Mi Camino de Regreso a Ti - Juliantina

CAPÍTULO DIECINUEVE

VALENTINA
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Si hubiera sabido que Catalina hizo eso con el boceto que guardaba dentro de mi billetera tendría ... No se todo lo que habría hecho. Ya me había casado con ella cuando se tomaron esas fotos. No podría haberme divorciado de ella por un correo electrónico. Incluso si hubiera sabido lo de Milo en ese entonces, no podría decir con certeza qué hubiera hecho.

Necesitaba tiempo. Necesitaba el momento en que vi a Juliana embarazada de lo que pensaba que era el bebé de alguien más, para poner en marcha lo que se convirtió en años de dolor y soledad. Años en los que me arrepentí continuamente por no al menos reconocer verbalmente los sentimientos que tenía por ella. Necesitaba ese dolor para darme la perspectiva de entender realmente que no había habido otra manera. Sentada aquí, sabía que la mujer que era hace cuatro años había hecho lo correcto, porque sin mi hacer eso, no sabría lo que sé hoy. No habría crecido, cambiado ni alterado mi dirección.

Despeje la mesa mientras ella se sentaba en para hacer la video llamada con los chicos con los que trabajaba. Lavé los platos y bebí mi vino en la cocina. Cuando pasé por el apartamento de Juliana, Rita me dijo que estaba aquí, me dio permiso para tomar la habitación de invitados y sentirme como en casa. Fede mencionó una sala de cine en el sótano. No quería alejarme demasiado de Juliana, sintiendo que aún teníamos mucho terreno que cubrir, pero tampoco quería distraerla. Como si sintiendo esto, miró por encima de su hombro, se deshizo la cola de caballo desordenada que tenía. Se veía tan sexy así, cara ligeramente enrojecida por el vino, el pelo salvaje, sus pantalones deportivos flojos y una vieja camiseta. En noches particularmente solitarias, la imaginé entrando a mi sala de estar con ese aspecto y subiéndose sobre mí, las dos en el sofá, empezando donde lo dejamos como si no le hubiera roto el corazón y la hubiera enviado lejos. Tal vez  haríamos algo más que hablar, pero al final, fue la idea de tenerla cerca lo que hizo que el sueño fuera tan espectacular. Golpeó una tecla en la computadora.

—Puedes revisar el lugar si quieres mientras termino esto—, dijo. —Hay una habitación de huéspedes allí.— Ella señaló. —Puedes echar un vistazo al sótano. Tu decisión.

—Estoy bien.

Miró su computadora de nuevo, hizo clic en un lado de la pantalla, y habló. Después de otro minuto, me miró de nuevo. —¿Es este el único cuero que tienes?

Me levanté  y caminé hacia ella mientras silenciaba su lado de la conversación. —¿Se me permite estar cerca de los bocetos?

—Supongo que tendrás que verlos en algún momento.

Le devolví una sonrisa.

—Deja de sonreír.— Ella frunció el ceño.

Perdí la batalla y me reí. —Lo siento.

—¿Tienes más cueros o no?

—¿De qué color?

—Azul. Preferiblemente azul real.

Busqué el libro y miré la portada. —Tengo otro libros con otros tonos de azúl. ¿Quieres algo que llame la atención o manso? ¿Esto es para el hotel? ¿Ya tienes un tema?

—El cuero es para un proyecto de coche, pero me puse a acuerdo con un tema para el hotel también. Estoy esperando a que Rick y Matt se pongan al día.

Miré a la pantalla para encontrar a los dos tipos mirándola expectante y asintiendo con la cabeza hacia ella. Se volvió hacia atrás, inmutándose. —Lo siento mucho chicos—, dijo. —¿Algo?

—Estoy enviando mi expediente para el auto en los comentarios—, dijo Matt. Juliana rió y sonrió.

—Oh, me gusta mucho el segundo.