T2.9

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PERSPECTIVA DE _______________

Al otro día, Conway quería llevarme a la joyería a elegir yo misma un anillo.

- No, escógelo tu ¿sí?, como si lo volviéramos a hacer – le dije a Conway

- Si así fuera, elegiría el mismo, mil veces el mismo –

- Me parece perfecto – le sonreí.

Conway adquirió el anillo, y me lo puso en el dedo, con una mirada que me transmitía tanta paz.

Estaba contenta, tenía de nuevo mi anillo, era idéntico al que me había dado, me encantaba.

...

...

Las próximas dos semanas nuestros patrullajes han sido normales, todo en orden, Jack no se separa de mi por protección, y si tengo que separarme, solo confía en volkov para cuidar de mí.

He tenido varios dolores de cabeza, y efectos secundarios por el paso de la droga en mi cuerpo.

Aun así, le dije mil veces que yo podía sola joder, pero no, el hombre es terco.

Era un miércoles, iba con Volkov en la patrulla, sentía el aire darme en la cara, cuando empecé a sentir esas nauseas ya recurrentes por los efectos secundarios.

- Volkov... puedes parar un momento –

- Claro – Se detuvo.

Abrí la puerta y vomité todo el desayuno. Joder, que asco. Me volví al auto con algo de malestar.

- ¿De nuevo efectos? –

- Si, perdona – le dije apenada.

- No es nada, volvamos a comisaría ¿te parece? –

Seguimos el camino de vuelta, también tenía dolores de cabeza recurrentes, al principio parecían ser menos. Pero los doctores me controlaban con medicamentos.

Llegamos a comisaría, y entré directo a lavar mi boca y a tomar mucha agua.

Me sentía mal. Vomitar el desayuno nunca es buena idea.

- ________, puedes quedarte aquí a descansar un momento – me dijo Volkov, recargado en la puerta del baño de mujeres.

- Estoy mejor, Volkov –

- ¿ajá? Te ves pálida como fantasma, anda quédate –

- Que no, que no, saldré –

- _______, soy comisario y es una orden –

- Tu y Conway sois iguales, os odio –

Volkov sonrió de lado y salió nuevamente a patrullar. Salí de los baños y me pasé al despacho de Conway, me senté en su enorme silla.

¿A que no me veía mal de super intendenta? Reí para mis adentros recordando como al llegar a la ciudad quería suplantar al super intendente y terminé casándome con el.

Estuve jugando en mi móvil un rato candy crush hasta que llegó Conway.

- ¿__________?, ¿Estás bien, que haces aquí? – entró preocupado

- Tu comisario me obligó a descansar – le dije con brazos cruzados

- Por algo habrá sido, ¿qué ocurrió? –

- Lo de siempre ... -

- ¿Dolor de cabeza? –

- Vomité el desayuno –

- Ostia – dijo con carita de guácala

Se acercó a mi y me abrazó, me dio un beso en la cabeza, juraría que sería un momento romántico.

- Levanta el culo de mi silla –

..

..

Pasé toda la tarde en su despacho, como niña pequeña, jugaba con el yate miniatura que estaba allí, en em móvil, el hacía papeleo mientras yo estaba sentada frente a él.

- ¿Ya puedo salir a patrullar? –

- Que no esposa, coño, no seas necia –

- Joder –

Estuve en modo berrinche lo que restaba de la tarde, hasta que acabó el turno.

- ¡Al fin! – suspiré.

Conway sonrió.

- Vamos a comer algo anda –

- Me parece una idea excelente, muero de hambre –

Cambiamos vestimentas y nos dirigimos a mi lugar favorito, el restaurante chino. ¡Qué antojo! Pediría todo el jodido menú.

Llegamos, subimos a nuestra mesa favorita, que era en la parte alta, que daba a una vista preciosa de la ciudad.

Pedí mi platillo favorito, Conway pidió el suyo, a eso le sumamos unos whiskeys.

No se me permitía beber por los medicamentos, pero bueno, una no es ninguna ¿no?.

La mesera llegó con la comida y la bebida, al poner el plato en mi mesa, y destapar el platillo, no podría explicar en palabras el asco que sentí al oler el plato.

Creo que empecé a ponerme verde.

- Esposa. ¿estás bien? – Conway me miraba realmente extrañado.

- J-joder – me levanté lo más rápido que pude, corriendo al baño para vomitar nada más que agua, que es lo que me quedaba en el estómago.

..

..

Además de sentirme terrible por haber arruinado la noche, llegué a hacerle unos pancakes Conway, sabía que el tenía hambre, le preparé sus favoritos, con tocino, café, y miel.

- Gracias esposa, no era necesario –

- Lamento lo que pasó allá en el restaurante –

- Está bien, cariño, de todos modos, tus pancakes son mejores que la comida de ese restaurante –

Sonreí, sabía que mentía, pero lo adoraba.

Pasó la noche, al día siguiente estaba con Horacio y Gustabo en comisaría.

- Vaya, entonces la has pasado mal – dijo Gustabo

- Es terrible, ________, ¿no hay manera de que salga completamente de tu cuerpo? – preguntó Horacio

- Es que ya salió, como tal, pero presento un tipo de síndrome de abstinencia que no me deja en paz –

- Aaaamigo, ahora entiendo, me pasó lo mismo cuando dejé...eeee algo – dijo Gustabo

Lo miré con el ceño fruncido.

- ¿Entonces ayer vomitaste dos veces? – me preguntó Horacio

- Si, me siento terrible, una vomitada con Volkov en un Z, y la otra al oler el plato de comida, con Conway, era mi platillo favorito joder, y creo que ahora lo repudio –

G y H se voltearon a ver.

- Oye, _______ ... por experiencia te digo que síndrome de abstinencia no se relaciona con oler comida – me dijo Gustabo con preocupación.

A lo que Horacio me dijo

- ¿No estarás embarazada, o sí? -  

Mi súperintendente Jack ConwayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora