T1.35

3.9K 281 207
                                    


Perspectiva de __________________

...¿Qué?...¿QUÉ?.

¡Tenía a Conway, sobre una rodilla, frente a mi, pidiéndome matrimonio... ostia ostia ostia ostia! ¡No tenía ni que pensarlo!

Grité, grité como niña que ve a su artista favorito, me le fui encima, tumbándolo en el piso, quedando sobre el.

Lo vi a los ojos.

- Sería un honor, ser tu esposa – lo besé, tan profundamente, con tanto amor.

Conway sonrió, me devolvió el beso.

- Te amo –

- Te amo –

Un par de besos más, nos pusimos de pie, tomó mi mano y me puso el anillo, era precioso, además se veía caro, Conway siendo Conway.

Todos se acercaron a abrazarnos y felicitarnos.

- ¡BUENO, AHORA LOS REGALOS! – Dijo Segismundo, parecía niño pequeño, estaba contento. Todos lo estábamos.

Yo no dejaba de ver mi anillo, no lo podía creer.

- No se va a ir a ningún lado muñequita – me dijo conway.

- Lo sé, es solo que... coño, es bellísimo –

Me besó de nuevo.

Estábamos ahora todos sentados en la sala, frente al árbol de navidad horriblemente adornado por Gustabo. Comenzaría el intercambio.

- Vale, empiezo yo, Horacio ven acá – le dije, dándole una caja, envuelta con un enorme listón rojo por encima,

Horacio la abrió con delicadeza, y de dentro sacó una bufanda color rosa magenta, sonrió enormemente, se acercó para darme un abrazo y agradecerme.

- A mi me tocó Gustabo, hermano, feliz navidad – le dijo entregándole una bolsa de regalo.

Gustabo salvajemente y emocionado sacó su regalo, eran un par de bocinas, personalizadas, con un estampado de su típica chamarra roja.

- PERO SI ESTO ES LA OSTIA, HORACIO, GRACIAS – se dieron un abrazo - Vale, a mí se supone que me tocaba _____ pero Conway amenazó con echarme si no se lo cambiaba, entonces, Segismundo, aquí está tu regalo – se le acercó a Segis, entregándole una bolsa de pastillas, ni siquiera se había tomado la molestia de envolverlas.

Aunque a Segismundo no pareció molestarle en lo absoluto, ya que sonrió enormemente, e inmediatamente se tomó una.

- No os mato solo porque es navidad – dijo Conway muy serio.

Segismundo se rio.

- Vale, a mi me tocó Volkov, no tenía idea de que darte, porque no te conozco muy bien, pero le pedí ayuda a Horacio, en realidad no sé lo que es así que... espero te guste – Se le acercó y le dio un paquete.

Volkov, con paciencia lo abrió, al retirar el papel que traía, abrió los ojos y se sonrojó, volteó a ver a Horacio.

- Eee... g-gracias, Segismundo –

- ¿Qué es? – preguntó Conway, como señora chismosa que era.

- Eeeee.. n-nada – Lo ocultó detrás de el.

Yo trataba de asomarme, pero no veía nada.

- ¡Dinos capullo! –

- Es algo... íntimo – dijo Horacio.

Mi súperintendente Jack ConwayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora