Capítulo 29
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Después de mis palabras el tiempo pareció detenerse. El peso que esa declaración tuvo sobre nosotros fue abrumador. Jefferson parecía destrozado al escuchar lo que dije y yo no me podía creer estar viendo una imagen tan vulnerable de él.
Durante casi medio año traté de sentir las cosas como antes, pero de alguna manera terminaba en el mismo pozo sin fondo y sentía que me hundía cada vez más. Que mi existencia se había convertido en una vil tortura y que nunca terminaría. Parecía que la vida estaba ensañándose conmigo.
En un abrir y cerrar de ojos pasé de tener una vida normal a vivir en un completo infierno, un infierno que duró solo tres meses, pero que para mí había sido toda una vida. Tres meses de constantes torturas, recordaba pocas cosas, era como si mi subconsciente hubiera borrado todas esas memorias, como si hubiera bloqueado todo lo malo.
Cuando fui salvada volví a nacer. Sin embargo, tenía heridas que aún estaban sanando y mi corazón se estaba recuperando. No sería fácil superar lo que pasé, a pesar de las terapias no lograba ningún avance y era deprimente. Nada había logrado romper las barreras que intentaban proteger mi corazón herido, pero la imagen vulnerable de este hombre me conmovió sobremanera y en unos segundos me derrumbé. Fue como si una máquina de demolición me hubiera golpeado con tanta fuerza que me hizo perder el equilibrio y caí, hundiéndome en el mar de emociones que había estado guardando dentro de mí todo este tiempo.
Sentía que me ardía el pecho y un nudo invasivo en la garganta. Las lágrimas rodaban por mis mejillas y mi llanto era como el de una niña perdida que buscaba su lugar seguro. Los recuerdos me golpearon salvajemente como un boomerang, el abandono de mi madre, la muerte de mi amado padre, el secuestro de mi hermana, el día que perdí mi libertad, ver morir a mi hermana, ser torturada día y noche por ese monstruo. No podía soportarlo más. Grité, grité tan fuerte que sentí que me ardía la garganta. Estaba tratando de no ahogarme con las abrumadoras emociones que brotaban de lo más profundo de mi ser. Sabía que en cualquier momento esto sucedería, simplemente no tenía idea de lo agobiante que sería y no podía parar.
Desesperación, palpitaciones, sudoración y dificultad para respirar; sentía que me estaban asfixiando y que en cualquier momento perdería el conocimiento. Esto era demasiado para mí.
—Toma mi mano, puedes superarlo. Sácalo todo, hazlo.
Escuché una voz.
Ni siquiera me detuve a pensar en quién era esa persona, no tenía cabeza para eso y solo hice lo que me sugirió. Tomé su mano y lloré y grité hasta que casi me quedé sin voz, lo necesitaba. Necesitaba sacarlo todo y se sentía tan bien, era liberador. Y me aferré a esa mano como un ancla en la tormenta. Me aferré a él como si mi vida dependiera de ello.
Un momento después sentí unos brazos envolverme y lo acepté, deseando desesperadamente sentirme segura y ahora lo estaba. La sensación era agradable aun cuando continuaba con espasmos involuntarios en mi cuerpo. Las caricias en mi cabello y el suave sonido que salía de su boca lograron calmarme por completo.
Mi mente vagó por un pequeño callejón de recuerdos...
Repasé todo lo que había sucedido en los últimos meses desde que conocí a Stephen Jefferson, el principio de esa confusa relación, nuestra última conversación la noche antes de la filtración de ese video, la partida de su casa. Al final, llegué a una conclusión, él no era culpable de los errores de otros y tampoco tenía que pagar por faltas que no le correspondía. Fue injusto de mi parte culparlo, porque aunque él era consciente que le mentí cuando le pedí ayuda, accedió a hacerlo, me ayudó sin tapujos y fui yo quien decidió irse aun sabiendo lo que había por ahí acechándome. No estaba tratando de justificarlo, sabía que no era bueno para mí. A estas alturas ya no se trataba de encontrar al culpable, simplemente quería olvidar, superar y seguir adelante.
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El Precio De Una Obsesión © | Completa ✅
General FictionLibro 1 |Saga Crueles Cuando el caos se cierne y las estructuras de tu mundo se desploman, encontrar una salida parece una quimera. La situación se intensifica cuando sabes que hay un monstruo que se desliza en las sombras, esperando en el silencio...