T1.30

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Después de hacer un poco más de papeleo, tomar declaraciones, aún faltaba un poco más de tiempo, ya que Isabel quería una parte de los bienes de Conway, estaban aún platicando sobre eso.

Conway y yo la verdad que estábamos divertidísimos entre nosotros, su polla estaba dura como roca, yo parecía un lago, de lo mojada que estaba.

- _________, acompáñame – Me dijo Conway mirándome

- ¿Ahora? – preguntó Isabel, visiblemente molesta.

- Si, ahora, vamos ______ - Me volteó a ver.

Me levanté sin decir nada. Creo que estaba en problemas.

Lo seguí hasta dar la vuelta en una esquina, al fondo de la comisaría, me recargó en la pared, pegándose a mi.

- ¿A que te crees muy graciosa calentándome en pleno divorcio? –

- Tu empezasate – le reté.

- Métete al baño –

- ¿Al baño? –

- AHORA –

Obedecí, entré al baño de mujeres, Conway entró detrás de mi, y me comenzó a besar, empujándome hacia dentro de un cubículo, cerró la puerta con seguro. 

Le seguí el beso, Dios, quería follarmelo ahora mismo, con su ex esposa en el cuarto de la lado y dos abogados más. Esto me ponía mucho.

Se sentó sobre el retrete, claro con la tapa abajo, sin dejar de besarme, se desabrochó el cinturón, seguido por desabotonar el pantalón, y bajar el cierre, sacó su miembro de entre la ropa, el cual estaba ya completamente erecto.

Me hice a un lado mis bragas, y me senté encima de el, comenzando a moverme, a saltar, mientras le besaba el cuello, subía por sus labios. Lo amaba, amaba a este hombre.

- Mmmh ... - gemía en voz baja, y Conway soltaba gruñidos, con la voz más baja que pudiéramos.

Estaba tan caliente, que sentía que me correría en minutos, y no estaba equivocada, también pude notar a mi Jack, muy excitado, pues su respiración era más agitada de lo normal, se correría pronto.

Joder que eramos ¿dos chavales de 18 años? No lo sé, pero esto me encantaba.

Seguía saltando sobre su polla, el agarró mis caderas y empezó a moverse al ritmo, cuando escuchamos la puerta principal de los baños abrirse.

Se escucharon tacones entrar, claramente era Isabel, yo estaba apunto de correrme, Conway me tapó la boca con una mano, pero sin dejar de follarme.

Isabel entro al cubículo de al lado.

No podía más, esto me calentaba de sobremanera. Vi a los ojos a Conway, tratando de expresar con la mirada que no aguantaría más.

- Sssh ...- susurraba Conway, muy entre cortado de su voz, seguía follándome durísimo, Jack se correría en segundos.

¿Será prudente? Pensé hacia mis adentros. Joder, claro que lo era.

Quité la mano de Conway de mi boca, lo agarré de la nuca y comencé a besarlo, empecé a moverme de una manera que ni yo conocía, podía sentir perfectamente como su miembro entraba y salía de mi.

Escuchamos los lavamanos funcionar, y los tacones alejarse hasta oir nuevamente la puerta principal del baño abriéndose y cerrándose.

Justo a tiempo.

Gemí muy alto, mientras sentía un orgasmo recorrerme, me retorcía, con la polla del super aun entrando y saliendo.

- ¿Las sientes, super, sientes mis contracciones? – le dije en el oído

- J-joder ... que d-delicioso – Dijo, mientras daba un último movimiento, para correrse el también.

Respiramos por un momento, para recuperar el aliento. Después lo vi a la cara.

- ¿Realmente vamos a volver a esa sala, despeinados, y claramente agitados? –

Conway me besó y sonrió.

- Por supuesto –

Tomó mi mano y Salimos de los baños, llegamos a la sala nuevamente, y nadie se dio cuenta de lo ocurrido. O al menos nadie dijo ni una sola palabra.

El papeleo siguió poco más de 20 minutos, cuando al fin, ambas partes firmaron el acuerdo de divorcio.

A Conway se le veía radiante, feliz, con mucho brillo en esos ojitos marrones que me fascinaban.

Leónidas llevó a Isabel a casa, los abogados agradecieron y se retiraron.

Toda la malla estaba reunida, más que por otra cosa, para saber el chisme de que había ocurrido.

- Muy bien nenas, ya que están aquí esperando por información, les comento, hoy tengo los cojones ridículamente católicos, y tengo ganas de mambo, así que el viernes la noche, nos vamos todos al puto Tequila, y a quien no vaya LO DEGRADO –

- Osssstia Conway, ¿qué celebramos? – dijo Ivanov.

- Mi divorcio – dijo enorgullecido.

Por alguna razón que imagino solo los hombres entendieron, todos se acercaron a felicitar al super intendente como si de un cumpleaños se tratara, joder.

Me acerqué con Gustabo y Horacio.

- ¿Así que recién follada? – me dijo Horacio con una mirada pícara

- ¿QUÉ? QUE DICES ¡- Le pregunté indignada

- Hasta acá me huele a sexo, guarra – me dijo Gustabo

- No sé de que hablas, pervertido –

- Joder ______, que toda la comisaría os escuchó en el baño, bueno ... a ti – me dijo Horacio.

Yo no podía con esto, mi cara se puso roja. ¡Qué vergüenza!.

Comencé a reírme nerviosamente. Tratando de cambiar rápidamente de tema.

- ¡Entonces, el viernes nos vamos de fiesta chicos! – Les dije a mis amigos, claramente aún nerviosa.

- ¡Y además el abuelo invitará! ¡Me pondré una borrachera digna de dioses! – Dijo Gustabo

Me reí un poco más con mis amigos, pensando en la borrachera que sería el viernes.

Después me acerqué a Conway.

- ¿Entones el tequila? –

- Así es muñeca, ahora si que vas a ver a este viejo divertirse –

Me reí con el, para después abrazarlo, mi cabeza quedaba justo en su pecho. Olía perfectamente su colonia, combinada con el típico tabaco.

¿Esto era felicidad? Si me lo preguntan, yo creo que si. 

!No podía esperar al viernes para ver a un Conway ebrio, contento, rodeado de su malla!.

Mi súperintendente Jack ConwayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora