horacio para joder a Isabel.

Allí la vimos, sentada en la celda, mirando con odio a todos los que pasaban.

- Que te jodan, cochina, te vas a pudrir ahí – le decía Gustabo en voz baja.

- Jódete guarra, guarra, eso es lo que eres una guarra, chupa barrotes – le decía Horacio.

Vi a Horacio escupir para dentro de la celda, joder, los amaba, pero era grotesco.

- Par de anormales, que os den – les contestaba Isabel desde dentro.

- Si insultas a mis agentes voy a tener que entrar y nuevamente hacer que te comportes – le dije yo.

Se quedó callada. Ese silencio me encantaba, lo disfrutaba con un aire de orgullo. Los tres reímos, y nos fuimos a hacer rondín.

- Pero bueno ______, la próxima semana es tu cumpleaños, ¿ya pensaste que quieres hacer, o te vas a ir a follar con el abuelo? –

- Quiero ir al karaoke de aquí cerca ... - les dije contenta.

A Horacio le brillaron los ojitos de solo escuchar la idea.

- ¡¡Me gusta!! El Karaoke me encanta ¡! – gritó Horacio.

- Falta convencer a todos de ir, eso incluyendo al super intendente – les dije a mis amigos.

- De eso nos encargamos nosotros – me dijo Gustabo.

Al volver de patrullar, aún era temprano, y estaban todos por allí, entre los 3 comenzamos a esparcir que la próxima semana iríamos a un karaoke por mi cumpleaños. Todos habían aceptado, todos a excepción de alguien.

- Pero Conway que nos vamos a divertir, te lo juro – le decía Gustabo.

- YO NO HAGO ESAS GILIPOLLECES QUE NO ENTIENDEN –

- Pero abuelo te hace falta ir a menear un poco el polvo – le decía Horacio.

- Lo que voy a menear va a ser tu cabeza DEL PORRAZO TAN FUERTE QUE TE VOY A METER –

- ¿Y TÚ QUE COÑO VES? – Dirigiéndose a mí, PERO BUENO, que señor tan sensible.

- Vámonos chicos, lo intentamos después – salimos los tres del despacho, dejando al amargado allí dentro.

Al día siguiente estábamos bajando a calabozos de nuevo, y me encontré a Isabel, fuera de su celda, abrazando a Conway. Ellos no nos habían visto.

- LA MATO – dije, pero Gustabo me detuvo. Nos quedamos observando.

No alcanzábamos a escuchar nada, estábamos lejos. Pero vi a Conway escoltarla hacia la parte de atrás de la comisaría, los seguimos, los vimos subir a un patrulla.

- SON GILIPOLLAS SI CREEN QUE YO ME QUEDO AQUÍ SIN SABER – les dije a mis amigos.

Por algo los amaba, más tardó Conway en irse, que Horacio ya tenía allí el audi, listo para irnos tras ellos. 

Mi súperintendente Jack ConwayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora