10| 𓇬 Enfermizo juego 𓇬

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Capítulo 10

☽••|𓇬|••☾

Cuando lo conocí me juré a mí misma que no cedería por nada del mundo, pero no me di cuenta de que poco a poco estaba cayendo en su juego. Con cada provocación suya, daba un paso más en el infierno de su seducción. Él había ganado y eso era algo que me desagradaba profundamente. Estaba jugando con fuego y sabía muy bien que esto no terminaría bien. Me quemaría y este fuego me consumiría por completo y él parecía encantado con la idea.

Stephen Jefferson había vuelto a la carga, pero los roles se habían invertido, yo tenía el control… por ahora.

—Esa es una oferta tentadora —dijo, lamiéndose los labios— Y por el infierno que acepto —concluyó, acortando los pocos centímetros que nos separaban.

No me lo esperaba, simplemente sucedió. Estaba delirando por pensar que tenía el control, pero en este punto ya no estaba segura de que ese fuera el caso.

Me tomó unos segundos darme cuenta de lo que estaba pasando. Sus labios eran suaves, su lengua sugestiva; su beso fue la entrada al maldito infierno. Una clara promesa de que este sería un camino de espinas, dolor y mucha pasión. Uno de sus brazos se envolvió alrededor de mi cintura y me acercó a su cuerpo. La intensidad de su beso me estaba dejando sin aliento y mis piernas parecían gelatinas, ya no sabía nada, solo que estaba perdida.  Las cosas con este hombre iban más allá del placer momentáneo y yo estaba aterrorizada.

‹‹Estaba perdida››

Ese pensamiento no estaba lejos de ser la realidad.

Y cuando me separé de esos labios y miré esos ojos verdes, supe que de ahora en adelante las cosas cambiarían. Estaba en las fauces de un tigre, que durante mucho tiempo merodeó a mi alrededor esperando el momento adecuado para atacarme y comerme.

—¿Qué pasará ahora? —pregunté sin aliento, mis ojos fijos en él.

Jefferson sonrió y pasó su pulgar por mi mejilla.

—Tendrá que dejar de trabajar por un tiempo, ellos saben todo sobre usted y tu familia.

Yo negué.

—Si bien es cierto, no puedo dejar mi trabajo, lo necesito.

—Ahora no lo necesita, si quiere puede trabajar para mí —sugirió.

Me reí y bajé la cabeza.

Como si no me hubiera ofendido antes ofreciéndome dinero para follar con él.

«No viene al caso, Anneliese.»

—¿Qué trabajo? ¿De su dama de compañía? —comenté irónicamente.

Su mirada se endureció un poco.

—Tengo una empresa donde le puedo dar un puesto, sé que está en tu último año de Lenguas Extranjeras y Literatura. No hace falta que siga este sitio tan... insignificante, puede trabajar en una empresa de prestigio siguiendo la carrera que le gusta.

Él estaba en lo correcto.

—Aún así, tengo deudas pendientes y—

El Precio De Una Obsesión © | Completa ✅  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora