El Precio De Una Obsesión © | Completa ✅

23| 𓇬 Siniestro 𓇬 (+18)

Capítulo con contenido delicado,
si eres sensible NO lo seas, estás advertido.
Se pide discreción.

Capítulo 23

☽••|𓇬|••☾

¿Cuánto más tendría que pasar? ¿Cuánto más tendría que ser fuerte? ¿Tenía la fuerza para seguir? Cada vez se veía más lejano el final de este escabroso camino, mis pies se sentían pesados. Era como nadar contra la corriente.

¿Y si solo me dejaba llevar?

—Vamos, cielo. Llevo mucho tiempo esperándote.

Parpadeé y lo que logré ver fue el rostro del monstruo que me tenía cautiva. Al ver su sonrisa y sus ojos brillando de felicidad, recordé todo lo que había sucedido antes de perder el conocimiento. Mi labio inferior tembló y mi corazón se estrujó, cerré los ojos deseando que todo fuera una pesadilla.

—No fue real...

—¿Qué cosa? —inquirió él con tono juguetón.

Ese maldito tono de voz, todo él me confirmaron que había sido real.

—Nathalie... ella—

—Está bien...

Alcé la vista y él seguía sonriendo.

—¿Qué?

—Ya no va a ser un estorbo en nuestro camino. Al fin y al cabo, se estaba volviendo aburrida —dijo pensativo— No quedó ni rastros de ella.

Me levanté apresuradamente y me lancé sobre él.

—¡Cómo puedes burlarte de mi dolor! ¡De su muerte! ¡¿Cómo?! —grité, golpeando su pecho. Arañando todo lo que pude su cuerpo y rostro, él se quedó ahí, sin hacer nada— Eres una basura —susurré sin aliento.

Él me tomó de las muñecas y me hizo retroceder hasta que mis piernas tocaron el borde de la cama. Agarró mis manos con una sola de las de él y con la otra me agarró del cuello, apretó tan fuerte que en cuestión de segundo mi vista se nubló. ¿Lo peor de todo? Era que no podía moverme, mi cuerpo no respondía.

—Basta de juegos estúpidos —siseó él— se acabó el sentimentalismo de mierda. Mi paciencia se agotó, vamos a proceder a la parte más divertida del juego —concluyó con una sonrisa siniestra.

—S-suélta...me...

Así lo hizo, pero en un abrir y cerrar de ojos me encontré con la espalda sobre el colchón y el labio partido y sangrante. Él me había abofeteado.

—Ahora serás mía —declaró.

Escuché el cierre de un pantalón, la ropa cayendo al suelo y su cuerpo sobre el mío. Lo que ocurrió después fue la gota que derramó el vaso. Fue lo que terminó por destrozar mi vida completamente. Ya no quedaba nada.

El tiempo se detuvo. Mi cuerpo estaba aquí, pero mi mente se encontraba muy lejos, buscando algún recuerdo de lo que un día fue mi vida.

Su cara se hundió en mi cuello. Cerré los ojos.

—Eres fuerte, no dejes que ellos se salgan con la suya, Anne...