¡Atención!
El contenido de este capítulo
no es apto para personas sensibles,
se tocan temas delicados como el suicidio.
Se pide discreción.Capítulo 22
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Lo observé salir de la habitación. No tardó en regresar, pero nadie venía con él y traía en sus manos un albornoz. Cuando se acercó me desató y me ayudó a levantarme. Sentía un ardor en las muñecas y tobillos, sin embargo no me quejé. Él cubrió mi cuerpo y me arrastró fuera. No dije nada, no tenía fuerzas para hacerlo.
—Relájate —ordenó. Mi cuerpo estaba tenso y me encontraba a la defensiva, eso era obvio—. Verás a tu hermana en unos minutos.
Lo miré de reojo, el tipo estaba disfrutando cada minuto de esto.
«Maldito enfermo»
Solo deseaba que este infierno acabara pronto.
Subimos unos escalones, pero antes de salir vendó mis ojos. Caminamos un poco más, escuché una puerta abrirse y de inmediato el ambiente cambió. Se sentía extraño, mis sentidos estaban en alerta, escuché su risa y luego un jadeo de sorpresa.
—¿Anne?
Escuché un suave susurro, esa voz me era familiar. La venda fue removida y parpadeé varias veces para poder adaptarme a la claridad de esta habitación. Unos brazos me envolvieron, sentí un intenso dolor en el cuerpo, pero correspondí a ese abrazo. Enfoqué toda mi atención en el menudo cuerpo que se encontraba frente a mí. Aquellos ojos azules se veían vacíos y sin vida, estaba más delgada de lo normal... no era la niña que yo recordaba.
—Nathalie...
En un tembloroso susurro ella pronunció mi nombre y comenzó a llorar. La abracé tan fuerte como pude, quería que supiera que ya no estaba sola y que yo haría lo que fuera para que ese desgraciado no volviera a hacerle daño.
Lloré tanto como pude y también intenté consolar a Nathalie. Pasaron varios minutos hasta que nos calmamos, sus ojos estaban hinchados, imaginé que los míos estarían igual.
—Anne... ¿papá...?
Asentí mientras limpiaba mis mejillas. Inevitablemente volví a llorar. Las emociones se acumulaban y si no lloraba sentía que no soportaría todo esto y que en cualquier momento colapsaría. Necesitaba sacarlo todo.
—Fue tan difícil... —susurré.
—Oh, Dios mío, todo fue mi culpa —dijo Nat más para sí misma— Indirectamente le arrebaté la vida a mi papito, lo siento tanto —dijo entre lágrimas.
—No digas eso, nunca más. Tú no hiciste nada, lo hicieron el asqueroso de Ramsés y sus hombres. Y te juro que todos ellos van a pagar por eso —le aseguré.
Nathalie se puso de pie y siguió llorando, se abrazó a sí misma y comenzó a arañar su piel.
—No lo entiendes... ellos llegaron a casa por mí. Él los envió, lo tenía todo planeado. Maldición, Andrew me lo advirtió y no lo escuché.
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El Precio De Una Obsesión © | Completa ✅
General FictionLibro 1 |Saga Crueles Cuando el caos se cierne y las estructuras de tu mundo se desploman, encontrar una salida parece una quimera. La situación se intensifica cuando sabes que hay un monstruo que se desliza en las sombras, esperando en el silencio...