–Mis padres...- finalizo Kalet.
-Hola, hijo mío- dijo la mujer que venía vestida muy, pero muy elegante. Un vestido negro, con su grande bufanda de plumas negras, tacones de aguja negros y joyas de oro. En su cara tenia lentes oscuros y su melena color oro. -¿Cómo estás? Hijo- le pregunto el hombre que estaba al lado de la mujer vestido igualmente muy elegante, estaban combinados. Él estaba vestido con un traje negro elegante, zapatos de cuero negro y joyas de oro. También tenía lentes oscuros y su cabello era castaño.
Sentí como si estuviera pintada en la pared. –No nos habías dicho que tenías novia, hijo mío- le dijo la mujer abrazándolo de la cara a Kalet. –Ni un hijo...- dijo el hombre poniendo sus manos en las bolsas de su caro pantalón y me miro demasiado serio. –No, no es mío. Y ella no es mi novia... Pero yo la am...- comenzó a explicarles Kalet pero su madre lo interrumpió. –Te doy $100, 000 dólares si desapareces en otro país- me dijo la madre de Kalet mirándome con sus lentes oscuros. – ¡Yo te doy lo doble si te quedas!- me dijo Kalet intentando quitarse de encima a su madre, pero no lo consiguió. –Te doy el triple si te vas- me dijo su padre. -¡No! No les hagas caso Larisa, te doy lo que quieras... lo que tu pidas- me dijo Kalet rogándome con la mirado. –Te doy...- comenzó a decir su madre pero la interrumpí. –Ustedes no pueden comprarme ni con todo el dinero, joyas o fama del mundo, yo decido que hacer. Ustedes no- les dije parándome de la silla en donde estaba sentada. La madre de Kalet soltó a su hijo y fue directamente hacia mí. Kalet intento pararse para ir hacia mí pero su padre no lo dejo. –Larisa, no les hagas caso. Te lo suplico...-me dijo Kalet mirándome con toda la preocupación que podía tener una persona. La madre de Kalet se quitó sus lentes, los guardo en su pequeña bolsa de cuero negro y me miro con la mirada más asesina que había visto.
-Mira niñita, eres una mala influencia para mi hijo. ¡Eres una zorra!, por eso tienes un niño en tu porta bebes. No quiero zorras cerca de mi hijo. Tienes un día para irte de este país- me dijo. Y como si Liam hubiese entendido comenzó a llorar. –Discúlpenme Sauregui pero ustedes no deciden lo que hare con mi vida. Y la única zorra es la que me grita- le dije tranquila y sin ninguna expresión en mi cara. La madre de Kalet me tomo de los hombros con fuerza, tanta que me dejo un morete en 2 minutos, pero yo no mostré ni una gota de dolor en mi voz, ni en mi cara. –Dije que te fueras, pequeña zorra- me dijo y el padre de Kalet comenzó a ver su celular. –Ya tiene su vuelo listo para mañana a las 4:00 am- le dijo a la mujer.
-Recoge tus cosas y vete, te espera un largo viaje- me dijo la madre de Kalet apretándome más hasta sangrar por sus largas uñas encajadas en mis hombros. Kalet vio como gotas de sangre empapaban mis brazos. -¡Déjenla! ¡Ya basta!- dijo Kalet intentando zafarse de su padre, pero llegaron tres guardias de seguridad y mantuvieron a Kalet en la cama. El padre de Kalet se acercó a mí y a la mujer. Me mostro su celular, había ordenado un vuelo a Rusia. –Yo no iré- le dije con una expresión de odio. –Di lo que quieras, pero tu iras a este vuelo- me dijo el padre de Kalet paseando por la habitación. –Tienes un día, pequeña zorra- me dijo la mujer soltándome por fin. –No lo hare- les dije, acariciando a Liam para que dejara de llorar. Kalet seguía forcejeando a los guardias, pero no conseguía nada. La mujer se volvió y me golpeo en el cachete con su mano y uñas, casi caigo a en la silla pero me sostuve. –Ustedes solo son famosos por como manipulan a la gente, y cuando no funciona la golpean- le dije limpiándome un poco la sangre que se escurría por mi mejilla. –Eres una zorra- me dijo la mujer, se puso los lentes y su marido le abrió la puerta, ella se fue y el padre me miro por una última vez. –Tienes hasta mañana para irte, vámonos muchachos. Buen viaje- me dijo el padre de Kalet, los guardias se fueron con ellos y cerraron la puerta.
Solté un suspiro y me senté en la silla. Estaba mareada, Kalet se levantó rápidamente y fue a abrazarme aun con los sueros en sus venas. –No te vayas, no les hagas caso- me dijo Kalet al borde de las lágrimas. –Tengo que irme- le dije sobándolo de la espalda.
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~A deuda contigo~
RomansaUna chica de 17 años, que es madre soltera. Se encuentra con un chico que cambia toda su vida con un abrir y cerrar de ojos.