Capítulo final: Te encontré √

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La brisa que proporcionaba Australia iba perfecto con la situación que estaban pasando nuestros protagonistas. El viento era frío y una nube grisácea estaba estacionada en el cielo. No llovía, no estaba soleado, sólo estaba nublado y con mucho frío.

Dentro de los hermosos paisajes de nuestro desierto rojo, (Australia) había una casa de campo situada en las esquinas de este país. Y allí ocurrían cosas malas.

—¿Por qué haces esto?— Preguntó la pelirroja embarazada mientras se retorcía para así poder salir del lío en el que estaba envuelta.

Sierra Deaton la habían amarrado a una palmera que estaba cerca de la piscina en donde días antes las dos estaban nadando como si nada.

—No tengo que explicarte eso a ti— Confesó la pelinegra— Sino a tu queridísimo novio.

Chanel ya estaba cansada de los cambios que había dado su vida en los tres meses. Primero embarazada, luego su novio sufre un accidente, ella se desmaya y al final la chica que consideraba su amiga la traicionó.

¿Acaso estas eran las consecuencias de enamorarse de la persona equivocada?

Lágrimas salían de los ojos grisáceos de nuestra bella Chanel. Quien ya sentía que su cuerpo se estaba sofocando.

De repente se escuchó el sonido de la puerta abrirse y segundos después un Luke completamente despeinado y asustado apareció en la escena.

—¡Luke!— Gritó Chanel hacia su novio.

—Te encontré— Susurró este— Aquí estoy, nada malo va a pasar.

El rubio miró a la chica e inmediatamente dió pasos para ir a ayudarla y desatarla de ese árbol.

Pero el grito de Sierra lo detuvo.

—¡Ni se te ocurra moverte, maldita sea!

Luke sintió miedo por el repentino grito de su ex novia.

Sierra, quien estaba entre Chanel y Luke se acomodó en su sitio, lista para hablar.

—Todos hablan de la felíz pareja— Comenzó— Todos hablan de lo bonita que es su historia y de lo afortunado que será ese bebé cuando nazca. Pero, ¿alguien se ha puesto a pensar en mí?— Comentó mientras algunas lágrimas asomaban con salir de sus ojos— Joder soy Sierra Deaton, la chica que todos querían, la que recibía atención de su novio y sus amigos. La que no tenía otra preocupación más que saber vestirse para asistir a los premios— Sierra se giró hacia Chanel— ¿Cómo es posible que todo eso me lo haya quitado una persona como tú? Es increíble.

Mientras Sierra se desahogaba, Luke buscaba una manera de salvar a Chanel.

—No te odio— Confesó Sierra mirando a Chanel— Eres un ángel y debo admitir que no te odio— La chica se giró a Luke rápidamente— A la persona que odio es a tí.

—Sierra, por favor-

Luke fué interrumpido nuevamente.

—¡No me digas nada! Tú arruinaste todo, todo iba perfecto y tú decidiste cambiar de parecer en el último momento. ¡Íbamos a romper el maldito contrato y a seguir juntos!, ¿qué mosca te picó?

Chanel veía la escena y no pudo evitar sentirse culpable por lo que estaba pasando. Sierra había dicho que no era su culpa, pero en parte si lo era ya que Luke se había enamorado de ella.

Luke no debió enamorarse de mí– Pensaba la chica– Y yo no debí corresponder sus sentimientos, pero lo hecho hecho está y no podemos hacer nada. Yo quiero a Luke, el me quiere a mí. Nuestra relación no debió pasar pero de eso se trata la vida: de experimentar cosas nuevas.

La mirada que mantenía Luke hacía que a Chanel le dieran ganas de llorar, Luke estaba con los ojos cristalinos y su labio inferior temblaba. El chico sentía miedo y rabia a la vez. Miedo por no saber qué pasará con su novia y su bebé, y rabia por no poder hacer  nada.

—Si sueltas a Chanel te prometo que hablaremos de eso...— Susurró— Te puedo dar lo que sea pero por favor suelta a Chanel y a mi hijo.

La última palabra que había soltado Luke estremeció a Sierra causando que esta riera.

—¿Tú hijo?, ¡Ese hijo debería de estar en mi vientre!

Y de repente las cosas se pusieron tensas, Sierra caminó hacia una esquina y de esta sacó un objeto poderoso y peligroso a la vez.

Poderoso porque te hacia ver más impotente, y poderoso porque tenía el poder de quitarte la vida en segundos.

Así es, Sierra Deaton traía una pistola en manos.

Todos los presentes pensaban en cosas diferentes, Luke pensaba en que la pistola dispararia a Chanel, Chanel tenía la esperanza de que la pistola tuviera fallas y no funcionara, Sierra sólo se dejaba llevar por el odio que traía dentro.

El patio estaba callado, nada sonaba. Ni siquiera los pájaros o las ramas de los árboles al moverse.

Pero de repente un sonido se escuchó. Y fué el de la pistola al ser cargada.

De nuevo el temor resurgió desde los corazones de Luke Hemmigns y Chanel Campbell, quienes estaban en ese lugar por haber cometido el pecado de enamorarse cuando estaba prohibido.

¿Quién era el responsable de que los protagonistas estuvieran en esa situación?

¿Luke por infantil y por arruinar todos los planes que tenía a futuro? O, ¿Chanel por haber caído en las garras de Luke?

Y como si la respuesta fuera obvia, pasó lo que tenía que pasar.

Sierra movió la pistola hacia el rubio, dispuesta a dispar, Luke estaba más asustado que antes pero a la vez aliviado de que Chanel y su pequeñín vayan a salir vivo de estas, Chanel ya no aguantaba más pues se sentía una inútil en ese estado: atada, sin hacer nada.

Y rápidamente, en el patio que hace unos segundos estaba callado se escuchó el sonido de una pistola al ser disparada, Chanel y Sierra presenciaron como la bala corría hacia el pecho de Luke. Mientras que este sólo se dedicaba a cerrar los ojos.

Habían pasado muchas cosas en ese pequeño lapso de tiempo. Pero para Chanel sólo fué importante resaltar dos.

La chica había presenciado como la bala volaba al cuerpo de su novio mientras sentía que algo se moría en su interior.

Y ahí, esa tarde de un mes y año indefinido pasó la tragedia.

Luke Hemmigns había muerto.

Y Chanel Campbell había perdido a su bebé.

Fin.

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¡Los quiero!

Gracias por acompañarme en este viaje.

Lo siento, pero no hablo español |L.H| [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora