El Precio De Una Obsesión © | Completa ✅

21|𓇬 Sacrificio 𓇬

Capítulo 21

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A veces, aunque luches y te aferres a un poco de esperanza, nada resulta suficiente y los problemas terminan consumiéndote. Mis malas decisiones terminaron arrastrándome hacia el vacío y caí. Estaba en manos de ese hombre y no sabía qué pasaría de ahora en adelante.

No sabía dónde estaba, hacía frío y me dolía todo el cuerpo. Mis ojos estaban vendados, mis manos y mis pies también. Estaba asustada y a la expectativa de lo que sucedería después. No se escuchaba nada, había un silencio ensordecedor que me ponía los pelos de punta. No podía dejar de temblar, sabía que no tenía mi ropa, me sentía vulnerable.

Salí de casa amordazada y no había nadie que pudiera ayudarme, la idea de encontrarme con Nathalie nuevamente fue lo que me impulsó a hacer tal estupidez. Me repetía una y otra vez que el sacrificio valía la pena, pero en el fondo sabía que había sido un error venir con este tipo. Debería haber llamado a Stephen, o en cualquier caso, llamar a la policía. Siempre fui impulsiva, nunca pensaba cuando se trataba de mi familia y eso fue lo que me llevó a estar en esta situación.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por el fuerte sonido de una puerta abriéndose y luego se escuchó una risa, al instante un escalofrío recorrió mi cuerpo. Pasos acercándose y segundos después sentí una caricia en mi rostro. Podía hacer lo que quisiera conmigo, le había dado mi cuerpo, todo de mí.

Sabía que él me destruiría...

No recordaba nada después de salir de casa, no sabía cuánto tiempo había estado aquí o qué me había hecho, pero algo sucedió cuando estaba inconsciente.

—Te ves tan perfecta —susurró en mi oído. Mi respiración se hizo irregular—Tan frágil y hermosa con mis marcas en tu cuerpo.

Lo sabía...

—¿Qué fue lo que me hiciste?

Él se rió.

—Hice arte en tu cuerpo. ¿Eres lo suficientemente masoquista como para querer conocer los detalles, cielo?

—Quiero saberlo.

Sentí una fuerte presión en uno de mis pezones. Ahogué un grito, era una sensación extraña e incómoda.

—¿Te gustaría verlo o sentirlo?

Tragué saliva. No estaba segura de poder jugar su maldito juego sádico. Sin embargo, cada vez que pensaba en dar marcha atrás, me venía a la mente la imagen de Nathalie y encontraba el coraje para seguir luchando.

—Me gustaría verlo —dije, tratando de sonar segura. Casi lo logré.

Resopló, pero cedió; me quitó la venda de los ojos. Me costó un poco adaptarme a la claridad del lugar. En realidad no era tan brillante, había una luz de neón verde que cambiaba a roja cada cinco segundos. Miré el lugar donde estaba y era escalofriantemente frívolo; parecía un lugar de tortura.

—¿Te gusta mi zona de juegos, cielo? —inquirió sonriendo.

Estaba con el torso desnudo, vestía un pantalón de chandal negro y estaba descalzo. Mirando hacia abajo a mi cuerpo, contuve la respiración mientras miraba los moretones en mis muslos, abdomen y pecho. También había marcas de chupetones y mordiscos.