Jerarquías [Jelsa / Mericcup]

꧁ 𝑆𝑒𝑣𝑒𝑛 ꧂

"𝑨𝒍𝒍 𝒊 𝒘𝒂𝒏𝒕"
ꕥꕥꕥ

El bosque otoñal era un lindo lugar, y bastante amplio a decir verdad. Lleno de secretos, pero ninguno era malo. El bosque de otoño era conocido por ser el lugar natural más pacífico que existía y es por eso que un par de jóvenes viajeros decidieron instalarse en una pequeña cabaña en los adentros del lugar.

— ¿No quieres algunas bayas? — Preguntó Eugene a Jack, esperando que ofreciéndole sus bayas favoritas lograra subirle el ánimo.

El peliblanco mitad brujo, dato que pocos sabían, había pasado los últimos días bastante decaído, con sus característicos alegres ánimos rozando el suelo y su compañero de viaje no tenía ni idea de qué lo traía así. Había intentado muchas veces sacárselo a la fuerza, o más bien a la insistencia, pero no había obtenido buenos resultados de esa manera, al parecer algo le había herido bastante como para estar de esa manera especialmente contando con lo alegre e indiferente que actúa Jack con las malas vibras, pero por más insistencia que ponía el castaño, el ojiazul se negaba completamente a dar la más mínima respuesta.

Eugene estaba muy preocupado, no era para nada normal la manera en la que su mejor amigo estaba actuando.

Eugene suelta un suspiro demostrando su impaciencia — Jackson Overland Frost, ya es suficiente, no puedes seguir así, al menos debes comer algo. — Le miró afligido dejando el tazón lleno de fresas y moras sobre la cama.

— Ya comí en la mañana, Flynn. — De quejó en voz baja el peliblanco.

— Una manzana al día no es suficiente, ya eres demasiado delgado como para darte esos lujos.

— No quiero, Rider, de verdad que no. Solo, en serio, ya no insistas por favor. — Jack hizo a un lado el tazón mirando al suelo sin decir nada más.

En ese momento sentía más fuerte que nunca el dolor al cual su vida giraba en torno desde que tenía uso de razón.

Cuando era un pequeño de tan solo 3 años sus padres y hermana fueron asesinados a sangre fría en su reino de procedencia, Las islas del Sur, a manos de cazadores de brujas enviados por la misma familia real. Su madre y hermana erab brujas y su padre un defensor de ellas, mientras que él era mitad brujo pero nunca nadie lo supo ya que a diferencia de las brujas no tenía una característica especial, eso cambió años después cuando despertó con su cabello y piel blancos y sus ojos azules, además de ciertas habilidades con el frío.

Gracias a que no parecía un brujo y nadie conocía de su existencia, a diferencia de que todos sabían que su hermana había nacido como bruja, pudo ir de familia en familia sobreviviendo pero ninguna lograba sentirla como propia y él necesitaba encontrar su lugar.

Buscó por varios días un lugar donde estar, sin embargo disfrutó mucho el caminar pequeños recorridos antes de quedarse unos días en un lugar y volver a buscar al alguna familia que sintiera como suya, y ahí fue por un año cuando se perdió en medio del bosque que Eugene lo encontró y lo llevó a su casa con su familia en la cual finalmente logró encajar.

En cuanto Flynn se encontró a aquel niño perdido en el bosque tan desprotegido e indefenso se prometió a si mismo cuidar de él como si fuese su hermano, y así lo cumplió al pie de la letra durante 8 años y estaba decidido a seguir con su plan.

Por otro lado, Eugene era como su hermano mayor, a pesar de que ambos tenían 12 Eugene lograba de alguna manera ser mucho más maduro que Jack tomando el rol del hermano mayor. Además, la familia de Eugene era su familia, los sentía como su hogar y les estaría eternamente agradecido por hacerlo sentir así.

Desde que Jack llegó a la familia Fitzherbert, lograron vivir en paz por 6 años a las afueras de Las islas, sin embargo días después de cumplir 10 y cuando ya muchos sabían de la existencia del "brujo albino" la familia fue atacada por cazadores, y esta vez los únicos que lograron escapar ilesos fueron Flynn y Jack.

Cuando eso sucedió Jack invitó a Eugene a vivir como el lo había hecho hace años, vagar por el mundo hasta encontrar un lugar donde encajar y vivir tranquilos, así fue hasta que llegaron a Arendell, de todas formas se quedaron afuera de los terrenos oficiales del reino, aunque la cacería de brujos estaba estrictamente prohibida también debían tomar en cuenta que eran un joven par de sangre común por lo que estarían mucho más tranquilos viviendo en la paz del bosque, donde la comida no se acababa y nadie los miraría en menos, especialmente la realeza, porque sí, ellos sabían lo mal vistos que eran a los ojos de la realeza.

Su pequeña cabaña parecida a la que solían vivir establecida en medio de un diminuto claro, era perfecta para ellos, no necesitaban más espacio del que ya poseían y habitaban cómodamente desde hace ya dos años.

Recordaban con mucho cariño y aprecio su infancia antes de huir, entre esas preciadas memorias estaba el recuerdo de cuando Katherine, su madre, les contaba historias sobre cómo algún día encontraría a su destinada y serían felices disfrutando de la vida juntos, dejando el sufrimiento atrás, por eso cuando la repentina calma y felicidad llenó el cuerpo de Jack, sus pensamientos estaban centrados en encontrar a su alma gemela y ser finalmente feliz, pero al parecer su destinada no pensaba igual y temía que tal vez podría rechazarlo y eso lo tenía triste, no podría aguantar otra persona que lo deje.

Durante los 5 minutos que alcanzaron a estar juntos, en ninguno la vió sonreír, tampoco la vió quitar esa extraña expresión de confusión de su bello rostro y gracias a eso, todos los días se atormentó a si mismo en sus pensamientos preguntándose si tal vez a su destinada no le agradó del todo que él fuese su destinado.

El mitad brujo no entendía con claridad que era lo que había hecho mal días atrás, sin embargo quería remediarlo, claro que sería imposible sin que su alma gemela se apareciera nuevamente.

¿Será que no volverá a aparecer? ¿Si no lo hacía, cómo lograría disculparse?

Habían pasado unos minutos desde que su amigo había dejado la habitación haciéndole sentir mal por como lo trató, así que sin pensarlo decidió bajar a la cocina de su cabaña para acompañar a Eugene

Estaba por llegar a la habitación cuando una repentina calma invade su cuerpo.