Narra Carol Danvers:
Lo veía caminar de lado a lado frente al pizarrón, su boca se abría y cerraba, no paraba ni un momento ¡Ni un puto momento!
¿Tienen alguna duda, chicos? - Finalmente el profesor detuvo su molesto caminar y cerró la boca.
Carol: yo tengo una duda, ¿a qué hora se calla? - Musité distraídamente pero por fortuna no alcanzó a escucharme, tomar asiento en la parte de atrás en el salón tenía sus ventajas. Escuché una pequeña risa, Monica si había alcanzado a escuchar mi comentario, al menos alguien apreciaba mi comedia.
El profesor reanudó su molesta marcha y continuó hablando, su clase era tan aburrida que no pude evitar pensar en la rebanada de pizza que guardé en el refrigerador, sólo quería llegar a casa y comer mucha comida chatarra. Miré el reloj, 15 minutos más y la tortura terminaría, los minutos más largos y molestos de mi vida.
Escuché pequeños golpes en la ventana, eran gotas de lluvia que se impactaba contra el cristal, empezaba a llover. Me agradan los días lluviosos, muchos parecen deprimirse con los días nublados y eso me gusta, pero desgraciadamente a la mayoría de mis compañeros parecen disfrutar brincando en los charcos de agua, yo prefiero no mojarme.
Un relámpago ilumina los cielos y hace que los vidrios retumbe, la lluvia está más recia.
Riiiiiiing - Suena la campana y sin esperar a que el profesor termine, comienzan todos a guardar sus cosas y a salir, yo no soy la excepción.
¡Al fin! Creí que enloquecería, estúpidos 15 minutos. Soy de los últimos en salir, detesto el tráfico que se forma en la puerta y si alguien se atreviera a empujarme puede estar seguro de que lo destruiré y..... terminaré en detención, esa es la parte que prefiero evitar, si de por si las clases son aburridas, ahora pasar más horas en la escuela a causa de una detención... no por favor.
Me dirijo hacia mi casillero mientras me froto el trasero, aún me duele ese calzón chino que me dió esa rubia oxigenada ¡Odio a esa estúpida!
Abrir mi casillero y guardé mis libros, y saqué mi paraguas para no mojarme con la lluvia, y cerré mi casillero para irme de la escuela.
Ya se ha largado la mayoría y puedo salir tranquilamente. Caminó por el pasillo con el paraguas en la mano, debí traer una chamarra o algo para cubrirme, ya ni modo. Ahora diviso la entrada principal, veo muy pocos alumnos la mayoría ya se ha marchado, al salir no puedo evitar mi sorpresa al toparme con Peter.
Su expresión es visiblemente de molestia, puedo apostar que no trae con que cubrirse. Su mano izquierda descansa en su cadera.
Me paro a su lado, sus ojos están fijos en la lluvia que se precipita, no presta atención a otra cosa, ni siquiera ha notado mi presencia. Aprovecho para observarlo con detenimiento.
Se veía tan lindo y adorable, mientras lo observo una extraña idea se forma en mi mente... estoy dudando ¡Yo! ¿Dudando? Eso sí que es una novedad, no voy a permitirlo, siempre debo actuar con seguridad.
Sin pensarlo una segunda vez me aproximo a él y lo agarró del brazo izquierdo, esa pose me invitaba a hacerlo, él se sobresalta y me mira finalmente, su cara denota sorpresa y un poco de miedo, pensé que se separaría de mí, lo he visto alejarse siempre que lo tocó, sin embargo, no lo hace.
Carol: ¡Toma! - Abro el paraguas y se lo entrego, me mira con duda al principio pero finalmente accede a sujetarlo, lo hace con la mano del brazo que sostengo. Puedo sentir sus músculos tensarse bajo mis dedos, no me dice nada y eso no me molesta, su silencio me agrada.
Peter: Uh... Gracias - Dijo tímidamente.
Carol: De nada - Dijo con una sonrisa.
Comienza a caminar y yo lo imito, sin soltarlo. Las gotas de lluvia se estrellan contra el paraguas y Peter sonríe un poco.
Caminamos por un rato con un silencio tranquilo, aunque yo volteaba algunas veces para ver la cara de Peter.
Nos detenemos enfrente de un edificio, ha llegado a su casa así que supongo que es la despedida... otra idea cruza por mi mente.
Carol: Nos vemos luego - Al despedirme, le di un beso en los labios, esta es la segunda vez que le doy un beso hoy.
No corresponde el beso pero tampoco me aparta, sus labios son suaves y delgados. Al finalizar el beso lo miro directamente a sus ojos buscando alguna reacción, está sorprendido y sus mejillas tiene un color rosado.
Peter: ¿Por qué hiciste eso? - Preguntó sorprendido, incluso ha dejado caer el paraguas, ya no está lloviendo y eso es bueno.
Carol: Porque quería hacerlo... - Dije fríamente.
Agarré rápidamente mi paraguas, y me fui corriendo con mis mejillas sonrojadas.
ESTÁS LEYENDO
Bravucona (Spidervel)
RomanceCarol Danvers, la bravucona del instituto, inventa formas creativas de torturar el trasero y las pelotas de Peter todos los días de la semana.